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Antonio nunca superó sus miedos infantiles, de niño le aterraban las noches con tormenta, solía cubrirse hasta la cabeza esperando que los destellos cesaran, cada que un relámpago iluminaba las paredes de su cuarto, esperaba con temor el sonoro y terrible tronar del cielo.

Jamás se asomaba por debajo de la cama, cerraba con llave su closet repleto de juguetes y dejaba la luz del pasillo prendida.

Ahora siendo un adulto, seguía padeciendo los mismos traumas. El reloj-despertador digital marcan las 2:53, Antonio despertó ante el sorpresivo rugido de un trueno.

Observa a través de la ventana de su cuarto, puede ver la negrura de la noche, un cielo sin estrellas ni luna. Una tormenta se aproxima y se confirma con el dibujo contrastante de un rayo sobre el firmamento.

Como una raíz luminosa que desciende en cuestión de centésimas de segundos, la naturaleza aclara alrededor del majestuoso rayo las nubes cargadas de lluvia que se aproximan.

Antonio con manos sudorosas y temblantes, empezaba a subir la sabana que cubrirá su rostro, y antes de cumplir su cometido, un destello de luz inunda su cuarto, alumbrando todos los objetos tétricos a su alrededor.

El perchero con su chaqueta colgada, las fotos viejas de la abuela sobre la pared, la lámpara antigua con extraños dibujos, y… hay una forma que no pertenece al cuarto, una pequeña figura humana parada a un costado de la puerta, imposible de ver en tan poco tiempo. Oscuridad total de nuevo. El trueno aparece haciendo temblar los vidrios de la habitación.

Un rayo cayó sobre los transformadores eléctricos dejando en penumbras a todo el vecindario. Gotas gruesas y pesadas de lluvia empiezan a golpear los cristales de la ventana.

Antonio mantiene la vista fija en el punto en donde le pareció ver algo fuera de lugar, sus ojos solo ven oscuridad. Empieza a cantar una canción para relajar el ambiente que lo mantiene en crisis emocional:

Su nombre es Lola
Era cabaretera
Pero eso fue hace 30 años
Cuando tenían un show…

Un relámpago volvía a pintar de blanco su cuarto, sus ojos se posicionaban sobre la puerta, la figura deforme parecía haberse movido un metro más cerca de la cama.


Ahora es un disco
Pero no para Lola
Aun en el vestido que usaba
Plumas despintadas en su cabello…

La oscuridad vuelve a su habitación, un hormigueo en todo su cuerpo le impide moverse, está seguro que vio algo. El cielo vuelve a rugir. Las ventanas se estremecen. Antonio no puede parar de cantar. El miedo va ganando la batalla.


Se sienta allí, tan refinada
Y bebe hasta quedar medio ciega
Perdió su juventud y perdió a su Tony
Ahora ella perdió… la razón…

Un estruendo acompañado con un fulgor se hace sentir con fuerza. Al mismo tiempo la ventana se abre violentamente impulsada por una ráfaga de aire que hace a las cortinas danzar como tentáculos dentro del cuarto.

Antonio responde con un alarido, cubre su humanidad con la sabana de dormir. Aprieta sus parpados con fuerza. Su corazón aporrea con fuerza las paredes de su pecho.

Debajo de la cubierta blanca, abre lentamente los ojos, ve a través de la tela las descargas de luz, pero no solo ve esa luminosidad, puede observar que éste destello dibuja una sombra pequeña y deforme de no más de un metro parado a la de su cama, ahoga un grito de terror que le hace desmayar.

Ahora todo es oscuridad.

Antonio despierta con los suaves rayos de sol sobre su rostro, acomoda sus ideas y recuerda el drama de la madrugada, observa que la ventana de su cuarto está abierta de par en par, ramas, hojas y humedad se han colado a la habitación.

Decide levantarse sobre el lado derecho de su cama, busca infructuosamente con el dedo gordo del pie las pantuflas en el suelo. Cuando clava su mirada en el piso para encontrarlas, observa pequeñas huellas formadas con fango, advierte como avanzaron desde la puerta de la habitación hasta su cama.

Su respiración se aceleró, las huellas estaban sobre las sabanas y sobre su pijama también. Escuchó un susurro, que se convertía en un canto emitido por una voz siseante y rasposa. Provenía del closet que se encontraba entre abierto.

… Ssse ssienta allí, tan refinada…

Antonio se acerca pisando con la punta de los pies.

… Y bebe hassta quedar medio cciega…

Al acercarse un poco más ladea la cabeza intentando ver al interior.

… Perdió ssu juventud y perdió a ssu Tony…

Toma el pomo de la puerta del armario, lo aprieta, toma aire y traga saliva,

… Ahora ella perdió… la razzzón…

Antonio abre con fuerza la puerta; a simple vista no ve nada fuera de lo normal: Camisas, pantalones, sacos y… repara en un recuerdo de la infancia.

Su antiguo closet de juguetes ha recuperado una marioneta de ventrílocuo que le pertenecía, sobre el suelo del armario yace un muñeco (Mr. Freckles), luce una camisa de cuadros, pantalones con parches, cabellos revueltos y sucios, una mirada de ojos grandes casi humanos, y sus graciosas botas, llenas de humedad, fango y hojas.

Texto agregado el 26-07-2014, y leído por 88 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
26-07-2014 Nos has dicho que el juguete regresó. Tal vez ahora pierda los miedos. rentass
 
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