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Inicio / Cuenteros Locales / Gatocteles / Krocro y el Genio Gudenio

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El cuervo Krocro abrió los ojos amarillo limón al interior de su escondrijo en una montaña escarpada. Estiró el ala izquierda y tensó la pata. Repitió lo mismo con las otras extremidades antes de acicalarse el plumaje negro azabache que apenas y disimulaba su empaque lamentable de meros pellejos untados a los huesos.

El sol ya desperdigaba sus rayos afuera del hoyo aquel donde Krocro se perdía en el sueño durante cada bendita noche, sin preocuparse del drama que se vivía en un reducto donde varias moscas y escarabajos morían succionados luego de estremecerse en una telaraña siempre resarcida por dos arañas panzonas de ojillos malévolos.

Krocro se consideró dispuesto al fin. Inhaló por los orificios despejados en el nacimiento de su pico torvo y se arrojó al vacío desplegando las alas que en pocos segundos se deslizaron por una corriente de aire como inconmensurable pincelada invisible entre el valle que ya alojaba a la distancia el zureo de las espigas maduras de las milpas.

Tal como hacía desde siempre, Krocro determinó calentar el gañote con una botana de termitas antes de visitar algún sembradío donde ya aguardaban mil doscientas ocho mazorcas hinchadas de jugos nutricios. De modo que se desvió de su ruta al ubicar en lontananza el calvero donde los bichos erigían su fortaleza mediante trocitos de lodo fraguados con su baba.

Para entonces Krocro ya se había acostumbrado a toda suerte de sorpresas desde que rompiera el cascarón bajo la mirada incómoda de la vieja cuerva Krocra. Sin embargo no estaba preparado para lo que dilató sus pupilas diminutas como gotitas de chapopote al aterrizar con un pataleo quirúrgico: un genio viejo y esquelético dormía abrazado al termitero.

Todavía hoy se especula que Krocro no habría cometido el desatino que lo hizo célebre en todas las fábulas si hubiera sabido con quién se enfrentaba: ante él aparecía el Genio Gudenio, un prófugo de cientos de lámparas maravillosas, quien rehusó conceder deseos mucho tiempo atrás, por lo cual los Popes de los Genios lo maldijeron con la agudización de sus oídos.

Esa era la causa de que el Genio Gudenio difícilmente pudiera dormir, ya que la hipersensibilidad de sus tímpanos lo hacía percibir por igual las marchas macabras de los ejércitos de los hombres que el arrastre dócil de los gusanos. Por eso nada más había una manera en que Gudenio conseguía apaciguar el sueño que ya le había forjado unas ojeras tétricas cual esparadrapos bajo los ojos tristes: taponando sus orejas equinas con cera.

Ahora se sabe que Gudenio se valía de sus poderes siempre menguantes para invocar panales donde suspendía el movimiento frenético de las abejas con un chasquido de sus dedos temblorosos para arrancar los grumos de cera con que obturaba sus oídos. Y también se dice que esos tapones apenas y se hilvanaban con hebras de realidad, por lo que sólo bloqueaban los ruidos del mundo durante unas horas, antes de ser derretidos por el calor del sol o los efluvios de las estrellas.

Se insinúa que Krocro no habría cometido sus despropósitos de conocer los penosos avatares de Gudenio. Pero como nadie le informó de todo aquello, Krocro actuó con indignación al ver la tenacidad empleada por el genio para adherirse al termitero cual si efectuara un apareamiento mineral.

De modo que Gudenio fue arrancado de su exiguo sueño por los picotazos irascibles de Krocro, y un escalofrío de ira distorsionó sus rasgos de por sí escabrosos al abrir los ojos como ascuas…

Minutos después Krocro sólo recordaría su despegue del lugar a causa de una patada persuasiva del genio, a quien ya no quiso seguirle picando la cresta, por lo que prefirió enfilarse a las milpas para mordisquear los elotes hasta que se le pasara el coraje que le daba vueltas como torbellino en los entresijos de la panza.

Así fue como al poco tiempo Krocro ya arrancaba los granos encajonados en las hiladas de las mazorcas con embates rítmicos, sin percibir que ante cada bocado su cuerpo se hinchaba sutilmente hasta convertirse en el de una versión plumífera del mítico pez globo “Bloh Bloh”.

Krocro sólo se percató de su nuevo empaque pneumático hasta que satisfizo su hambre y calmó el enojo enquistado en su corazón: estiró las alas y dio un brinco para retirarse a su guarida, pero no se incrustó en el aire, pues cayó entre los surcos rodando como un perfecto balón de cuero viejo.

Sólo entonces Krocro reparó en el hechizo del genio; pero fue más su terquedad que el miedo. De manera que intentó una y otra vez levantar el vuelo, pero nada más pudo tensar las plumas de las que se eyectaron hacia las cañas las decurias de corucos que no consiguieron atenazarse al cuerpo de su huésped ni con todos los mordiscos que soltaron durante un frenesí pánico.

La tarde caería sobre los maizales mientras Krocro deambulaba ostentando la compacidad de su cuerpo esférico estremecido de repente al escuchar el avance vertiginoso de una jauría de perros enervados.

La percepción de la llegada inminente de los predadores hizo que Krocro desatontara los ojitos aterrados en busca de un reducto que no hallaría. Por eso tomó aire y se impulsó para rodar con ímpetu primitivo entre las cañas, hasta dar con un espantapájaros maltrecho.

Minutos después los perros de lomos erizados y colmillos resplandecientes daban brincos infructuosos hacia el monigote de palos mal dispuestos y harapos desgarrados, hasta que se alejaron con las panzas exudando bilis cuando el sol ya recogía sus rayos lánguidos, mientras Krocro se acurrucaba más entre la paja que rellenaba el trapo viejo que formaba la cabeza del espantapájaros, dispuesto a hibernar ahí el tiempo necesario para recobrar la antigua prestancia de su cuerpo garraleto.

Texto agregado el 31-07-2014, y leído por 233 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
13-08-2014 Es un placer volver a leer tus textos despues de tanto tiempo. Un abrazo alexandrocasals
01-08-2014 Además de extraordinario despliegue de recursos literarios y de dotes imaginativos hoy, con personajes arrancados de la naturaleza, has creado una bella historia. Bella por su simplicidad. Un abrazo. umbrio
01-08-2014 se salvó el muy diablo! fafner
31-07-2014 Un texto con la excelencia que te caracteriza. Un abrazo y ***** NINI
31-07-2014 Toda una historia de aventuras la de krocro.Me divertí mucho.UN ABRAZO. gafer
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