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viene, cada vez que lo veo, con una caja plástica llena de golosinas. compra en un supermercado los materiales y con ellos fabrica lo que luego de venir comienza a vender, cada vez que lo veo. también cada vez que lo veo trae consigo su cuerpo, su movimiento, su saludo y su lenguaje. se expresa con este último tal como viste: tranquilo, sin aspavientos. tiritón de voz, no por inseguridad sino por interioridad; por lo mismo poco avasallador, aunque no poco expresivo. suele comentar conmigo sus días -ser buen oyente radica en ser buen preguntador-, la mayoría de ellos cargados de estudios e informes. estudios hechos por un sistema nervioso organizado en cuanto al obrar, estructurado en cuanto al cómo obrar; todos los días quédase hasta media hora antes del cierre de la universidad estudiando, con el fin de quedar libre de estudios los días de descanso (sábado, domingo). el trabajo de las golosinas le ocupa un día. luego las congela y las vende. no es que su cabello lo congele, es que siempre lo trae no más largo de tres centímetros. no es que su barba decida guarecerse en la piel, es que él la cercena cuando quiere mostrarse. no es que quiera dejar de escribir, es que me dio sueño. no es que el sueño se me ha quitado, es que ya 24 horas han pasado y pronto el sueño vendrá. volvamos con él. es reconocido por muchos de los que pasan, ya que de él son compañeros. con ellos habla sobre tal y cual maniobra computacional para tabular ciertos datos. sobre los comandos me cuenta. díceme sobre uno que él generó, con mucho esfuerzo, y que luego prestó. no creyó imaginar que se expandiría por todo el curso. aquí su voz se emociona un tanto más, y aunque mantiene su suavidad aumenta la velocidad y el tono, en mayor medida la primera y aparejada en aumento con un tartamudeo leve, casi como pausas naturales pero no hechas entre palabras sino dentro de ellas.

se ha ido, luego de haber venido, estado, hablado y despedido. cinco minutos después ha vuelto, feliz, muy feliz (también rápido de voz y tartamudeo) por haber visto llorar a quien odia.

Texto agregado el 14-08-2014, y leído por 209 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
15-08-2014 a no ser que para preguntar no sea preciso preguntar siempre. poetautomatico
15-08-2014 La frase final lo ubica, dentro de su descripción, en la mentalidad general de la colectividad a la que pertenece. La otra parte de lo interesante aquí radica en el lenguaje del que observa, porque dibuja al personaje del cabello a su pensamiento. Sólo repararía en eso de que 'ser buen oyente radica en ser buen preguntador', que no siempre ocurre así. poetautomatico
14-08-2014 Un sujeto muy particular el que describes.UN ABRAZO. GAFER
14-08-2014 Todo un personaje. siemprearena
 
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