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Cúlpame y respira.


Sofía le roba una bocanada de oxígeno al aire y agacha la cabeza. La pelota amarilla de Candela luce como un sol de goma sobre la alfombra del salón.

-Sofía ¿qué nos ha pasado?
-El vacío, Roberto.
-Y la rendición.
-Si, eso también.

Roberto chista contrariado y se cruza de brazos. Reflexiona, se masajea la frente para exprimir el dolor intrínseco que fustiga su alma y traga saliva para deshacer el nudo de lágrimas que le abrocha la garganta.

-¿Y si partimos de cero? Hagamos como si el pasado no hubiese tenido lugar. Sé que no es fácil, pero podríamos intentarlo.

Sofía mira a su marido y lamenta el fracaso de sus intenciones, pues no está dispuesta a restarle números al contador de su vida. El tiempo se agotó con resultado de pérdida y lo que procede es retirarse.

-Olvídalo, Roberto. No tiene arreglo. Créeme que lo siento, pero yo me bajo del escenario.
-No te rindas, Sofía. Te quiero. ¿No te basta con eso?

Sofía aprieta los párpados para expulsar de sus ojos la laguna de lágrimas que le sobreviene con cada recuerdo. Lo ha intentado. Durante mucho tiempo ha tratado de esforzarse por no entremezclar las cosas, pero cuando el corazón se le desata no hay diferencias con las que establecer un orden.

-No, Roberto. No me basta. Yo también te quiero, pero tengo que alejarme porque necesito respirar.

Roberto expulsa una bocanada de aire decepcionado por la nariz y vuelve a intentarlo.

-El tiempo hará que duela menos, Sofía. Nunca dejará de doler, pero nos acostumbraremos a él porque ya no será punzante, sino estable. Sé que nada volverá a ser igual, pero...

Sofía interrumpe el monólogo de Roberto.

-No insistas, pues es inútil. He dejado de funcionar. Soy pura chatarra, y si permanezco a tu lado, terminarás por pensar que tú también lo eres. No se trata de querer, sino de proteger, y yo no pude...-entierra su rostro entre las manos-Oh, Dios mío...

Roberto hinca su mirada en la pelota de Candela y culpa a Sofía. Ha venido haciéndolo desde el mismo día en que pasó, hace hoy nueve meses, pero sólo es consciente de ello cuando el dolor trastoca su tolerancia y le convierte, única y exclusivamente, en el padre de Candela.
Sus ojos lo vieron. El coche arrolló a la niña y su pequeño cadáver rodó por el asfalto cubierto de sangre y de gravilla. Tenía dos años, los ojos verdes claros y un peluche de oso panda que agarraba con la mano derecha y que no soltó tras el impacto.
Se pone en pie. Rememorar la escena vulnera su derecho a la vida al igual que refuerza el impulso de reprobar la imperdonable imprudencia de su esposa.

-¡No debiste soltarle la mano!-le recrimina con hostigamiento-. ¡Se supone que tendrías que haber estado pendiente de ella mientras yo aseguraba su silla en el coche! ¿Qué te pasó por la cabeza, eh? - se deja llevar por el dolor y rompe a llorar como un niño-. ¡Mi pequeña Candela!

Sofía también se pone en pie. Las palabras de su marido vuelven a deshacer el desorden ,sumiéndola por enésima vez dentro del agüjero del cual él ,no la deja asomar.

-Me voy, Roberto. Te dije que no tiene solución.

Él repara en su error y vuelve a suplicarle.

-Lo siento, Sofía, no quería...-se propina un fuerte golpe en el pecho con el puño-. Es...es el maldito dolor. Lo superaremos, te juro que lo superaremos. No volveré a reprochártelo. No fue culpa tuya, no fue culpa de nadie. Por favor, intentémoslo. ¡No me dejes, por favor!

Sofía suspira, se seca las lágrimas y acaricia la mejilla de su marido con el dorso de la mano.

-Tienes razón, Roberto. No debí soltar su mano.

Los pasos desganados de Sofía salen del comedor y se pierden pasillo a través seguidos de un llanto desgarrador.
Roberto se queda plantado en mitad del salón con el rostro empapado de lágrimas y la respiración entrecortada por el esfuerzo que le supone la derrota emocional.

Texto agregado el 05-09-2014, y leído por 193 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
05-09-2014 Es una narración hermosa, que transmite la total desesperanza de sus protagonistas. Carmen-Valdes
05-09-2014 Lo que pudo haber sido y no fue;lo que pude haber hecho y no hice.Lo planteas muy bien en tu texto.UN ABRAZO. GAFER
 
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