Mi Viejo

Ya tus cabellos pintan platino
y en tu piel los surcos del tiempo,
tus pasos más lentos se vuelven
y el brillo en tus ojos se pierden.

Tu voz ya no es tan fuerte
cuando cimbraba al hablarme,
y la energía de tus manos
se pierde al abrazarme.

Tu juventud, se ha marchado
pero te has llenado de experiencia,
tus palabras, hablan del recuerdo
de estos años de existencia.

Como recuerdo, cuando de niña
que sobre tus pies me posaba,
aprendiendo algún nuevo paso
de la música que te gustaba.

Como te veía yo tan alto
desde mi pequeña presencia,
y siempre he admirado
tu asombrosa inteligencia.

Como te quiero mi viejo
porque te tengo en mí misma,
soy tu carne y tu sangre,
tu carácter y fortaleza.

Soy tu nombre y tu tierra
tu cimiente y tu herencia.

Bárbara Lavín ©