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Inicio / Cuenteros Locales / buey99 / La lluvia de fuego, de Leopoldo Lugones

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EL CUENTO DE SEYMOUR HOFFMAN SEE NO MORE Y EL SOJUZGAMIENTO DEL HOMBRE A LA IMAGEN SEMIOTICA Y FINAL

Análisis por puntos:
1)El emarque inmediato-tajante-de entrada (como referencia literaria en el mismo título)

2)Imagen aérea inicial sobre sistemas urbanas humanas-imagen enconada como enfrentamiento brutal entre cielo y tierra:

Recuerdo que era un día de sol hermoso, lleno del hormigueo popular, en las calles atronadas de vehículos. Un día asaz cálido y de tersura perfecta.

Desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos, vergeles salteados, un trozo de bahía punzado de mástiles, la recta gris de una avenida...


3)Introducion paulatina de un tiempo narrativo como presion fatal e inexorable sobre lo relatado; expansion asismiso de los planos sensoriales y resepecto del sonido que juega alternativametne con el silencio:

A eso de las once cayeron las primeras chispas. Una aquí, otra allá -partículas de cobre semejantes a las morcellas de un pábilo; partículas de cobre incandescente que daban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; el rumor urbano no decrecía. Únicamente los pájaros de mi pajarera cesaron de cantar.

4) Se establece a través de la voz del narrador un artificio de objetividad casi técnica ante el horror que desde inicio mismo del cuento anticipamos y que va fraguandose fatal y inexorable en aumento cada vez más, puesto que se nos ha anunciado ya el unico desenlace posible-una especie de recreación y disfrute precisamente de los detalles ficticiamente procesados ante la destrucción del individuo, de todo:

Casualmente lo había advertido, mirando hacia el horizonte en un momento de abstracción. Primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía. Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante; pero el cobre ardía de tal modo, que se destacaban lo mismo. Una rapidísima vírgula de fuego, y el golpecito en la tierra. Así, a largos intervalos.

Debo confesar que al comprobarlo, experimenté un vago terror. Exploré el cielo en una ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo? ¿Aquel cobre? ¿Era cobre?...


5)Queda pues primado el mecansimo como entramado narrativo predestinado estructuralmente por los primeros 5 parrafos, en multiples niveles de estimulo sobre la
fisiologia sobre todo del lector pero principalmente por medio del uso de la imagen-el destello poético y conceptual, aunque se trate que decimos de un genero en prosa, y no verso:

Imágenes por puntos:
A)un día de sol hermoso- hormigueo popular- calles atronadas- tersura perfecta-

B)vasta confusión de techos- vergeles salteados- trozo de bahía punzado de mástiles- la recta gris de una avenida-

C)Las once (hora del reloj); primeras chispas; un aquí y allá espacial y repartido; partículas de cobre; morcellas de pábilo; partículas de cobre incandescente que caen-y el impacto sobre la arena en forma de un sonido como glope auditivo grave y leve-pero en crecendo; rumor urbano versus el silencio repentino de las aves enjauladas (claramente presos del miedo ya) como calma total ante la violencia ahora desatandose..

D) Un hombre mayor y físicamente decrepito-vulnerable y sin esperanza, por tanto-ante un horizonte vertical y a lo lejos inmisericorde en su titanica impasibilidad como amenaza reinante y al llegar, erigido claramente y a punto de caer sobre todo lo que ha existido o que existirá jamás-pues el titulo completo del cuento dice así:

La lluvia de fuego: evocación de un desencarnado de Gomorra;

Y va antepuesto al cuento mismo la siguiente cita nos dicen del antiguo testamento, seguramente la misma voz tronante de Yahweh:

Y tornaré el cielo de hierro y la tierra de cobre (Levítico XXVI-19)



BEGIN NOW
Y no es de ninguna manera casual que la mayor proyección semiótica-artística que habido nunca (aunque todas al final son muy parecidos en esto de las divinidades) por parte del hombre sea precisamente una versión fantaseada de sí mismo como dios precisamente por un poder sin limite alguno, como compensación clarísima por su propia carencia base que son las circunstancias forzadas nuestras del vivir de la necesidad, que es el vivir siempre en realidad y obsesivamente en todo faceta del ser nuestro, en el poder superar dichas necesidades;

Y no conozco, verdaderamente, limite alguno en esto de perdurar y el perseverar, y haré cualquier cosa en este sentido-oh sí-lo que acaba por consitutuir en sí la necesidad soberana mayor nuestra individual y colectivamente desde siempre:

Que mi propia furia como afán por imponerme-siempre, a toda costa y como sea-también ha de conocer límites, freno-y estar sometido también y por al amor de dios, como si dijéramos;

Que me conozco también en Icaro como Caín-además de Orión-y vivo crípticamente y sobre este punto con el mayor terror y horror respecto de mi propia naturaleza pues ni tu ni nadie será nunca obstáculo inapelable y definitivo ante mi necesidad de sobrevivir y perdurar;

Que-claramente lo ves-no hay ni nunca ha habido lugar en la sociedad para mí y entre vosotros-o al menos respecto de mi vitalidad más profunda e innata-esto siempre lo he intuido, pero pocas veces he llegado a permitirme realmenente siquiera el contemplarlo en toda su monstruosa claridad-nunca nos lo hemos permitido jamás, en realidad;

Y únicamente así como ateo que soy (pues paso de lo infantil y imberbe ya a la edad que tengo) doy verdaderamente gracias a dios y históricamente, sobre todo y como categoría al afán aun semiótica-literaria del hombre por imponerse en todo su irrefrenable violencia sanguinaria y asesina, como la misma sangre nuestra-oh sí-una violencia semiótica, abstracta, mental-empero siempre fisiológica-por abrir espacio ante sí, paso a brutal paso como una forma necesaria de tránsito como escape, finalmente, de su propia y permanente esencia genética corporal y fisiológica…

Doy gracias, quiero decir, por lo civil, lo cívico y colectivo, sin la cual una verdadera humanidad-y la misma individualidad como conciencia humana-nunca habría estado dentro de nuestro alcance ni posibilidades como especie jamás;

Pero el que se base esta misma posibilidad sobre la necesaria negación de lo que somos en nuestra naturaleza-hombre yo lo veo ya y a estas alturas como solo un asunto técnico por parte sobre todo vuestro y el autoconocmiento necesario para aspirar y llegar-precisamente en el aspirar-a ser más…

De ahí la violencia mía particular y como asalto intelectual al colectivo humano como manada, siendo yo lobo en todo mi furia como en realidad pastor-¿que otra cosa podría ser yo en mi propia furia vital-profesional y respecto de este tejer como tejedor de estos signos mío y putativo, al servicio-qué remedio-vuestro?

Pero sin embargo y como habitantes hipotéticos-digamos-de Gomorra o del mismismo Sódoma, os queda el consuelo de pensar y convenceros de que al menos algo habéis de haber hecho como para merecerlo-que no deja de ser, una vez más-coño-solo una estrategia enrevesada y a través de la culpa de procurar finalmente solo la ilusión de control-por tanto poder-vuestro, como consuelo al final y de lo más patético y parecido a lo que hacen los niños respecto su mamá (o más a menudo en cuanto al padre, como no, que el sí es de temer):

Castigadme, pues he sido malo-tal es mi poder sobre vosotros y por medio de vuestro amor como una suerte de dependencia que tenéis y como poder mío, finalmente, sobre ti, dice el nene y con el tiempo…

Pero vaya crío (¡coño!)


Procedamos pues a hablar con los padres de la criatura ipse facto y sin mayores dilaciones…

https://www.youtube.com/watch?v=ffr0opfm6I4


__________________
Cuento original de Lugones: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/lugones/la_lluvia_de_fuego.htm
.






Texto agregado el 11-11-2014, y leído por 462 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-11-2014 Tu texto, exquisito y polifacético, es la parafernalia holofónica de un menguado virulé, construido sobre los escombros de un vestiglio consuetudinario que antaño acució la famosa barragana insuflada e insumida de un nocherniego romántico en la hornacina de un palimpsesto. Primoroso. ZEPOL
 
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