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Un esqueleto, un indigente y lo mío es mío.

-¿Sabes lo que soñé anoche, Paco?
-No, Antonio.
-Que estábamos tú y yo en un río. A pocos metros, había un hombre tumbado boca abajo. Parecía un indigente. No sé si dormía o estaba muerto, pero tenía la cabeza repleta de hormigas y no se inmutaba.
-Estaría muerto.
-O durmiendo la borrachera.
-También pudiera ser.
-El caso es que tú contabas con los dedos no sé qué cosa, y yo arrojaba piedras al río que al entrar en contacto con el agua, se convertían en monedas que giraban hacia arriba en espiral y desaparecían en el cielo, que era de color verde.
-Pues eso contaría yo Antonio: las monedas.
-De repente, vimos asomar de las profundidades del agua la cabeza de una niña que levantaba los brazos pidiendo socorro. Después dejó de gritar y no volvió a la superficie.
-Se caería al río, la pobre.
-Seguro. Entonces tú te quitaste los zapatos y te zambulliste en el río para rescatarla.
-Pero si yo no sé nadar, Antonio.
-Al poco tiempo, emergiste con la niña en los brazos. La tumbaste sobre la hierba, masajeaste su pequeño pecho y la niña empezó a toser, expulsando todo el agua que había tragado. Finalmente, la niña respiró y se puso en pie.
-Vaya. La salvé.
-Si, ya lo creo. Luego,miré hacia el indigente, pero ya no estaba. En su lugar había un esqueleto que se entretenía quemando con un mechero a las hormigas que antes habían invadido la cabeza del indigente.
-¿Y el cielo continuaba siendo verde?
-No me fijé, porque el esqueleto me llamó mucho la atención y no podía dejar de mirarlo.
-Vaya sueño raro, Antonio.
-Ya te digo, Paco. Pero lo más raro de todo, es que se personó ante nosotros una comitiva del ayuntamiento y el alcalde me prendió de la camisa una medalla al valor por haber salvado a la niña. Yo les dije que habías sido tú quién la había salvado, pero no hubo forma de que reconocieran tu mérito, de manera que me quedé con la medalla y con los aplausos de la comitiva, que estaba frenética alabando mi hazaña.
-Pues no lo entiendo, Antonio. Si la salvé yo ¿por qué te colgaron a ti la medalla?
-Porque el sueño era mío, Paco.

Texto agregado el 28-11-2014, y leído por 246 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
14-01-2015 de por sí los sueños son cosas locas, y cuando se hacen con una buena narrá, como acá, mejor es la cosa. salud! fafner
06-01-2015 ...MUY GENIAL!!! gabov
29-11-2014 Merecido el premio.Un Abrazo. gafer
29-11-2014 Hasta en los sueños el egoismo reina. rentass
29-11-2014 Correcto, Aplicaron el Derecho de Autor... Simpática narración . Saludos hgiordan
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