tocaron las puerta de casa... miré por la ventana y nadie había, pero sentí que alguien espiaba mi presencia en la puerta de casa... decidí quedarme allí, parado, vestido en pijama y a punto de echarme a leer un libro cuando del fondo de un espacio totalmente oscuro escuché una voz muy conocida... me dijo que deseaba hablar... habla, le dije... me contó que era una mujer muy joven, que provenía de un lugar lejano y que siempre había buscado a una persona como yo... sonreí y me sentí especial... ella siguió hablando hasta que sentí ganas de irme a leer o a dormir... no te vayas, me dijo... tengo sueños o ya me cansé de escucharte, por qué no vienes hacia mí, le dije... respondió que no era el momento, que en veinte años mas nos encontraríamos en una reunión familiar... yo contaba con veintitrés años y acababa de dejar mis estudios por un camino que me llevara a la verdad, por lo que escuchar una voz del futuro me pareció interesante... le dije que estaba bien, que la esperaría dentro de veinte años y que quería saber cómo la reconocería... muy simple, respondió, apenas me veas, sabrás que soy yo...
han pasado los años y mañana se cumplen los veinte años... miró el reloj y veo como marcha su curso... ya son las doce menos tres minutos y a falta poco para ver a la mujer con quien converse hacía veinte años atrás... son las doce de la media noche y mientras escucho una sonata de Serguéi Vasílievich Rajmáninov, siento que alguien se acerca a la puerta de casa, toca la puerta, me acerco y pregunto si es ella... me responde que sí, que es ella... abro la puerta y frente a mis ojos no hay nadie, nadie... y aún estoy en pijama y a punto de leer un buen libro... cierro la puerta, subo a mi cuarto y noto un bulto en mi cama... se mueve, alza una mano muy blanca y me llama... no sé qué hacer... bajo de mi cuarto y salgo a la calle... y busco un lugar oscuro donde hablar con alguien en mitad de la noche... miro la ventana y no veo a nadie, a nadie...