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Abellinut Magek Yuman (El tuareg)
Abellinut Maget Yuman (El luchador obstinado), como su nombre indica, fue desde que nació un hombre paciente, luchador, audaz y combativo.
Había nacido en el seno de una las más influyentes tribus tuaregs y fue hijo de una las familias más aristocráticas los Imayeghan descendientes de los Imuhagest, su abuelo fue Abudrar Semida Autemi (El de doble poder) y su padre Audrar Magek Idir (El que vive en la montaña), (Doy estos detalles familiares en la seguridad de que cualquiera al que pudiera llegar esta historia sin ninguna duda ya conocería a los personajes y asi quedar convencido de la nobleza de su rango)
Tampoco la línea materna carecía de linaje, su madre era Tafaz Nismar Sifaw (La luz de las estrellas) y su abuela Tamilla Agar Sifaw (La muy dulce) muy conocida en todo el Sahel por su bondad de carácter y por ser una de las principales herederas del familia de los Hausas.
Su vida era tranquila y muy parecida a la que tenían otros miembros similares de su tribu, viajando por el desierto continuamente entre oasis como correspondía a una tribu nómada como la que eran y no exentos de las comodidades y calidad de vida a la que tenían acceso aquellos hombres azules (tuaregs) por su rango y posición.
Siempre libres, sin fronteras, con leyes antiguas en las que se respetaba amistad por encima de todo, protectores de los débiles y justos pero temidos por sus enemigos por su fiereza.
Era un pueblo dulce y pacifico de bellísimas mujeres que sabían ataviarse con preciosos colores que favorecían extremadamente el encanto que emanaban tras sus oscuros ojos y misteriosos hombres de profundas miradas en las que se adivinaba por un lado su nobleza y por otro su determinación ante las injusticias y abusos.
Su vida era sencilla, Vivian de la explotación de sus grandes rebaños de cabras, corderos y camellos, de la agricultura que sembraban y recolectaban sobre la marcha y eran autosuficientes, no necesitaban a nadie para sobrevivir ni para ser felices.
Practicaban el Corán y como no contactaban con otras civilizaciones, solo con caravanas de paso que se atrevían a cruzar sus inmensos y desoladores territorios, sin fronteras establecidas y tanto por su cultura como por sus costumbres eran una sociedad cerrada, conservadora y muy poco dada a cambios y variaciones.
Ese conservadurismo típico de su raza, quizá fue lo que más sorprendió en la familia y en la tribu de Abellinut cuando dijo, ya siendo un adolescente, que no quería ser guerrero, ni pastor de camellos, ni guía de caravanas, ni fabricantes de puñales con incrustaciones de plata ,ni curtidor de pieles, ni ninguna de las otras profesiones típicas a las que todos se dedicaban, él lo que quería era dedicarse a la cocina y concretamente lo que quería ser era cocinero de fusión.
Una vez que se les pasó la extrañeza de su decisión cayeron en la cuenta de que nadie tenía idea de que era un cocinero de fusión, aunque lo primero que pensaron es que lo que quería ser era cocinero a secas y lo de la fusión era alguna tontería sin sentido.
Y como entre las virtudes que les adornaban era la de ser muy respetuosos con los deseos de los demás, le relevaron de todas las tareas que había estado desempeñando hasta el momento, no teniendo ya más que cuidar de los camellos o vigilar a las cabras y le llevaron a vivir a la tienda de su abuela Tamilla, que además de ser una bondadosa mujer como ya dijimos, era una cocinera magnifica y quien mejor para prepararle en la profesión que había elegido.
Pero al cabo de unos meses, volvió a la carga con su primer planteamiento, insistiendo de nuevo a sus padres con su idea.
“Padres he aprendido en estas semanas y gracias a mi querida y cariñosa abuela y ahora se hacer, hummus, falafet, cuscus, tajin de cordero, harisa, tabule, pastelas y otro montón de platos típicos tuaregs, pero eso no es comida de fusión, eso es comida tradicional, la que siempre hemos hecho y yo lo que quiero es ser un cocinero de fusión”
“¿Pero que es comida de fusión?” pregunto su madre “Si quieres dedicarte a la cocina hazlo ¿pero que es ese invento que dices?”
“Madre” contesto enigmático”¿Te acuerda cuando hace dos años estuvimos unos días en Tumbuctu visitando a uno de tus parientes” “Si me acuerdo” contesto ella “Bueno pues vi en un programa de televisión que lo que ahora estaba de moda en el mundo respecto a la cocina eran los cocineros de fusión, que son capaces de mezclar alimentos de diferentes procedencias y formas de preparación y diseñar nuevos sabores y texturas que enriquecen culturalmente la restauración y eso es lo que yo quiero ser.”
No supieron que decirle y mucho menos como ayudarle, pero como la suerte suele acompañar con frecuencia a los luchadores, al mes siguiente de esta conversación paso a menos de una decena de quilómetros de su tienda, la penúltima carrera del Paris Dakar que se celebro en África, era el año 2007 y aquello fue la oportunidad para Abellinut, oportunidad que ni en sueños podía haber imaginado, en las diecisiete horas siguientes que duro la concentración de coches y camiones no dejo de estar mañana, tarde y noche tratando y conversando con todos los responsables de los “catering” de los corredores, y que “Oh” fortuna eran de las más diversas nacionalidades, primero se empapo en todo lo que cada uno cocinaba según su país de origen, para después comprarles todos los alimentos que le quisieron vender, el dinero a pesar de lo que abusaron de él no fue un problema y así se hizo con los más diversos productos, salsas, condimentos y bebidas, americanas, francesas, alemanas, españolas y hasta japonesas, era lo que él necesitaba nuevos y diferentes productos.
Y se puso a experimentar, y a experimentar mas y otro poco mas hasta que empezó a salir de su cocina diversas realizaciones que entusiasmado ofrecía a familia y amigos, que por no defraudarle consumían con aparente entusiasmo disimulando el asco que les producía las mas de las veces, y quedándose siempre más preocupados cuando después de cada comida, les decía “Ya sé que me falta un puntito, pero prácticamente lo tengo ya, la próxima vez este plato os va a parecer perfecto”, se miraban entre ellos y palidecían al pensar que para Abellinut la cosa solo era problema de un puntito.
Pero seguía a su tarea, creando y creando platos cada vez más orgulloso de sus mezclas, de sus fusiones como decía, ofreciéndoles una y otra vez.
.- Salchichas alemanas, maceradas en licor sake sobre cama de cuscús con arenques noruegos y judías de fabada, con un toque de mostaza
.- Salchichón de Vic reducido en vinagre de Módena cubierto de hummus y Falafet, cocinado en grasa de joroba de camello y ajos tiernos.
Y lo que él consideraba su obra maestra.
.- Langostinos guisados a fuego lento en Coca Cola con concentrado de té de rosas y pate de pato, presentado en celdillas de maíz con una base de salmón ahumado, mermelada de naranja amarga y dátiles”
Y como era un obstinado y un luchador, no se desanimo y continuo y continuo y aunque yo solo sé de su vida a través de terceros creo que cansado de la incomprensión familiar, abandono al poco las dunas, el calor de la familia y el otro calor, el del sol y se fue a vivir a Inglaterra, donde abrió un restaurante EL DESIERTO (Cocina tuareg/mundial) y creo que está triunfando, allí juega con ventaja acostumbrados los ingleses a comer lo que comen, posiblemente les parezca exquisita su comida de fusión.
Fernando Mateo
Julio 2015

Texto agregado el 01-08-2015, y leído por 133 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-08-2015 Muy lindo e instructivo para mi. Como siempre, felicitaciones amigo mio. 5* dfabro
 
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