Esnifarte como una droga
dos, tres, diez veces al día.
No soportar tu ausencia y acercarme
para inspirarte, aspirarte, recordarte.
Colocarme con tu aroma
hasta volver a ayer
cuando dormías a mi derecha
y no dejar de respirarte
porque necesito que el aire
huela a ti
como una droga dura
cortada a mi medida
que sabe a olvido y a distancia.
Recordar que aun me queda
un poco de ti en los bolsillos
esconderme para que nadie vea
la estupidez de ansiar
lo que te daña
saberlo
y aun así buscarlo
como busca el loco su locura
mientras otras se pretenden cuerdas.
Aguantar la respiración
para tenerte más rato dentro
quejarme cuando me faltas
y vuelve el síndrome de abstinencia
de tu abrazo
de tu beso en mi hombro
de mis dientes aprisionando
el saliente de tus caderas.
Como una droga cortada
me tumbo para disfrutar
de mi viaje a ayer
mientras afuera corre el tiempo
ya es pasado mañana
y cuento los días
hasta mi próxima -y feliz- recaída.