Por Jazbel Kamsky.

EL MOTOR QUE NOS MUEVE

Muchos problemas del día a día son tan ambiguos como las soluciones propuestas para resolverlos. ¿Qué cocinaré el día de hoy por ejemplo? ¿qué ropa me pondré esta noche? También nuestras metas: ser feliz, ser un buen padre o ser un buen esposo o pareja. La libertad se basa en la ambiguedad, necesitamos sentir que controlamos la ambiguedad. Nuestras respuestas a esta ambiguedad se rigen en el valor que les damos a las circunstancias definidas en un tiempo, espacio y persona. El ponerme una chaqueta negra en especial en un día determinado por ejemplo puede ser motivada por el hecho que esa noche hacía mucho frío, me gusta el color negro y siento que daré la impresión a la persona que me atrae de ser elegante. Nos agrada tener una sensación de seguridad en nuestro entorno, no soportamos la incertidumbre. En este sentido, nuestra verdadera esencia, nuestro motor por existir se reduce a lo incierto, al qué pasará mañana mas que al propio temor a la muerte.