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RAREZAS DE LA VIDA




La vida cuando se manifiesta desde el mundo animal siempre tiene curiosidades y rarezas, en sus hábitos de defensa o ataque y hasta de apareamiento. En el contexto de la zoología relacionada con la literatura, se encuentran muestras de esas rarezas, ya sea imaginada por el autor o de la vida real.

Así tenemos que Trumam Capote, nos cuenta como bailan los camaleones en su novela Música para camaleones. Antoine Ossendowski en su obra Bestias, Hombres, Dioses, describe con su excelente prosa característica, el medio de defensa de la zarigüeya, animal también conocido como comadreja, que se finge muerto para salir bien librado de sus depredadores. Ah, sin olvidar al lucido delirante, genio de la escritura Jorge Luis Borges, quien en coautoría con Margarita Guerrero nos regalaron el fabuloso bestiario El Libro de los seres imaginarios.

Estamos hablando de grandes autores, esos sí, lumbreras de la escritura, no cualquier gato con ínfulas de lobezno alcanza esos grados de ingeniosa creatividad. Ahí tienen también a Luciano de Samósata, con su alegoría El Gallo, asimismo a Francisco Tario, con La noche de la gallina.

Otros autores han dado cabida en su obra a algún animal, al menos en el título como un simbolismo, como Hermann Karl Hesse en El lobo estepario, donde el mencionado animal solo es una representación simbólica de las dos naturalezas del personaje. Y recuerda usted lector al perro que de una mordida le arrancó parte del pene al Cuellar, ¡Judas era su nombre!, en el libro Los cachorros de Vargas Llosa.

De entre tantos ejemplos que se pudieran mencionar, trascribo aquí una parte del cuento NO OYES LADRAR A LOS PERROS, incluido en la obra El Llano en llamas de Juan Rulfo. Un texto por demás dramático cuyo final es estrujante:

(…) Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado.

Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros.

— ¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.


Así era, en el cuento de Juan Rulfo, oír el ladrido de los perros significaba para aquel padre que llevaba cargando a su hijo moribundo, la posibilidad de salvarle la vida. Pero ni el padre, ni el hijo herido de muerte escucharon jamás el ladrido de los perros.

¡Santas paradojas! Diría Robin el de Batman, mire usted lo que son las cosas, me dicen que actualmente hay estudios serios y avanzados, en el campo de la psico-zoología, auspiciados por organizaciones animalistas internacionales, para encontrar la verdad tras la verdad del por qué los perros le ladran a los autos y no muerden los neumáticos. Complementan ese proyecto —con el visto bueno de la ONU— con otra investigación de altos vuelos científicos que seguramente permitirán a la humanidad dar un salto de calidad, iniciándose para ello desde ya, exhaustivos debates para esclarecer la duda razonable de la causa, también hasta hoy inexplicable del por qué, los pinches perros si mean los neumáticos.

Asimismo, de último momento, ha surgido en los corrillos científicos y metafísicos, el rumor, tómelo solo como eso, de que en la inhóspita Mongolia ha sido capturado un lobo viejo, con arraigada tendencia a la homosexualidad lupina y de ribete ¡mudo!, pues desde su captura no se le ha escuchado aullar, ni siquiera ladrar. Solamente gime en la oscuridad de su cautiverio. ¡Bendito Dios!, ¡Qué sorpresas da la vida animal! Bien lo ha dicho el todólogo iluminado: ¡Más impacta el lobo callado que un perro sarnoso ladrando!




Texto agregado el 12-02-2017, y leído por 332 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
13-02-2017 Me encantó el texto. Genial***** //Estamos hablando de grandes autores, esos sí, lumbreras de la escritura, no cualquier gato con ínfulas de lobezno alcanza esos grados de ingeniosa creatividad. // Jajajaj Un beso Victoria 6236013
12-02-2017 William Blake y su poema "El tigre" Catalogado como el mejor poema de la historia hacia los felinos. Un hermoso texto, una oda dedicada a nuestros hermanos menores, buenas líricas e interesante manera de exponer casa uno de los fragmentos. Saludos desde Iquique Chile. vejete_rockero-48
12-02-2017 Interesante documentación en la que se basa el texto en el día de hoy. Todo lo que ocurre en lo que narras es muy raro. Saludos. nini
12-02-2017 genialidad en el manejo de las letras, la reflexión y los autores thinkerbell
 
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