Las cuatro de la mañana con treinta minutos indica el reloj que cuelga en una de las paredes; desvelado disfruto de un cálido vaso de whisky y del pacífico silencio en esta larga noche. Sabía que llegaría el día, pero nunca imaginé que tardaría tan poco.
Cómodamente sentado sobre el sofá apuro un cigarrillo deseando no ver el pronto amanecer; esperando que las melancolías del incierto futuro no nos vayan a golpear con demasiadas fuerzas.
Las luces del salón principal se encuentran apagadas, me agrada observar aquellas penumbras pintar todo de nostalgias y oscuridades. En algún lado leí que la soledad susurra poesías en los oídos de quienes estén dispuesto a escuchar.
Marcela sale desde el dormitorio vistiendo aquel baby doll de color rojo que usa para dormir, al verme camina coquetamente hacia donde me encuentro, ríe de muy buena gana al encontrarme desnudo.
_ En la noche de hoy comenzó la huelga general de pijamas_ Bromeo mirando sus hermosos ojos color miel; ella sonríe quemándome con el aliento al posar suavemente sus tibios labios sobre los míos. Abrazándonos con fuerzas descanzamos juntos, ella recostada sobre mi pecho, yo posado en su alma _ Te extrañaré demasiado_ Me dice vistiendo cada una de las sílabas con eternas penas_También te extrañaré_ Beso dulcemente su frente; dejando escapar un suspiro que nos unirá en la lejanía.
_ Me gusta mucho esa canción_ Comenta tiernamente con los ojos cerrados.
_ No me había dado cuenta que estaba encendido el equipo de sonido_ Respondo mirando las pequeñas luces de colores que bailan al compás de la hermosa balada.
_ ¿Bailarías conmigo?
_ ¡Bailaría contigo hasta en las mismísimas fauces del averno!_ Imito la voz de Perseo, Marcela sonríe.
_ Vamos, baila conmigo_ Toma mi mano llevándome al centro de la sala_ ¡Espera!_ Dice de improviso quitándose el baby doll de color rojo que usa para dormir. Ahora ambos estamos completamente desnudos.
En la oscuridad nos abrazamos, uniéndonos en un solo cuerpo, amándonos y besándonos con locura; bailando aquella dulce balada que proclama "Estaré allí por tí"
Abrigando nuestra desnudes con suaves poesías que la soledad susurra en nuestros oídos; danzamos apasionados ocultándonos del agrío desconsuelo que nos acecha desde las penumbras.