Por Jazbel Kamsky.

EL ABRAZO

Un gran oso de anteojos estaba abrazándose a si mismo, cuando de pronto, un pequeño mono posando sobre una rama de un árbol de moras, al verlo, le dijo: --¿Qué haces? --No deberías espiarme --le replicó el oso. --Discúlpame, me dio curiosidad el saber... ¿Cuál es el significado de entrecruzar los brazos? --¿Significado? El oso desconcertado movió de lado a lado su cabeza. --¿Dime entonces qué sientes al hacerlo? --Al abrazarme siento... --y arrullándose a si mismo continuó-- que soy único. --¿Y qué ganas al sentirte así? --No gano nada y gano todo a la vez. --¿No te entiendo? --No gano nada en el aspecto material pero gano todo en el aspecto emocional --¿Y puedes dar uno de esos a otros? --Claro que sí. El mono inquieto, mirándose reflejado con ternura en los ojos del oso, preguntó: --¿Cuándo es el momento apropiado para dar un abrazo? --No hay momento apropiado. --¿Entonces, cada cuánto lo haces? --Me abrazo cada vez que recuerdo lo especial que soy o lo especial que alguien es. Finalmente, el pequeño simio bajó del árbol y acercándose poco a poco a su nuevo amigo le solicitó: --¿Me das unito? El gran oso de anteojos abrió sus brazos de oso y le dio un caluroso abrazo.
Fin.