Si me pierdo es para que me busques, nene,
contigo soy la que fui alguna vez
cuando
la maldad del mundo no me había atravesado
con su daga de falsos diamantes incrustados,
contigo
el dolor erradicó su bandera de mi ser desamparado,
contigo
hallé mi Patria y democratizamos las leyes
que nuestros espíritus en rebeldía han proclamado.

Bórdame los decoros dorados de un beso
sobre mi pecho abierto,
porque en mi corazón cabrán los secretos
que han sido desvelo de tus sueños tempranos.

¡Tómame la mano, mi cielo!
que colgaremos sobre las copas de los álamos
las estrellas que han caído del universo,
¡tómame y aférrate a mi cuerpo
que exiliará el miedo de nuestra mente!
y de la esperanza que nos guía
haremos un sendero de equilibrio y destierro
ante el suplicio del presente.

Vos y esta musa que se ha burlado de la plebe,
dulce amor
que me ha dado la razón para redescubrirme
en los sentimientos que me ofreces,
dulce muchacho
¡yo sé quién eres!,
magia y flores
para las caricias que nuestro sufrimiento contiene.

Intenso como un volcán succionando
en su centro desierto,
dulce y trémulo
como un beso inmaculado sobre la piel que se enciende,
bravo de suburbio
embistes tu ideal
horadando en el acto
y si quieres una cómplice aquí la tienes.

Fuerza y pureza,
la inteligencia seduce nuestras conciencias
y despierto en un suspiro de amor
cuando me amas y me contagias tu humanidad
entre las transeúntes tristezas,
ahora eres parte del océano en el que náufrago,
eres la palabra y el verbo exhalado
entre la tinta del corazón y el mal hábito
de recurrir al pasado.