Viejo amigo, ayúdame,
Si la solución no está en mí,
Y los dioses callan lo que un ateo no sabe,
¿Dónde dormiré para no despertar en la calle?
¿Acaso estoy condenado a la lluvia?
Amigo, que conmigo compartiste el fondo,
La solución no es agradable,
Siento que me voy a tener que quedar hasta tarde.

La solución no está en el viento,
La solución no ocurre en el invierno,
La solución no se logra en el infierno,
La solución se burla de tu llanto,
La solución, amigo, es un gemelo,
El gemelo vil de nuestros miedos.

Es cierto, no la encontraré al alba,
No la hallaré en el silencio,
Muchos han muerto
Sin siquiera salir de su lecho,
No está entre mis sábanas,
Está en todos mis ruidos,
En los muñecos de polvo de mi casa,
En la más densa noche mientras sueño.

La solución no es tu enemigo,
Tu enemigo es ignorarla,
La solución no es eterna e inmutable,
Los episodios cambian la constante,
La solución no está en el viento,
La solución está en tu voz.

El mundo al que le grito,
Me odia al escuchar ese alarido,
Cada mujer, cada niño, cada hermano mío,
Escucha discursos fascistas de hielo,
Me ven con la esvástica y el bigote de hierro,
Porque dentro mío cargo con mi tiempo,
Cargo con la mala historia y con el muro.

La solución debe llegar para todos,
Solo tú puedes escuchar su voz si así lo quieres,
La solución escupe sobre los cobardes,
Que la flojera no sea tu excusa favorita,
La solución solo llegará a tus ojos
Si los ladrillos de tu muro quedan hechos escombros.