De vez en cuando Sibila ve gente muerta. Hombres y mujeres, niños y ancianos, personas de todos los colores y tamaños aparecen por igual ante sus ojos sobrenaturalmente claros. Al principio intentaba hablarles, pero nunca hubo respuesta. Ahora, solo los observa con curiosidad, y juega a descubrir las circunstancias de sus muertes.
Algunas veces es fácil. Aparecen con una enorme herida de bala en la cabeza, o con el aspecto de haber pasado un largo tiempo en remojo (estos últimos le dan un poco de asco). Otras, es sutil: con un leve cambio de coloración en sus pálidas pieles imagina todo tipo de teorías.
Sibila ve gente muerta principalmente de lunes a viernes, en horario de oficina, pero no se molesta si ocurre en días de descanso.
Después de todo, Sibila, la forense, ama su trabajo.