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Por Jazbel Kamsky

MI PRIMER AMOR

Tengo seis añitos y me llaman brunito. Mi mamá me enseñó que cuando uno está enamorado siente maripositas en la barriga, y creo que me he enamorado perdidamente de mi Pelucita, una pequeña cachorrita labradora cuya mancha negra alrededor de su ojo derecho al contrastar con el color marfil de su pelaje la hace única. Después de jugar a las escondidas por la mañana en el parque con mi pequeña pirata del Caribe, me llenó de lenguasos toda mi cara, a las pocas horas sentía tantas mariposas en mi pancita que tuve que liberarlas en el gran trono, es así como papito le llama con cariño al escusado, aunque no estoy seguro si salieron con todo y alas de mi menudo trasero, pues mi estadía en el gran trono estuvo muy sonora y colorida, el verde predominó, de sólo imaginarme un bosque completo evacuado por un pequeño orificio, me asusta, me pregunto entonces ¿a dónde volarán aquellas mariposas una vez jalado el escusado? Tantas dudas tengo sobre el mundo donde vivo a pesar de ser ya todo un hombre de casi siete años. Aun no soy un experto en el amor, pero siento que estoy enamorado de mi Pelucita, como le dice mamá a María, la niñera durmiente: --Te has enamorado hasta el tuétano, te duermes despierta, y no me pones atención a lo que te ordeno. Aunque no se que significa tuétano, me imagino que debe ser un lugar muy lejano, como un viaje hasta la luna. Cuando le interrogo a mi Papito: --¿cuánto me quieres papá?, me enseña sus grandes ojos brillosos y una amplia sonrisa con sus dos dientes de conejo, antes de contestarme: --te quiero mucho mi hijo, muchísimo, hasta la luna. Así aprendí que el lugar mas lejano que existe en este mundo, es esa bola brillante que aparece por las noches oscuras, y sólo en las más oscuras, para iluminar el paso de los lobos que aullan de tristeza, pues en esas noches, no pueden ver por donde andan, eso me lo contó María, mientras me ordenaba cerrar mis ojos, y caminar a ciegas. --Ahora eres un lobo en la oscuridad, --soltando una risita traviesa me decía-- busca la barra de cereal que escondí. El amor que profeso por mi singular cachorrita es tan sincero como el de mis papás, mi mamá me aseguró que cuando uno ama de verdad no hay espacio para las mentiras, uno debe demostrarle todo el cariño que uno siente al amado o amada, no sería amor si uno se guarda un tantito de afecto, es por eso que ahora que sé que es amor lo que siento en mi corazón, le daré todo de mí a la tierna Pelucita. ¡Que bien se siente estar enamorado!

Texto agregado el 21-11-2017, y leído por 67 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
22-11-2017 Muy entretenido. Bien pintado ese mundo tan particular. Chiro
21-11-2017 Un trabajo jocoso con cierto toque de humor negro que logras bastante bien. Me gustó. Saludos desde Iquique Chile vejete_rockero-48
21-11-2017 maravillosa interpretacióon del amor yosoyasi
 
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