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Es extraño que a estas horas de la madrugada se me ocurra escribir… Quizá sea por el mosquito que trataba de chuparse mi sangre… No importa… Aquí estoy y siempre agradecido por un día mas de vida, aunque con dolores propias de la edad, pero vivo y con grandes esperanzas de encontrarme conmigo mismo… Un camino de a pocos e invisible para los demás…
Dejé mi casa fui en busca de un sabio amigo… Tenía una que otra pregunta, pero, cuando estaba por llegar una voz interior preguntó el porqué buscaba respuestas a mis preguntas… Pensé que, porque no conocía la respuesta… De pronto entendí que por una esquina de mi conciencia se asomaban todas las respuestas… Y allí entendí que el sabio que iba buscar estaba en mí…
Volví a mi casa y me senté a meditar por largo rato… Sabía que la naturaleza de la vida es maravillosa y si mi ser buscaba entenderlo todo, la necesidad misma me haría encontrar la naturaleza del entendimiento o la realización de uno mismo… No sé cuántas horas pasaron, pero, el teléfono sonaba muchas veces como tratando de evitar el reencuentro… Sentí que estaba cerca hasta que escuché una voz, casi la presencia de alguien a mi lado… Quise abrir los ojos, pararme, pero no fue posible… Era como una energía que impedía que mis sentidos se abrieran… Quizá fuera el agua de vida que una planta o un alma necesita para florecer y expresarse… Al cabo de unos minutos pude abrir mis sentidos y notar que no había nadie a mi lado… De pronto el teléfono sonó… Me levanté y fui a descolgar el auricular… Era mi hermana que me invitaba a almorzar… Le dije que estaba agotado y que me perdonara… Insistió… Quedé callado y le dije que, si iba, antes la llamaría para avisarle… Colgué y de pronto sonó la puerta de la casa… Me acerqué a la puerta y miré a ver quien estaba tocando… Era un niño de no mas de nueve años… Abrí la puerta y el niño entró sin saludarme… Lo dejé entrar… Así que esto me va a pasar cuando llegue el tiempo, dijo el niño… Lo miré bien y era el niño que una vez fui… ¿Como es posible?, me pregunté… La puerta volvió a sonar y vi que era un joven, y a su lado un señor, y a su otro costado un anciano… Y cada uno de ellos era una parte de mi vida… Los dejé entrar y me puse a escucharles…
La enfermedad es natural para un anciano, pues le enseña que nada es por siempre estable…
Los jóvenes estamos con todo el derecho a equivocarnos una y mil veces…
Los adultos sabemos lo que queremos, pero nos comportamos como niños…
Notar todo nuevo y mágico es el paraíso, pero en algún momento se me escapa aquella realidad… Debo entender que nada es para siempre y que la verdad está oculta para todos menos para los poetas o niños… Y si ocurre algo inesperado pueda que provenga de aquellos fenómenos llamados genios o sobrenatural personalidad…
Luego, cada uno se puso a hablar, uno contradiciendo al otro y viceversa… No se ponían de acuerdo… Hasta que sentí que debía hablar y hablé palabras que nacían de mi alma… Era como escribir un poema largo y sentido…
Hermanos del pasado y del futuro… Sus normas o conductas están desafinadas como aquella guitarra que tuve y que muy poco usé… El presente es mi realidad… Y en ella vivo y cada uno de ustedes viven en mí… Por tal les comento que la vida siempre fue hermosa para aquellos que buscan el encuentro con uno mismo y en aquella búsqueda uno encuentra alegrías y desazones hasta que brilla la verdad que es la fusión de cada uno de ustedes en mí mismo… Por lo tanto, es hora que cierren los ojos y vuelvan a mi ser… Como su hermano les amo y les cuidaré como quien lo hace con quien ama… Y les regaré con las gotas de mis recuerdos y esperanzas… Pueda que muy pronto el tiempo deje de ser para mi vida y vaya uno a saber los pasos que he de tomar cuando el sagrado aliento me arrastre hacia mi creador, pues, es él mismo quien me dio aquel regalo y será él mismo quien me regrese a la fuente de cada aliento… He de afirmar que un mar de humildad me cubre cada instante y sobre las arenas secas de este mundo, seré bendecido por las gotas de amor de mi amado creador… Les pido que cierren los ojos, sonrían y nunca me abandonen en este camino de la búsqueda de uno mismo… En el camino encontraremos todo, o quizá nos perdamos como muchos en la mediocridad de las grandes civilizaciones… Pueden notar la inmensidad de libros en cada civilización y sabrán que se habla de lo que ocurre y ocurrió de manera exagerada o irreal, pero, si hay poesía en aquellos lustros, en verdad hay la presencia de nuestro creador en cada letra… Quizás las palabras no sean las justas, en verdad nunca lo fueron, pues, cómo es posible interpretar el canto de un ave, o el maullido de un gato… Qué nos motiva a expresar lo inexpresable… Quizá sea todo un enorme juego en donde las vidas paralelas se hallen presentes en cada paso que se da… Y sigo este cantar con las normas que me da la misma vida, pues nací poeta y de mis labios o letras nacen nuevos senderos para los hijos de la luz y los hijos del aliento…
Me quedé mirándoles y noté que habían quedado dormidos… Sonreí y me puse a seguir meditando… No sé cuanto tiempo pasó… Tan solo sentí que el tiempo no pasaba, pasaba otra cosa, algo así como un descanso, relajo, un soltar una enorme carga en donde notaba o vislumbraba a cada una parte de mi ser cayendo o evaporándose hasta sentir que no pesaba más que una pluma… Abrí los ojos y mi casa estaba deshabitada… Me levanté y cogí el teléfono… Marqué el numero de mi hermana y le dije que estaba saliendo hacia su casa… No demores que ya esta listo… Gracias, le dije… De nada, respondió… Cogí las llaves del auto y salí hacia la calle…
Encendí el auto y antes de salir me sentí observado… Miré mi casa y una multitud de sombras miraban en cada rincón… Partí, tenía mucha hambre…

Texto agregado el 18-02-2018, y leído por 47 visitantes. (0 votos)


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