Ser poeta

Somos dueños de nuestro silencio
Y esclavos de nuestras palabras.
M. Ghandi


Escribir poesías del alma
es caminar por la cuerda floja,
es exponer sentimientos al limite
a lectores ávidos o no.
Aun a sabiendas del peligro
de una exposición prolongada,
de una mirada altiva
que nos ha de cobrar peaje.
Una clarividencia infame y reveladora,
la traducción ingrata del eco inerte
que angustia en las sombras
y renace cesarea
a través de las manos del poeta.
Somos los ojos del otro,
la ventura efimera del desventurado:
La esperanza y la catarsis,
el deseo y la negación
El adelantado de una expedición
que se adentra en las sombras
y difumina la razón con adjetivos,
ambiguas refutaciones a la carta.
Servimos a la voluntad ajena
cual mensajero atrevido
y el castigo a nuestra altivez
es la pérdida de nuestra identidad.
Difuminada ahora entre mascaras
propias y ajenas.
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