En una sociedad sobreestimulada no queda espacio para el pensamiento crítico. Incluso si este ha de aparecer, queda la mano represora y barbárica que golpea todo hasta que no quede rastro de alguna idea subversiva para con el sistema impuesto. Yo no acepté este pacto social.
Me insertaron en la línea de producción, me bautizaron con reglas y pensamientos antinaturales. Esperan que lo soporte sin quejarme mucho y que genere nuevos individuos que puedan tomar mi puesto cuando no esté más aquí. ¿Pero qué clase de mierda estamos aceptando? Va el humano en su miserable rutina, proclamando ser libre, creyéndose superior a todo lo que le rodea. ¿Te has puesto a pensar que somos la única especie que paga para habitar este lugar? Moldearon la historia a su conveniencia, nos enfrentaron entre nosotros.
¡Soma por todas partes! Y si no funciona, a la puta habitación 101.
Tergiversaron el concepto de un dios, lo encerraron y ataron para succionarle el petróleo.
El dios de spinoza observa inmóvil, lo han mutilado, lo están castrando y aún eunuco nos ofrece esperanzas. Habitamos su cuerpo inerte, mientras la cúpula celeste cae a pedazos.
Islas de plástico cubren el pacífico manto oceánico, no es metafísico ni onírico, es irónico e incluso estúpido. Seré específico, todos los organismos vivos estamos infectados por minúsculas partes de polímeros. Efímeros, duramos lo que una mala canción.
El Bifröst no se cayó, se desplomó. Rompimos la conexión, cortamos las raíces y cambiamos los matices de todo el panorama. Nada va a cambiar, la cagamos. Hagamos lo que hagamos, ya estamos dentro de un avión kamikaze. Reduce tu huella de carbono, deja la carne, cuida la vida, respeta al prójimo, ama. Todo lindo y muy idílico hasta que te das cuenta de la verdad. Bienvenido al desierto de la realidad. Miles mueren sin conocer la deidad que llevan dentro y yo, en mi aposento, solo escribo y me lamento, a sabiendas que en este mismo momento yo también lo estoy haciendo. Nomán fue un caso aparte, a nosotros solo nos queda el arte y esta insoportable levedad del ser. Solo somos monos con armas capaces de amar, no hay karma ni darma, solo sarna y podredumbre en este lecho donde resignados esperamos la extinción. La luz al final del túnel es un tren. Pero… ¿aún queda una esperanza, no? Sería inhumano creer lo contrario.