La piel es la frontera del ser y la naturaleza. Un margen construido de carne y sensaciones como canal de comunicación entre el pensamiento y los sentidos. Hoy miro lo que me rodea y percibo la intención que tiene conmigo mientras camino. Estoy descalzo y mis pies respiran. Lo que voy pisando se convierte en imágenes obtenidas a través del tacto. La hierba me abraza. El aire me seduce. Los cantos se oyen y abro la boca para tragar el cambio. No hay forma de negar el sentimiento y el sueño me hace descansar en reposo mientras me dejo llevar por la corriente de la libertad anhelada.

No hay nadie más en este sendero.
No existen otros en este plano de lo real.
Reordeno el caleidoscopio y una vez más vuelvo a respirar.

Estoy vivo.
Veo la hierba, la arena, el cielo y el mar.