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El viernes 2 pasado me sometí a un procedimiento de angiografía y colocación de stent.

Y digo bien, me sometí, porque esa es la experiencia que transmiten los médicos. Uno no es parte de nada, uno no participa, uno es una "cosa" cuanto más inanimada y sin opinión mejor. Empieza el tratamiento sacándote todo lo que te identifica como persona y te convierte en paciente. Te ponen una pulserita como a un recién nacido, te sacan TODA la ropa (que alguien me explique cuál es la necesidad de sacarte los pantalones y la ropa interior cuando sólo te van a pinchar el antebrazo) Luego de que te dejan desnudo, asustado y metido en un cama de hospital viene un desconocido, que te sube a una camilla y te lleva como un paquete sin prisa y sin pausa, por una red de pasillos y ascensores. Tu visión se limita a ver luces en el techo. Al final el "enfermero transportador" te deja en un costado y "esperas el turno de entrar" igual que un panificado o un carrito de repuestos. Los que pasan alrededor te miran como a un objeto y algunos ¡hasta te corren! (sin decirte ni ah) Porque les molestás el paso. Te convertiste en un obstáculo eventual y así te tratan.
Finalmente entrás, el cirujano se presenta, hacés un pequeño chiste para romper el hielo, se ríen y empiezan a trabajar.

El procedimiento se lleva a cabo con una eficacia y una rapidez digna de la mejor línea de montaje de Toyota. Nadie te explica mucho, te dicen que vas a sentir un "incomodidad en el pecho" y en realidad es como si te metieran una garra y te apuñalaran la médula. Un ligero "dolor" en el brazo y sentís un alambre asesino que te quiere cortar los tendones... Pero, como todo en la vida, la cosa pasa y te dejan sólo en el lugar mientras los médicos se despiden y se van... sólo… cinco minutos mirando la nada y sin moverte escuchando pasar gente, risas, nada... Hasta que finalmente el expreso camilla vuelve, te recoge y te deja con la misma "calidez" en la habitación.

Nadie te explica que el dolor y la incomodidad llamada "angina de pecho" iban a volver cuando supuestamente hicieron todo para que te recuperes... Eso te asusta, pero no importa porque está tu mujer y tenés que ser fuerte. El enfermero te informa que tenés que tomar agua para "purgar" el material de contraste. Te conectan infinidad de cables para tomarte las constantes vitales y te dejan convertido en una central telefónica antigua, incómodo y agotado sobre la cama tratando de entender como joraca vas a pasar las siguientes 15 horas sin enloquecer.

Lográs convencer a tu mujer que se vaya


Pasan las primeras horas...


Y sentís una urgencia insoportable por ir al baño...

Te reputeas a vos mismo por no haberte quedado con el estómago vacío... Llamás a la enfermera diciéndole que te desconecte que tenés que... Te mira con una cara de reproche como si le hubieras planteado que querés bailar un malambo en el quirófano con el ballet estable folklórico de La Pampa... y te dice... "puedo traerte la chata"

Vos sabés que estás descompuesto, sabés que estás haciendo un esfuerzo sobrehumano para no estallar como la economía argentina… pero te calmás… Suspiras… la mirás a sus ojitos bovinos y le decís lentamente para que entienda: “Ok... yo ahora despaciiiitoooo me voy a levantar y voy al baño y si no me desconectás me desconecto yo...” Ella sale diciendo “ya vengo”

Y aparece la "cardióloga de turno" que también es colombiana, centroamericana o de alguno de los países que nos invadieron en masa con estudiantes recientemente y que aprovechan el sistema universitario gratuito que nuestros propios habitantes juran y perjuran que es una porquería.

Ella deja bien en claro que cinco pasos hasta el baño (cinco, los conté…) pueden matarte y aunque reconoce que también puede matarte el stress de hacerte encima delante de una desconocida y/o discutir convaleciente en ese caso, ella te dice lo más campante, “Pues ahorita en ese caso yo no sería culpable de nada y en el otro si…”

Vos ya sabías que les importabas una mierda, que sos sólo un problema laboral. Pero eso te enoja y mucho y la verdad te chupa soberanamente un egg su reputación o falta de ella con una cara que supones desencajada le decís: “A ver si entendés oligofrénica profunda... Yo prefiero MORIR que hacer en una chata ¡¡¿¿te queda claro??!!"


Acto seguido te arrancás los cables a puñados porque el tiempo se agota y sin mirar atrás te dirigís al baño mientras la enfermera se apura atrás tuyo con el suero que golpea enloquecido en el perchero glorificado del que cuelga.


.....


Volvés cansado y relajado a la cama prisión... Todo atisbo de cordialidad se ha desvanecido de la enfermera, la cardióloga se fue, ya se vengará más adelante no pidiendo los análisis de sangre que te tienen que hacer al otro día para darte el alta. Te importa todo un bledo. Miras con cierta sorna sobradora a la enfermera y le anunciás...


"Ahora voy a dormir"...


Ja...

Jara ja ja….


Las próximas 15 horas no vas a pegar un puto ojo...Entre otras cosas porque los cablecitos se desconectan por cosas tan elementales como respirar y los monitores se quejan chillando y haciendo zumbidos molestos todo el tiempo.


Parece que los genios que los diseñaron no tuvieron tiempo de entender el concepto de "alarma silenciosa"


Vas a salir 6 horas más tarde del alta programada, agotado, con sueño, estresado como nunca y sabiendo que tenés que regresar y pasar todo de nuevo… para hacer los otros stent que faltan

Y vas a decir cuando mires las 6 pastillas que tenés que tomar todos los días...


Bienvenido a los cincuenta Pablito...

Texto agregado el 30-05-2018, y leído por 44 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-05-2018 Menuda experiencia. Me gustó leerte. MarceloArrizabalaga
 
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