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Cuento
A mi modo de ver un cuento, por largo que sea, se debe leer de una sola vez sin interrupción, pero algo pasó en el sistema de la página que no me dejó ingresarlo completo siendo que anteriormente he agregado cuentos más largos que este, razón por la cual tuve que dividirlo en dos partes y es por ello que aunque no me gusta hacerlo voy a ocupar dos cupos del muro, sabiendo muy bien que lo correcto y de respeto a los demás participantes es que ocupe solamente uno.



Ensalada mediterránea
Parte 1



Era el atardecer de un agradable día de primavera. John Foster Carreño, soltero de unos cincuenta años, dueño-gerente de una gran empresa importadora y exportadora, sentado en la terraza de su mansión en uno de los más exclusivos balnearios de la costa central, leía una importante revista relacionada con el rubro de la cocina internacional, entre ellas la mediterránea, la cual al parecer era muy interesante, puesto que estuvo como dos horas leyendo muy entusiasmado mientras duró el contenido de dos vasos de whisky. Tiempo necesario para madurar una idea que se le ocurrió desde que comenzó a leer aquella revista.

Temprano, al otro día llamó a su oficina central en la capital, para que lo pusieran en contacto con una empresa especializada en la organización de eventos.

Al día siguiente de su solicitud, a las diez en punto que había sido la hora acordada con su secretaria llegaron a visitarlo J.J. Martínez y J.L. Reyes, ambos administradores de la compañía “Eventos Especiales S. A.” Eran ellos hombres de mediana edad, de hablar muy claro y elegantemente vestidos que le demostraron con catálogos más una presentación en Power Point de los servicios que su compañía ofrecía. Para lo que John solicitaba resultaron ser los mejores del medio, rápidamente se convenció de la calidad de lo que esta compañía le podía brindar, por lo tanto pidió a su oficina central que ese mismo día se firmara un contrato con ellos.

John les explicó con lujo de detalle que lo que él quería realizar era un concurso de cocina, en la misma mansión en que se encontraban, que era su residencia de playa. El concurso tenía que ser destinado exclusivamente para mujeres, las cuales deberían presentarse en grupos de tres. Les pidió que no escatimaran en gastos, tanto en equipos, útiles, materiales e insumos. Además tenían que preocuparse del alojamiento de las participantes en un hotel cinco estrellas de los más renombrados de la zona, como así también del transporte de las mismas entre el hotel y la mansión, agregando a ello todo lo que fuera necesario para el buen cumplimiento de lo contratado.

El tiempo total para el evento sería de diez días, cinco para preparar los espacios destinados al evento considerando la logística que comprendía todo lo necesario como por ejemplo: una gran carpa, cocinas de primer orden, además de bodegas aprovisionadas con todo lo necesario para estos efectos. En los dos últimos días de estos cinco un equipo de personas especializadas se encargaría de seleccionar las concursantes, además darles todas las instrucciones e instalarlas en sus lugares de alojamiento. El concurso propiamente tal se realizaría en tres días, dos días de selección más uno de final. Los últimos dos días, de los diez, serian para desmontar y retirar todas las instalaciones requeridas por el concurso.

El primer día de concurso propiamente tal, de entre 24 grupos deberían eliminarse 12, esto en jornada única de ocho a diez horas.
El segundo día de esos 12 equipos deberían quedar 3 que irían a la final, sería solo en jornada de mañana.
El tercer día de esos tres equipos, a juicio del jurado compuesto por John, JJ y JL, saldría el gran ganador, el cual tendría un premio muy especial el cual las ganadoras sólo lo conocerían después de finalizado el concurso, cuando ya se hubieran retirado todas las demás concursantes.

A todos los otros equipos participantes, sin importar el puesto que ocuparan, tendrían como premio dos semanas de vacaciones en el mismo hotel donde se alojarían para el concurso manteniendo el sistema de todo incluido incluyendo además una cantidad no despreciable de dinero por la molestia de presentarse más todos los gastos de transporte.

Se publicitó en periódicos, radios e incluso algunos canales de televisión.

Llegaron alrededor de quinientas mujeres de toda condición, edad, color de piel, jóvenes, maduras, incluso algunas abuelitas de canas muy blancas. Todas muy bien vestidas y maquilladas. Sobresalían entre todo el conjunto tres que se destacaban además de sus vestimenta de riguroso negro, por su estatura, las tres de la misma altura al igual que su contextura física. Tanto participantes, como personal, JJ, JL incluso el mismo John, no fueron indiferentes a este grupo, la mayoría pensó que eran viudas. Las tres, además de serias y recatadas, cubrían su cabeza con una cofia negra que no dejaba ver el color del pelo.

El equipo seleccionador después de muchas preguntas en entrevistas personales logró seleccionar veinticuatro grupos, es decir setenta y dos mujeres, entre ellas seguían destacando las tres vestidas de negro.

El concurso, se explicó bien claro que era de cocina, es decir de comida, además sería de libre decisión lo que quisiera presentar cada grupo. Se aseguró que en las despensas habría de todo, no faltaría nada para poder lograr el plato o manjar que quisieran preparar las concursantes para impresionar al jurado.

El primer día de concurso fue de mucho movimiento en la mansión, en la carpa y en los jardines; fue el día en que los veinticuatro equipos luchaban por un puesto.
Al final de una larga jornada de doce horas, ya anocheciendo lograron clasificar doce equipos, en esos doce seguían sobresaliendo las chicas de larga falda negra, zapatos negros con tacones bajos más la cofia negra que escondía el color de sus cabellos.

El segundo día, en sólo una jornada normal, con doce equipos ya todo fue un poco más aliviado. Como a las dos de la tarde se anunció cuáles eran los tres equipos seleccionados para disputar la final.
Un equipo de tres cocineras profesionales, las cuales saltaban de alegría regalando sonrisas y abrazos por doquier. En cambio el grupo de las dueñas de casa seleccionado se mostraban, aunque contentas, más tranquilas. Mientras que el tercer grupo elegido fueron las… chicas de negro, que lo tomaron como algo normal mostrándose serias igual que todos los días.

Tercer día, la ansiada final, gran expectación. Incluso llegó una importante cantidad de periodistas de prensa, radio incluso televisión. Temprano ese día, se les comunicó a los equipos que cambiaran la ropa formal que habían estado usando y que podían vestir de la forma que ellas estimaran conveniente o que mejor les acomodase.

Las dueñas de casa, simplemente cada una vistió como dueña de casa en su propia cocina, por lo tanto tres tenidas distintas y colores diferentes.

Las cocineras vistieron de blanco absoluto, con similar confección desde la cabeza a los pies, como en sus cocinas de importantes restaurantes.

Y las chicas de negro seguían de riguroso negro, pero… pero… pero… comencemos por los pies: zapatos negros brillantes con un taco aguja de 15 centímetros, medias negras transparentes con encaje negro adherido a media pierna, minifalda negra ajustada, cortísima, tanto que si se agachaban demasiado también mostraban prendas color negro, un peto negro muy ajustado a unas formas perfectas, sólo que en la cabeza algo distinto que las delató, un sombrero tipo bonete y por supuesto negro, era un sombrero propio de brujas,
¡Eso es lo que eran, brujas, brujas modernas!
Ahora al final mostraban su verdadera identidad a la vez que también mostraban lo que hasta ahora habían escondido puesto que desapareció la cofia negra para mostrar el color del pelo de cada una de ellas: Negro azabache , Rojo cobrizo, Rubio dorado, colores relucientes; JJ y JL le apostaban a John que era pelo teñido. En las partes que ahora dejaban al descubierto mostraban piel blanca, blanca muy tersa.

Todos estaban asombrados por lo que veían, realmente las chicas de negro o Las Brujas eran un espectáculo especial. El personal administrativo, el técnico, el de apoyo, las otras concursantes que también estaban allí, los periodistas, además muy asombrados JJ y JL que no tenían ojos más que para las chicas de negro. Camarógrafos y fotógrafos corrían desesperados para lograr la mejor toma. John, quizás el más impresionado, sonriendo escondía su asombro tras oscuras gafas para el sol.

Los tres equipos trabajaron sin detenerse ni un segundo para lograr el mejor plato que deleitara a John , JJ y JL. Después de dos largas e intensas horas, que era lo estipulado en las bases del concurso los platos estaban dispuestos para que los degustara el jurado. Todos impacientes veían como los tres se regocijaban con los sabores de las exquisiteces que tenían al frente. Bocado tras bocado, prácticamente consumieron todo lo que les habían preparado.
Después de unos quince minutos de discusión llegaron a un acuerdo, el cual se escuchó por los parlantes: según lo que habían degustado la conclusión era que dos equipos tendrían que volver a competir: Cocineras y Brujas, desgraciadamente las Dueñas de Casa quedaron eliminadas.
Para dirimir el primer lugar solo se les pidió a los equipos que tendrían que preparar en un tiempo de 15 minutos una ensalada, sólo una ensalada en base a verduras a elección e incluyendo tres ingredientes similares para sazonar: sal, distintos tipos de vinagre y aceites de variado origen.

Las Cocineras eligieron verduras de distintos colores, las cuales distribuyeron en los platos de forma artística tal que llamaran la atención a los ojos del jurado, además de agregarles los tres ingredientes obligatorios. Entre las tres pusieron sobre las verduras de colores, sal, vinagre aromático y aceite de girasol. Ocuparon en ello los 15 minutos. Las ensaladas se veían muy bien presentadas, deliciosas e incitantes a cualquier paladar.

Las Brujas no se apuraron, incluso se dieron el lujo de ocupar los primeros cinco minutos en posar para las cámaras. Luego con mucha calma, mostrando una apariencia despreocupada, dispusieron en los platos sólo hojas enteras de lechuga, preocupándose sí de que fueran de un tonalidad de verde en degradé desde uno intenso a uno más débil, luego una a una, en orden, fueron agregando los tres ingredientes: Azabache con los dedos espolvoreó muy poca sal, Pelirroja se preocupó de rociar en justa medida vinagre de vino tinto y Rubia con generosidad esparció sobre la lechuga aceite de oliva extra virgen, Ocuparon justo lo diez minutos que les quedaban. Presentaron para la degustación una fresca ensalada hecha sólo con hojas frescas, tersas y verdes de lechuga.


Continua y finaliza en la segunda parte.

Texto agregado el 26-07-2018, y leído por 132 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
29-07-2018 Leído. Continúo ***** grilo
28-07-2018 Voy para leer la segunda parte y conclusión, amigo Vicente. maparo55
28-07-2018 Voy para leer la segunda parte y conclusión, amigo Vicente. maparo55
27-07-2018 Ya voy a leer lo que sigue***** ome
27-07-2018 atrapante yosoyasi
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