Si te doy mi voz
¿Qué me darás a cambio
para que mi silencio no sea mi exclusión?

Si te doy mis ojos
¿Qué me revelarás del mundo
cuando se apagué mi luz?

Si te doy mi mano
¿Qué destino has de indicarme
que justifique mi camino?

Si te doy mi espalda
¿Qué alivio a mi carga
dispensara otra ayuda?

Y si ya no hablo más conmigo,
y si dejo de mirarme,
y si separo mis propias manos,
y soy yo tu ayuda

¿Cómo podré amarte?
¿Cómo podré reconocerme?

Perdido bajo tu voz,
perdido bajo tus ojos,
perdido bajo tus manos,
perdido.

Me perdí cuando te encontré.
Te encontré para no perderme
y me perdí en ti
hasta perder mi identidad,
mi voz,
mis ojos,
mis manos,
mi espalda
y mi fe.