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Martín y el agua.

Esto ocurrió hace tanto tiempo que quizá mi memoria no pueda trasmitir todo lo que realmente ocurrió pero trataré de hacerlo lo mejor posible.
Martín era un niño muy alegre, parece ser que nació con una sonrisa en los labios, sus padres estaban muy felices de tenerlo, era su único hijo y ellos ya estaban muy crecidos para tener más hijos por tal motivo lo cuidaban como si fuera de cristal.
Pero a los doce años, mientras estaba en el liceo, sus padres murieron en un accidente de tránsito dejándolo sin más compañía que la de uno de sus abuelos maternos, los demás ya no existían desde hacía muchos años.
Tomás se llamaba el abuelo de Martín y se lo llevó a vivir con él a un lugar del cuál el muchacho se enamoró desde que lo vio.
Tomás vivía en una cabaña cerca de una playa a la cual muy poca gente iba debido a que quizá nadie la conocía, estaba muy oculta y era bastante pequeña, rodeada de rocas y cuevas donde pequeños animales se refugiaban en la noche.
A pesar de su tristeza el muchacho estaba contento, el agua era algo que le atraía desde siempre, arroyos, cascadas, mares y ríos parecían ser su lugar preferido, desde que nació prefería el agua a la leche algo poco común en un niño pequeño.
Siguió estudiando en un liceo un tanto alejado pero gracias a que su abuelo lo llevaba y lo iba a buscar nunca tuvo problemas.
Los años fueron pasando entre el estudio y la playa ya que en esas latitudes el clima era todo el año el mismo, verano.
Tomás le enseñó todo lo que sabía sobre la pesca es más, le enseñó todo lo que sabía sobre todo, cocinar, lavar y mantener la casa en orden ya que decía que el día que él no estuviera tendría que ocuparse de todo él solo.
Martín ayudaba mucho a su abuelo y para que no tuviera que trabajar en la casa cocinar era uno de los quehaceres preferidos de Martín y para eso iba de pesca, había aprendido a hacer muchos platos de pescados pero yo pienso que más que pescar lo que él quería era estar cerca o dentro del agua. Nadaba tan bien que a Tomás no le preocupaba si llegaba tarde de la playa, sabía que no se ahogaría por más lejos que fuera.
Pero un día Tomás enfermó y sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida tuvo una conversación con su nieto.
___Mi querido Martín, se que voy a morir, en fin, ya tengo edad para marcharme pero me preocupas tú, voy a dejarte solo y a veces la soledad no es buena compañía, me gustaría que conocieras a alguna muchacha de tu edad y te casaras y formaras una familia. También quiero pedirte que te alejes un poco de la playa sobre todo cuando hay Luna llena, hay muchas leyendas de las que nunca te he hablado sobre esta playa y no quisiera que te ocurriera nada malo.
___No te preocupes abuelo, no vas a morirte todavía, lo tuyo es consecuencia del cigarro pero si lo dejas se te va a pasar.
___No lo creas son muchos años de fumar algún día tenía que pagar por ello.
Cinco meses después fallecía el abuelo de Martín y el muchacho luego del entierro volvió solo a la cabaña más triste que nunca.
Luego de pasar algunos días planeando su vida de ahí en más, volvió a la playa, se sentó en la arena mirando el agua cuando de pronto la vio, era la muchacha más hermosa que había visto, de pelo ondulado del color del ébano y cuyos ojos azules como el cielo parecían llamarlo.
La chica estaba en el agua y aparecía y desaparecía a su antojo entonces Martín se decidió, entró al agua como siempre lo hacía y nadó hasta la chica, cuando estuvo a pocos metros ella le sonrió de tal manera que él tomándola entre sus brazos la besó sin que ella ofreciera resistencia y ocurrió lo que tenía que pasar, sumergiéndolo en las profundidades del agua Martín y su nueva compañera comenzaron lo que su abuelo quería, una nueva vida, aunque jamás pensó que sería de esa manera, lo que Tomás nunca imaginó era que una sirena cautivara a su nieto de tal manera de llevárselo con ella.
Desde ese día, nadie ha vuelto a ver a Martín pero los más viejos dicen que por las noches cuando la Luna está en su apogeo, un muchacho sale del agua por algunos minutos para volver luego al encuentro de su sirena y de vez en cuando también salen sus hijas, sirenas como la madre.
Algunos dicen que debido a su amor por el agua Marín no pudo resistir el vivir dentro de ella y que fue hechizado por la sirena para poder respirar bajo el agua.
Otros dicen que a veces hay luz en la cabaña y que lo ven a Martín con sus hijas que como él pueden convertirse en personas normales sin sus largas colas.
Bueno, todo esto no son más que habladurías de la gente, no puedo dar fe de nada, no lo he visto… aunque quizá… pensándolo bien… no se pero a veces siento su presencia cuando voy a la playa….
Omenia 9/10/2018


Texto agregado el 09-10-2018, y leído por 117 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
09-10-2018 Hermosa leyenda Ome! me encantó imaginar ese amor y esas hijas. Besitos y felicitaciones por tu gran creatividad. Magda gmmagdalena
09-10-2018 —Hermosa leyenda que me retrotrae a tiempos juveniles y como soy crédulo me atrevo a dar fe de que fue y es cierto, incluso pienso que la narradora también podría ser ser una sirena. vicenterreramarquez
09-10-2018 Dulce leyenda la cual disfruté como a un helado de chocolate. GENIAL. Abrazos fulles. SOFIAMA
09-10-2018 Seguro es como cuentas. ***** grilo
09-10-2018 Maravilloso tu relato. Me encantó, Ome querida!!! MujerDiosa
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