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REHEN


Era unos de esos días en que la temperatura era elevada, ya desde el amanecer.
El cielo estaba despejado, libre de esas frecuentes nubes anaranjadas que se movían alocadas por el cielo. Los dos soles gemelos ofrecían toda su energía e invadían la piel dejándola aun mas bronceada y sudorosa.
Era un día cualquiera.
Las fechas ya no tenían importancia, pues todos los días eran iguales. La sobrevivencia se había convertido en rutina, y la rutina era algo entretenido en el desolado y monótono planeta.
Aguss se limpió el sudor de la frente y emitió un largo suspiro. La época del calor claramente ya había llegado.
Las arenas del desierto parecían reflejar y aumentar aún más los rayos solares. Agarró con fuerza los dos estanques para el agua y emprendió el viaje, dejando atrás el refugio.
A pesar de que el desierto no ofrecía ningún punto de referencia, Aguss sabía muy bien hacia donde caminar para llegar a la vertiente, a la apetecible y necesaria agua.
Hablando fuerte y sin preocuparse de nadie, pues nadie mas había, dijo:
-Una vez mas…, me pregunto cuanta agua quedará.
Siempre era lo mismo, 10 años que salía del refugio, cada 4 días por medio, llenaba los estanques y se marchaba sin observar cuanto quedaba.
-¿Qué haré esta temporada para resistir el calor? - se preguntó - Daty parece no afectarse tanto con la temperatura, siempre esta ahí sereno y pensativo, admiro su actitud.
Evidentemente lo admiraba y en muchos ámbitos. Daty estaba en el refugio, siempre estaba ahí, enfermo y hace algunos años callado, muy callado. El y Aguss eran los únicos habitantes del planeta. Eso era un hecho seguro, la superficie era muy pequeña, casi como una luna y la mayor parte de ella era océano, pero increíblemente y favorablemente para ellos, el pequeño planeta tenía la composición exacta de hidrogeno-oxigeno que lo hacia habitable.
El trayecto para llegar al refugio era largo, con las manos enrojecidas y transpiradas, apretaba los estanques.
A lo lejos vió un reflejo.
Era algo brillante, los soles habían delatado que algo estaba mas allá. Dejó los estanques en el suelo.
Definitivamente era algo metalico.
Los soles asechaban desde lo alto, Aguss Nam apuró el paso. La intriga lo dominaba. Desde la distancia en que se encontraba, no podía distinguir aún de que se trataba, solo había una cosa cierta, lo que fuese, nunca antes había estado allí.
Debía ser entonces algo ignorado antes o algo proveniente de espacio... ¡no!, ¡eso no! - pensó Gauss haciendo una mueca con su boca y sus ojos.
La perspectiva había sido engañadora, "aquello" estaba más lejos de lo supuesto. Ahora se veía claramente, era de metal y cilíndrico, ¿una nave?. Tres personas entraban y salían por una puerta circular, o entraban y salían otras distintas...no lo sabía.
Las personas estaban vestidas de blanco desde la cabeza a los pies, como desconfiando de la atmósfera y su respirable composición. Se detuvo a contemplar la situación y a pensar.
-¿Quienes son?, ¿serán de la mafia?
Daty le había contado, (en los años que había estado junto a él le había contado muchas cosas, Aguss se había dado cuenta que Daty era una persona muy sabia) que los de la mafia acostumbraban esconder sus contrabando en planetas desiertos, pero este...ni siquiera tenía nombre, y según Daty, ni siquiera tenía un espacio en los mapas estelares. Era muy pequeño.
Aguss le había creído, pues Daty sabía muy bien qué planeta escoger para concretar su delito, el secuestro. Un planeta alejado e ignorado, donde nadie diera con él.
Ahora ya no estaba desolado y los posibles mafiosos se habían dado cuenta que eran observados. No mostraron ningún arma, Su amigo le había dicho que llevaban muchas armas, tampoco se abalanzaron contra él para atraparlo, solo se limitaron a mirarse entre si, y caminar hacia otro individuo que aún no se percataba de la situación.
Aguss no alcanzó a escuchar la conversación, la distancia se lo impidió. Los hombres lo indicaban, había un gran escándalo, dos hombres más salieron por la puerta circular y se unieron al grupo.
Aguss estaba de pie, sin mover ningún músculo.
-si son mafiosos - pensó - no debo dar la ubicación del refugio y con el arma los puedo liquidar a todos - hace 5 años que le prestaba el arma cuando salía a buscar agua, desde que enfermó, pero al regresar debía devolverla nuevamente.
Tres hombres caminaron hacia él, dos se quedaron a observar.
Entonces, por primera vez en el planeta, sucedería un hecho sin precedente.
Los tres hombres lo miraron de pie a cabeza. al parecer les causó extrañeza su forma de vestir, con su túnica harapienta, unos zapatos completamente descubiertos y con el rostro desprotegido.
El largo pelo voló con una repentina brisa, la cara le quedó cubierta con él, no hizo ningún movimiento para quitárselo. Sus manos estaban preocupadas del arma escondida bajo sus ropas.
Unos de los hombres, haciendo de vocero, habló fuerte.
-¿Quién eres?...¿me entiendes?
-si
-¿Quién eres?
-Soy Aguss.
Apretó con fuerza el arma y puso un dedo en el gatillo.
-¿Dónde vives?
No contestó. Otra brisa hizo que su pelo volviera a su lugar.
-Por aquí
Entonces preguntó enseguida.
-¿Ustedes son de la mafia?
Los hombres se miraron y al parecer también sonrieron.
-¿mafiosos?...no, creo que no.
Aguss tragó saliva, ¿estaría cargada el arma?
-Mafiosos - agregó - hombres que asaltan cruzeros espaciales, roban riquezas, botines, joyas...tesoros, contrabando, mujeres…
Era verdad los hombres reían.
-¡No... no somos de esos!
Aguss acarició el gatillo, que estupidez - pensó - lógicamente jamás rebelarían su identidad.
-¿Qué haces aquí? - preguntó el vocero.
-Vivo aquí.
El vocero hecho su cabeza hacia atrás sin comprender.
-¿aquí?...en este y desolado y feo planeta.
-si.
El vocero se le acercó mas y le analizó el rostro.
No tenía ningún rasgo de natividad, mas bien poseía los rasgos de los habitantes de los planetas acaudalados. Sus facciones eran finas y delicadas.
-¿Cuál es tu apellido?
-Nam, Aguss Namberth
Los hombres murmuraron algo y movieron la cabeza, ¿les estaba tomando el pelo?
-¿Cuantos años tienes?
Aguss trató de recordar, años...¿cuantos tenía?, cuando Daty lo había llevado contra su voluntad hacia ese planeta, era aún un niño, un niño de 9 años. El tiempo en aquel planeta era distinto al normal, el que regía en toda la galaxia, el fisioaño. Daty conocía esa escala pero prefería idear su propio tiempo, basado en la traslación del planeta. 20 ó 21 años...no lo sabía con certeza.
-21 - dijo por decir algo-
El vocero lo miró con lentitud
-¿Eres en verdad Nam Aguss Namberth?
Aguss sonrió y toqueteó el gatillo.
-¿me conoce?
-¿Quién no te conoce muchacho?, te buscan hace 15 años ¡
Aguss recordó que lo buscaban, lo sabía muy bien. Quizá si esto hubiera sucedido hace diez años, habría corrido hacia los hombres y los habría abrazado, pero ahora era distinto.
-¿Aún me buscan?
-¡Por supuesto¡, en cada planeta. Tus padres, tu familia, lo han hecho todo. Hay una gran suma de dinero por llevarte con ellos
Aguss recordó a sus padres.
El vocero cambió la expresión de su rostro.
-¿Donde está tu captor?¿te deshiciste de ese maldito?, ¿te escapaste?...¡Vamos cuéntanos!
Aguss torció la boca, la pregunta no le había gustado ni menos la forma como habían tratado a Daty, secuestrador. Dat era viejo, sabio y amigo, no lo podían llamar así.
-¡El no es un delincuente¡- gritó disgustado- es Daty ... y está enfermo.
Los hombres se miraron entre sí.
-¿Como que no es tu captor? - preguntó el vocero - te secuestró hace 15 años, pidió mucho dinero a tus padres, asesinó a muchos policías, era un terrorista, un revolucionario, un loco ¡nunca te dejó ir!.
- Daty tenía ideales, necesitaba dinero para concretarlos, pero su grupo lo abandonó y lo dejó en este planeta que el mismo había escogido.
- Lo sabemos, el grupo idealista que hablas fue eliminado por completo. Pero Dather es tu secuestrador ¿no lo entiendes?.
- no
- ¿Dónde está?
- Está enfermo.
- ¿Recuerdas que te secuestró y amenazó con matarte?. Te llevó en un vehículo espacial repleto de explosivos.
- Sí, lo recuerdo, nunca me hizo daño, sólo quería dinero para concretar sus ideales.
El vocero suspiró.
- Ya no importa, te encontramos por casualidad, nosotros somos geólogos y analizábamos el suelo de este planeta. Has tenido suerte. Te llevaremos donde tus padres. Llevaremos también a Dather a la justicia.
Aguss acarició el gatillo, miró a los hombres, no se veía ninguna arma
- ¡No lo harán¡, ¡No quiero irme!, Daty está enfermo!
El vocero hizo un extraño sonido por entre sus dientes, alzó la voz.
- ¡Dathew te secuestró¡, ¿Cómo puedes apiadarte de él?. Ven con nosotros antes que sea demasiado tarde.
Aguss movió su cabeza.
- Llevaremos a Dathew a la justicia, te secuestró, será condenado por ello.
- No quiero irme, no condenarán a Daty, es mi amigo, está enfermo.
El vocero lo tiró de un brazo, los otros dos hombres lo tomaron por atrás.
- ¿Te has vuelto loco muchacho? ven con nosotros, tus padres estarán muy contentos.
Aguss se soltó bruscamente, uno de los hombres cayó al suelo. Sacó, con un rápido movimiento el arma de entre sus ropas. Los hombres retrocedieron aterrados. El vocero fue el primero en recibir un fulminante disparo enérgico, sin meditarlo un segundo, disparó contra los otros dos.
Miró hacia donde estaban los últimos, arrancaban y entraban en la nave, la puerta circular se cerró.
Aguss corrió hacia allá.
- Sacarán armas - pensó.
- rodeó la nave buscando alguna abertura, no la encontró.
Retrocedió unos pasos... el depósito de combustible.
- Descargó toda la energía del arma en él.
La nave colapsó con un sonido metálico, finalmente explotó en pedazos.
Aguss suspiró, miró la nave destrozada, luego los cuerpos mutilados.
Se alejó de allí en silencio. Encontró los estanques de agua, los levantó, continuó el camino hacia la vertiente de agua.
-No le diré nada de esto a Daty, tendré cuidado, quizás vengan otros, estaré preparado.
Caminó en silencio. Ya había olvidado completamente que debía fijarse cuanta agua quedaba. Mas allá pasó sin mirar por los fulminados restos de un carguero turístico y casi al llegar a una montaña de arena de aspecto terrible, pisó al bordearla, el único trozo de metal que quedaba de un pequeño transporte de reconocimiento. El primero que había destruido hace ya bastante tiempo.
Los dos soles le golpearon la espalda, apuró el paso y pensó en daty y en como habían podido llamarlo loco, maldito, revolucionario. Pronto llegaría al refugio y lo encontraría como siempre, quieto e inmóvil en su lugar de siempre, para Aguss pensativo y reflexivo, pero dentro de un sueño en que jamás despertaría.

FIN
Marcelo O. Garrido

Texto agregado el 18-10-2004, y leído por 229 visitantes. (0 votos)


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