TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / AnaCecilia / La llave

[C:632]





Volví a mi casa, no me sentía bien. En la puerta de calle, el llavero de bronce con la inicial de mí ex pareja, se me cayó al piso. Lo tomé como un designio, que auguraba su presencia, mientras protestaba al agacharme a recogerlo. Caminé por el pasillo, muy lentamente; la cabeza me latía en infinitas direcciones. Al entrar, los muebles se me desvirtuaron de los ojos, como si mis sentidos me hubiesen abandonado. En mi cuarto, la cama desordenada yacía bajo una colcha de croché multicolor; mientras, un tapado de paño oscuro, pendía del perchero en un rincón. Los objetos se me dibujaban con un dejo de nostalgia, interponiéndose a cada paso de mi recorrido habitual. Me senté en los sillones del living, sin siquiera encender la luz. Estaba cansada, con algo de fiebre, y casi desorientada en mi propia casa. Quise ver un noticiero de la tele, pero al tantear, no di con el control remoto. Así que me quedé tendida, a lo largo del sofá, recordando viejos tiempos en éxtasis supremo. Unos minutos más tarde, la puerta se abrió, para reencontrarme con mi amor, ( el que el llavero antes, me había vaticinado ) . Nos fundimos en un eterno abrazo de felicidad. Nunca había imaginado que lo volvería a ver. Sentí el calor de su cuerpo desangrando entre mis manos, mientras le preguntaba si estaba bien; él me asintió con una mueca placentera, y aunque estaba apurado, sólo había pasado a saludarme. Lo dejé ir, mientras mi sonrisa se fugaba, tras sus pasos seguros. Después, el sueño me venció en un profundo suspiro, que exhalé durante horas. Cuando desperté, un matrimonio de ancianos, se encontraban delante de mí. Pensé que mi mente había enloquecido, por la temperatura. Me incorporé, preguntándoles; ¿qué hacían aquí?, a la vez que ellos, me susurraban el mismo interrogante. Miré a mí alrededor, y nada de lo que veía concordaba con mis cosas. Asustada, pero con temple, comencé a recorrer uno a uno, los objetos de la habitación. Los sillones eran Luis XV; yo, los había comprado de caña, en un remate; la mesa ratona hacía juego con los sillones; en mi casa, nunca había tenido una. Levanté mis ojos hacia el cielorraso; mí ventilador de techo, había sido transformado en una araña, que caía en excesivos caireles. En un rapto de desesperación, volví a mirar al matrimonio, que expectantes, seguían de pié ante mi figura. Mientras, ellos, me preguntaban el nombre: - “Me llamo Ana”, ( les dije, entrecortando las palabras),” como no me sentí bien, me vine a casa”. Al terminar la frase me di cuenta, que ninguno de los muebles realmente eran míos, aunque la casa me traía reminiscencias. Quise desaparecer de allí, pero a la vez no comprendía, cómo podía haber entrado. Los ancianos, me seguían mirando fijo, como compadeciendo mi figura extraviada dentro de su propio comedor. Traté de recordar el porqué de mi llegada al lugar; y entonces, me detuve en la vereda, a recoger la llave dorada con la inicial de mí ex pareja, mientras protestaba al tener que inclinarme a levantarla.

Ana.

A la memoria, de mí ex pareja fallecida.

Texto agregado el 08-10-2002, y leído por 773 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
16-09-2004 Adorable, como siempre, aunque éste también me dió pena, muy hermoso Anita, un beso. cristian
13-01-2003 Que pasa con la sensibilidad de los 106 lectores que ni calificarón ni opinaron .Es muy dolorosa tu imagen y esta muy bien desarrollada. Duele y se siente el frio de la llave caida asi acabaremos todos. No te sufras, solo el dolor es real , el sufrimiento se vence y se hace un recuerdo con el .Como la arruga de un camino.TE mando un Beso Cariñoso. gatelgto
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]