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A los que nacen martillo del cielo le llueven clavos. Dicho popular

Aquella tarde llovieron clavos, clavos azules y metálicos de punta cuadrada como los de las traviesas de los ferrocarriles. Y Juan, que según su madre nació para martillo, a la intemperie cantando canciones de Pablo Guerrero con su guitarra. Los clavos, los clavos azules y metálicos de punta cuadrada duelen, y Juan, muy a su pesar, se protegió la cabeza con la guitarra. Amainó y la tierra, sin saber muy bien que hacer, empezó a oler a tierra mojada. El suelo estaba cubierto de clavos, clavos azules y metálicos de punta cuadrada como los de las traviesas de los ferrocarriles. Juan se guardó un clavo en el bolsillo.
De haber creído en Dios, Juan se habría enojado con Él. Le hubiera gritado: Dios, llueve leche y miel, llueve hierbabuena y aguardiente de guinda. Llueve con poco de gusto, o al menos llueve cosas que se puedan cantar. De haber creído en Dios le habría odiado. Uno de los clavos había atravesado la caja de la guitarra. No hacía falta ser un hacha, ni un martillo, para saber que estaba malherida. Juan la tumbó sobre una roca y le susurró al oído: no te preocupes mi guitarra. Te pondrás bien.
La herida era fea, la música salía a borbotones por el orificio.
Los primeros auxilios no tardaron en llegar. Dos unidades incompletas de transfusiones de Schubert y para taponar unas cataplasmas con partituras de Vivaldi. Aquí no podemos hacer nada más.
En el hospital esperó mucho. El doctor fue claro: ha perdido hasta la última nota desangre. La picadura del clavo azul de punta cuadrada es mortal de necesidad. La mantenemos con vida artificialmente unida a un diapasón, pero debe tomar una decisión que no le será fácil.
Juan cumplió la última voluntad de su guitarra y esparció sus cenizas por los ceniceros de las entradas de todas las óperas de París. Cumplida la tarea, el corazón de martillo de Juan se preguntó: ¿y ahora qué?.
No tengo música, mi guitarra ha muerto y sólo ella conocía mis canciones. En su bolsillo reinaba a sus anchas el clavo, el clavo azul de punta cuadrada de la tarde de tormenta. El clavo le dijo a Juan: mira, Juan, yo no tengo nada contra ti, ni contra tu difunta guitarra, pero estoy cumpliendo una misión divina de redención. Tengo que alejarte de la música y el arte que tantas vidas ha arruinado y acercarte a la virtud del trabajo. Soy un ángel en forma de clavo, de clavo azul de punta cuadrada.
Juan recordó a su madre diciendo: Juanito, hijo mío, has nacido martillo. El clavo llevó de la mano a Juan a una fábrica de somieres y le presentó al encargado. El encargado tenía la cabeza cuadrada como los clavos de las traviesas de ferrocarril. Aquí se viene a trabajar, fue el saludo del encargado de cabeza cuadrada.
Juan no había trabajado nunca, pero no importó porque para ser infeliz no se necesita entrenamiento, Juan estiraba muelles y los muelles enfadados, a veces, le mordían las manos.

-¿Por qué me mordéis? Yo sólo cumplo con mi trabajo. Mi madre me dijo que nací para martillo.
-Te mordemos porque tus manos huelen a música y no son las de un torturador.

Juan empezó a acariciar los muelles y estos empezaron a cantar canciones de Pablo Guerrero. Los muelles se reían.

Aquí se viene a trabajar -dijo el encargado de cabeza cuadrada. ¡Los muelles tienen música! ¡Los muelles tienen música! -gritaba excitado Juan. Aquí se viene a trabajar -insistió impertérrito el encargado de cabeza cuadrada.
Aquí se viene a cantar -dijo Juan al encargado de cabeza cuadrada.
-A trabajar.
-A cantar.
-A cantar trabajando.
-A trabajar cantando.
-A tracantar.
-A cantajar.
-A...

Un somier de muelles se parece más a un arpa que a un clavo azul de punta cuadrada. Eso lo entendió hasta el encargado de cabeza cuadrada. Así que a Juan le encargaron la tarea de enseñar a los muelles a cantar. A cantar, sobre todo nanas, que es la música que cantan mejor los mueles de somier.

Texto agregado el 27-10-2004, y leído por 506 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
31-05-2005 Qué personajes. Vos y Juan. Estrellas. Calamitatum
01-02-2005 "para ser infeliz no se necesita entrenamiento". Sos genial, ya te lo había dicho? Un cuento lleno de magia!(quien t ha dado tan pocas estrellas, ya t di ***** para solucionarlo!) Aniuxa
14-11-2004 que cabron, que cuento tan bueno. Me gusta mucho... elcorinto
27-10-2004 Un bellisimo cuento de final feliz...que bonito, que encantador, que realista y a la vez qué mágico...me encantó, ojalá en todos los trabajos pudieramos desarrollar la capacidad de creación que llevamos dentro yoria
27-10-2004 Casi un cuento de hadas con un chorro de realismo mágico. Menos mal que al final la lírica supera los malos tiempos. (Y se me ocurren un par de canciones para los muelles del somier que no son precisamente nanas). Enhorabuena. JuanRojo
 
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