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A pillo… pillo y medio

Cuentan que una Pulga muy tunante
tirarse quería… a un Elefante
el Elefante que no era del oficio
tapose con la trompa el orificio.

Moraleja
Si bien la Pulga era tunante
tampoco era cojudo el elefante.


Poesía vulgar

Nota: Los nombres han sido cambiados para proteger a los culpables, si Usted logra identificar a los protagonistas por favor no lo difunda.

Al levantarme a las ocho fui al baño a vaciar la vejiga como todas las mañanas… el chorro salía débil y me ardía al orinar, preocupado examine el instrumento, estaba teniendo una secreción que no me gustaba nada, hacia cuatro días de una noche tormentosa con una chica desconocida, estudiante del Liceo que levante de manera casual y termino en el Hostal del cinco y medio con dos horas de sexo salvaje que aparentemente salio con sorpresa, tome una ducha y me vestí sin decir nada a mi mujer… ya en la oficina busque en las Paginas Amarillas por un Doctor especializado en Venéreas por que ya sabia de que se trataba, aunque no me hubiera pasado nunca antes; conseguí una cita casi inmediata.

El tres de Octubre de 1968 deje mi carro en casa y tome un colectivo para ir a la Avenida Abancay a visitar al Doctor para que me curara la única purgación que me han pegado en toda mi vida, encontré la Plaza de Armas toda alborotada y con tanques del Ejercito apuntando sus cañones al Palacio de Gobierno… sin la menor duda uno mas de los golpes de estado que se sucedían en el Perú donde un General amargado por no recibir el ascenso se proclamaba Presidente Electo por la fuerza de las balas, cagándose en la voluntad popular y reinando por un par de años, donde luego se hacia un simulacro de elecciones, un civil al poder y luego otra vez a dar la vuelta a la noria.

Algunos cojudos en la Plaza vitoreaban al General Velasco, que había sido jefe de las Fuerzas Armadas y acababa de clavarle una puñalada artera en la espalda al Arquitecto… caminé entre el tumulto, pase junto a la estación de Desamparados, la cosa estaba pacifica… en esa parte del mundo incivilizado eso era algo normal. Visite al Doctor que me receto inyecciones de un potente antibiótico que debíamos ponernos yo y mi mujer, a la que le conté un cuento chino de contagio tras el uso del inodoro en la oficina… no se como se trago la pastilla, pero el caso es que nos curamos y de allí en adelante fui mucho mas cuidadoso y nunca mas volvió a pasar… la Gonorrea, pues golpe Militar hubo ocho años después, otro General mordió la mano del General que le daba de comer.

El gobierno improvisado de militares iletrados nacionalizo el petróleo, convirtiendo una industria lucrativa en un imperio faraónico para un General, la mina de oro que era el Seguro Social para la Aviación, la pesca para el Ejercito… la Marina también tuvo su tajada y así sucesivamente se repartió la gallina de los huevos de oro entre las tres principales fuerzas armadas, a la Policía no le toco nada; lo que acabo de reventar la cosa fue la reforma agraria con el slogan de “El Patrón no comerá mas de tu pobreza”, lo que fue una sacrosanta verdad pues pronto nadie tenia ni para comer… como toda gallina que pone huevos maravillosos, fue sacrificada y encontrada vacía en su interior, la gente que podía empezó a sacar su dinero al exterior, los Generales caminaban en grupos de a tres, el de la derecha sabia leer, el de la izquierda sabia escribir y el tercero estaba allí para evitar la fuga de talentos… los todo poderosos militares decretaron que tener moneda extranjera era delito económico, lo que hizo mas seguro comerciar en pichicata que tener un dólar en el bolsillo… El Perú se estaba yendo a la mierda a pasos agigantados.

El Tío Jonny entre gallos y medianoche huyo con lo puesto con rumbo al Ecuador, después de que una persona bien intencionada le contara, que iba ha ser encarcelado al día siguiente por decirle a un niño que pasaba por “Esta parte del camino” participante en su programa infantil de esa tarde.

- “Que gordito estas… pareces hijo de Militar”. Para su mala suerte… lo era.

El loco de Kiko Ledgard, el mejor animador de la Televisión Peruana viajo a España para nunca más volver, claro que volvió diez años después pero ya no era el mismo, quiso hacer sus payasadas, se precipitó del techo y se rompió la crisma.

Ahora que ya conocen el entorno en que se desarrolla esta historia, que sucedió seis años mas tarde en 1974, vamos por ella.

”Baños Peruanos” era nuestro cliente, fabricaban un baño turco individual de fibra de vidrio que se vendía muy bien gracias a la propaganda en televisión donde un pimpollito de muy buen ver --- que fuera Miss Playa un par de años atrás --- proclamaba las bondades de la maquina para la belleza femenina y terminaba el comercial despidiéndose de su gran amor Quique… el dueño de la industria de la que ella era socia minoritaria, cuando era evidente que la utilidad del negocio no cubría ni los gastos, Enrique compro una fortuna en joyas a sola firma en la Casa Murguía, comprometiendo el patrimonio de Baños Peruanos que ya era cero, se caso --- por supuesto con su verdadero amor que era una niña de sociedad, cuyo nombre no voy a mentar porque no tiene nada que ver con la historia --- y voló a los Estados Unidos, dizque de Luna de Miel… en el aeropuerto al momento de las despedidas regalo las llaves de la tienda a Lucho, un viejo compañero de francachelas y salio de la historia para su bien, la Miss Playa por la vergüenza o el fracaso económico huyo también para el Ecuador y nunca mas se supo… tal vez con el tiempo engordo y perdió las curvas, seguramente que no aprendió la lección, ni encontró al Tío Jonny que se mantuvo bien escondido.

Cuando me entere del disparate presione a Lucho --- dueño de facto de la empresa, que era una buena persona tratando de solucionar el desaguisado --- por el pago de los servicios prestados que ascendían a la suma de cincuenta mil soles de aquellos tiempos, casi me hace llorar cuando me contó toda la historia, para terminar asegurándome que había conseguido un socio capitalista que solventaría todas las deudas, incluyendo la nuestra, se quedo que arreglaría una reunión con el tipo de la plata.

Como dos semanas después la enana me paso una llamada de Lucho.

- Alo Lucho… ¿Como estas? Por supuesto la respuesta fue:

- Muy bien… Gracias.
- Ven esta tarde a las tres… va ha estar acá el nuevo socio.

De más esta decir que me clave en Miraflores a las dos y media para no perder al tipo y sus millones. A las cuatro de la tarde entro un zambito currupantioso de unos cincuenta años, todo mal vestido pero cubierto de cadenas de oro, el típico caballero de industria que carga su pasaje de huida al pescuezo… de apellido Mogollón, luego de las presentaciones y las frases relamidas que se estilan pasamos a discutir sobre la deuda.

- ¡Yo te pago ahora mismo en dólares! Me dijo Mogollón poniendo un fajo impresionantes de billetes verdes sobre la mesa, en medio de la tienda.

Observe uno de los billetes, eran mas falsos que una moneda de a Sol cincuenta, impresos en lo que parecía papel periódico sin ningún de los sellos de agua, ni líneas de color.

- ¿A como esta el cambio oficial? Pregunto Mogollón.

Cambio oficial… cuando en el mercado negro pagabas el doble para comprar dólares, este tipo creía que yo era un cojudo y quería hacerme el cuento del tío, la psicología de la estafa, como me la explico una vez mi profesora Victoria --- entre polvo y polvo allá en Pacasmayo, cuando Eugenio viajo a Guadalupe para visitar a su abuela --- es muy simple:

El pillo te hace creer que tu te lo vas a comer, que tu le vas a robar por que el es un tonto y tu un vivo que haciendo una acción ilegal puedes sacarle un montón de dinero, claro que tienes que desembolsar algo a cambio, pero algo que parece inferior a lo que vas a recibir y que lo que vas a perder, por ser ilegal la mayoría de enganchados nunca denuncia la acción… en este caso las facturas adeudadas, y por ser un negocio en dólares en la época nefasta de los militares, si me quejaba diez años de cárcel y una multa de cien veces la cantidad de dinero en cuestión.

Pero a pillo, pillo y medio, había que voltearle la tortilla y hacerle creer que el podría sacar mas provecho de otra manera.

- Señor Mogollón no puedo aceptarle Dólares tengo que mantenerme en el anonimato, porque he descubierto la manera de no pagar Impuestos y si me pescan por otra cosa todo va a saltar, si me cuido nunca lo va a descubrir la Oficina de Contribuciones. Le dije, este era el anzuelo, ahora esperar que muerda.

Mogollón se quedo pensando un largo rato, mientras yo esperaba a que digiriera la idea entro en la tienda una rubia al pomo, mucho mas joven que el, muy bien formada y vestida atrevidamente que beso a Mogollón.

- Arturo, te presento a mi esposa, Ingrid. Dijo el pillo.

Ella me puso la mejilla como buscando en besito amistoso, cuando me acerque percibí en el ambiente el olor de alcanfor característico de la pheromone de las gatas en celo, ese olor a nosotros los felinos nos despierta el apetito… tu sabes lo que quiero decir.

- Es un placer señora. Le dije rozándole el cachete.

- Julio… nos tenemos que ir, apurate. Dijo la dueña como ordenando.

Al día siguiente Mogollón me llamo por teléfono para preguntar sobre los impuestos… ¡Había mordido el anzuelo!… para hacer corta una larga historia, les contare que nos pusimos de acuerdo en cien mil soles, mas todos los gastos de viaje a cambio de organizar su negocio en Tumbes, para que pagara los impuestos mas bajos posibles.

Para armar la representación necesitaba un Contador Publico que se prestara a la vaina, Mira con truco --- tenia un ojo travieso que se iba por donde le daba la gana --- contador de Candados Fuertes que también era cliente nuestro, era lo suficiente amarrador y por treinta mil soles acepto viajar a Tumbes para pretender organizar la contabilidad de don Julio Mogollón.

A las ocho de la mañana nos encontramos en el Aeropuerto Jorge Chávez, Julio Mogollón que estaba conversando con un conocido, Mira con truco y yo para volar con destino a Tumbes, luego de las presentaciones este resulto ser el Doctor Pérez, cirujano que había ejercido en Tumbes y ahora trabajaba en la Clínica Delgado… un millonario tumbesino que le tenia mucha confianza, estaba pagando todos los gastos para que operara a su hijo en el hospital de la Ciudad de Tumbes, donde arribamos a las doce del día.

Durante el vuelo Mogollón empezó a contarme su vida aventurera, pretendiendo se un vivo, cuando en realidad era un cojudo navegando con bandera de pirata.

- Yo he vendido piojitos con marinero en la Plaza Grau. Empezó contándome.

- ¿Como es eso? Pregunte ignorante.

- Se compra relojes sin marca hechos en China u otro país barato del Oriente, de muy bajo precio que ya tienen impreso 24 Rubíes y Made in Suiza, luego con pelitos cortados muy chicos y goma o saliva, se le pegan las letras de la marca, la más fácil es Edox, por que las letras son lineales y pocas, luego te consigues un marinero con su uniforme que se pare junto a ti, lo demás es fácil… estas vendiendo relojes de contrabando a precio huevo.

- ¿Por qué se llaman piojitos?

- Porque al día siguiente los pelitos están sueltos y paseándose por toda la esfera. Me contesto riendo.

- Yo podría conquistar el mundo, pero si salgo del Perú me agarra el FBI que me anda buscando por un par de vainas que hice en Miami. Se vanaglorio Mogollón.

Ni bien llegamos a Tumbes nos dirigimos a la frontera, el negocio de Mogollón quedaba en una chocita en el lado Peruano de Aguas Verdes y consistía básicamente en la venta de armas a los Ecuatoriano que estaban prohibidos de comprarlas en su país, Mira con truco empezó a desempeñar su papel de contador y a preguntar sobre el negocio, con tan buena fortuna que impresiono a Julio Mogollón, quien me llamo a un costado y me entrego los cien mil soles acordados, en billetes peruanos… estuvimos en la tienda hasta casi cerrada la noche y fuimos al Hotel de Turistas para buscar alojamiento, el cliente corrió con todos los gastos, en la habitación entregue a Roberto --- Mira con Truco --- sus treinta mil soles que el guardo agradecido.

- ¿Don Arturo, tiene usted la idea de quedarse con este cliente? Me pregunto Roberto.

- No Roberto… se lo regalo Le respondí.
Luego de comer el restaurante del Hotel una excelente cena, Mogollón quiso mostrarnos lo importante que era el en Tumbes.

- Para poder agasajarlos como se merecen, deje a mi mujer en Lima, así que soy soltero… vamos al Burdel. Exclamo eufórico.

El Burdel no era igual a “La Flor de Paris” el de mi juventud en Pacasmayo, ni las putas eran las viejas amigas cariñosas, no me encontraba a gusto en ese ambiente

De repente un gran estruendo, el caficho de una de ellas le estaba rompiendo el alma al Doctor Pérez, que borracho como una cuba le declaraba su amor eterno a la meretriz, intervenimos todos para separarlos, lo que me cayo de perillas pues me ofrecí para llevar al Doctor en un taxi al hospital.

Luego de dejar al Doctor Pérez en emergencia del hospital regrese al Hotel de Turistas, nunca me había gustado tener trato carnal con las putas y en Tumbes no había otra cosa que hacer.

En la recepción del hotel estaba Ingrid que había manejado desde Lima, en un arranque de celos para ver que hacia Mogollón y se encontraba toda ofuscada.

- ¿Arturo sabe usted donde se encuentra Julio? Me pregunto a boca de jarro.

- ¿No esta en su casa? Fue mi respuesta evasiva.

-¡No!... no esta en la casa y me han dicho que se fue para el burdel con usted y el contador.

- ¡No acostumbro a frecuentar esa clase de sitios… Señora! Mentí… que le hace una raya mas al Tigre.

- Lo he buscado por todo Tumbes y no lo encuentro.

Estaba furiosa, se le notaba una intensa sed de venganza… como soy un caballero, decidí ayudarla.

Cuando Mogollón regreso a su casa a las cinco de la mañana, ebrio y apestando a puta; su esposa que lo estaba esperando levantada, no le recrimino por regresar borracho y con manchas de lápiz de labios barato en la camisa… mientras tanto las sabanas de mi cama en el Hotel de Turistas seguían tibias y un aroma a gata salvaje impregnaba la habitación.

Viaje de vuelta a Lima esa misma tarde en el vuelo 457 de Aero Perú, dejando a Mira con truco a cargo de entrenar al personal de la tienda en el manejo de la información y con treinta mil soles en el bolsillo… en el avión encontré al Dr. Pérez todavía sucedido, la operación había resultado un éxito a pesar de los golpes y la borrachera, me contó que el estaba perdidamente enamorado de la horizontal y que siempre pasaba lo mismo, al día siguiente pude contabilizar como pagados los cincuenta mil soles de todas las facturas de ”Baños Peruanos” y por fin pude mover la trompa.

Si se preguntan que paso con los veinte mil soles restantes … fueron gastos de representación.




Texto agregado el 05-01-2005, y leído por 1274 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-01-2005 Buenísimo. Entretenido. Lo que le falta de literario le sobra de atrapante. Saludos. maori
10-01-2005 Lo has vuelto a publicar? Fresia
 
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