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Guión literario
Título: Palo dado ni tu hermana lo quita

“La mujer es mala”. Buda.
“Y extraño tu ácido, tu miel,
y todas las formas que tengo
para poder herirte”
Verso destierro.

Secuencia número: Uno.
Espacio y tiempo: Una tarde en restaurante o en un café poco concurrido.
Personajes: Jacqueline y su amiga Alejandra.
Descripción de diálogos y actitudes: Ambas hablan con voz elevada, muy divertidas.

Jacqueline: Te digo que estuvo buena la cosa. Aquí tu amiguita estuvo baile y baile como pinche trompo excitado.

Alejandra: ¿Y con quién?

J: Uy, pues la neta ya ni me acuerdo.

A: ¿Demasiado alcohol en tu cerebro hizo que tu memoria desapareciera?

J: No, no fue por eso. Lo que pasó fue que apenas y terminaba de bailar con uno, llegaba mi amiga Sandra con otro que quería bailar conmigo, y luego otro y otro y otro...

A: Y tú sufriendo por ser tan solicitada ¿no?

J: Pues sí, aunque no lo creas ser tan guapa es difícil eh, (ambas sonríen) A veces te sientes como prenda en barata, y ni modo que les digas que no porque entonces se ofenden y dicen que eres más fresa que la mermelada.

A: De todos modos quedas mal, porque no falta la boca guanga que empiece a decir que lo piruja te brota del corazón. Por eso es mejor hacer lo que te dé la gana y no andar dando explicaciones.

J: Pues chance tienes razón, pero ahorita que dijiste lo de piruja...

A: ¿Qué?

J: Pues ayer sí me sentí fichera recién llegada al Salón México.

A: ¿Y ese cuál es?

J: Ashhh, no importa, lo que te quiero decir es que ayer sí me sentí perversa, sucia, puerca indecente salida del chiquero más mugroso.

A: ¿Nada más ayer?

J: Ja, ja, como eres babosa.

A: ¿Por qué lo dices o qué?

J: Pues por algo que pasó con un chavo.

A: ¿Algo? No me digas, le vomitaste encima...

J: No, cómo crees, eso hubiera sido mejor.

A: ¿Entonces?

J: Le mordí la inocencia a un niño.

A: Deja la poesía para después ¿sí?

J: Bueno, lo que pasó fue que me tiré a un niño.

A: No manches Jacqueline, ¿qué hiciste? ¿cómo que a un niño?

J: Ya te dije, me lo tiré, nos acostamos, qué más quieres que te diga.

A: ¿Pero como qué un niño? ¿Cuántos años tenía?

J: Soy ocho años mayor que él.

A: ¿En serio?

J: Sí.

A: ¿Pero por qué lo hiciste? ¿No te diste cuenta de que era un mocoso?

J: No, vas a decir que soy una estúpida, pero me había tomado unas chelas y además te juro que me pareció mucho mayor de lo que era.

A: ¿Y cómo te diste cuenta de que era un bebé? Ya sé, de seguro mojó la cama donde...

J: Ya cállate, esto es serio, ja, ja. ¿Qué no ves que me he convertido en una hampona? ¿En una chinga cunas profesional?

A: Cálmate, el crimen no fue tan terrible. Pero antes de que hablemos de eso dime cómo fue que te enteraste de la edad de la victima.

J: Esa fue la peor parte. Justo cuando salí del cuarto donde había estado con “el niño”, digámosle así, me encontré con Sandra, la que organizó la fiesta.

A: ¿Y qué te dijo?

J: Primero se río como mensa y luego me llevó del brazo a otra habitación, entonces me dijo “¿Qué onda contigo? La que con niños se acuesta seguro mojada amanece”

A: La frase no pudo ser más acertada.

J: Bueno... yo le pregunté el porqué de su comentario y ella me dijo: no te hagas la inocente, te tiraste a ese chamaquito imberbe. Y yo bien pendeja todavía le pregunto: ¿A cuál? “¿Cómo que a cual?” Me dijo Sandra, pues ese con el que acabas de salir del cuarto, ¿apoco no sabes que todavía está en secundaria?

A: Hubiera ganado un premio con una foto de tu cara en ese instante.

J: Pues no pude verme la cara, más bien me la vieron.

A: ¿Quién? ¿Acaso le preguntaste al niño cuántos años tenía?

J: Pues no...

A: Entonces no hubo engaño, simplemente sexo casual.

J: Pero el debió haberme dicho “no me hagas nada, ni siquiera tengo edad para votar”.

A: Ja, ja, ja, si como no, ya parece que un chavito de esa edad se va a perder la oportunidad de que se lo tire una mujer como tú.

J: Oye, lo dices como si yo tuviera una maestría en ciencias de la prostitución.

A: Exageras ¿sabes? Vamos a analizar congeladamente la situación: primero, ¿usaron protección?

J: Sí.

A: Perfecto. ¿Tú lo disfrutaste?

J: Es que no, no estuvo bien.

A: ¿Lo disfrutaste sí o no?

J: Pues ya que insistes, sí.

A: Ja, ja, ja, eres una pervertida.

J: Por eso no quería contestarte.

A: Espera, por último: ¿te importa lo que digan Sandra o las demás personas que se enteren?

J: No, bueno, sí.

A: ¡Ay! Como si ellas fueran las santas que acaparan todos los rezos.

J: Bueno, tienes razón, me tiene sin cuidado lo que digan.

A: ¡Pues ahí está! No hay razón para que andes con arrepentimientos... es más, imagino que ahora que lo ves a distancia puedes decir que fue una experiencia excitante.

J: ¡Y me dices a mí pervertida!

A: Tranquila, cuéntame, ¿el chavito era virgen?

J: No sé.

A: ¿Cómo que no sabes? ¿En serio no te diste cuenta?

J: Pues no, oye ya mejor hay que dejar de hablar de eso, me asustas.

A: Ja, ja, ja. Pero a la hora del sexo no te asustaste para nada ¿verdad?

J: ¡Ya cállate pinche Alejandra! Me estás hablando como si fuera una puta y no lo soy, mis piernas no son puertas automáticas, no se abren con el primer idiota que les pasa enfrente. Si lo hice con el niño ese fue porque me equivoqué, no me di cuenta, había tomado un poco, no sé, simplemente cometí un error, y si tanto interesa saber de él pues te doy su teléfono para que le preguntes lo que se te dé la gana.

A: ¿En serio lo tienes?

J: Sí, me lo escribió en un papelito.

Jacqueline le da un papel con el teléfono escrito.

A: (Se pone pálida) ¿Cómo era el chavito?

J: Pues, lo que alcanzo a recordar es que era moreno, bajito, de cabello largo, ah y tenía unos ojos enormes...

A: ¿No te dijo cómo se llamaba?

J: Sí, me dijo que era Miguel, aunque lo más seguro es que se lo haya inventado ¿no crees? ... ¿Y ahora qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara?

A: Eres una puta.

J: ¿Qué te pasa?

A: Eres una puta, una vil puta.

J: ¡ Deja de decirme puta! ¡Ya te dije que me equivoqué! Y además ¿quién te entiende? Primero te excitas con la idea de tirarte a un chamaquito y luego...

A: Mil veces puta, te cogiste a mi hermanito, ¡hija de la chingada!

Alejandra se levanta abruptamente de la mesa y camina hacia la puerta principal.

Mientras tanto Jacqueline sigue sin asimilar lo que le han dicho.

J: ¡Alejandra espérate! Yo no sabía que era tu hermano, espérate, no te vayas...

Jacqueline corre detrás de Alejandra y ambas salen del restaurante.

El resto de los comensales se quedan contrariados por la escena que acaban de presenciar, pero luego vuelven a sus asuntos.

FIN


Texto agregado el 20-01-2005, y leído por 408 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
31-05-2005 de acuerdo con los comentarios anteriores... tus guiones estan bastante bien hechos. KaReLI
21-01-2005 Aunque lo cortes de repente, como el comentario anterior indica, es muy bueno; a mí me gusta así, mentira que me voy a poner a hacer demasiadas preguntas si ya intuyo la verdad y mentira que no reacciono inmediatamente. Me hiciste reír, felicidades. emmaria
20-01-2005 híjole, me estaba atrapando el texto. pero lo terminaste demasiado abruptamente. tal vez si le agregas más tensión, más detalles... estira el desenlace, no cometas el crimen de cortarlo así. saludos, buena intuición para el diálogo fluido. Atropos
 
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