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Naïf



Personajes

- Lucas y Lucas niño
- Lia, la chica inexistente
- Ana, la tabla de salvación
- Dos macarras
- El padre de Lucas


























EXT. NOCHE. CALLE

Lucas deambula sin rumbo por calles y plazas. Ajeno a todo, se dedica a vagar de un lado a otro con las manos en los bolsillos.

Lucas (en off): ¿Qué estoy haciendo? ¿Cuántas horas llevo andando? Me duelen los pies. Ni siquiera sé donde voy. No tengo ni idea. Y tampoco me importa... Mierda, me ahoga tanto caos. Preferiría que todo estuviera ordenado, que, por una vez, mi vida fuera minimamente estable. Últimamente parecía que las cosas iban bien. Pero ahora todo está roto. Otra vez.


INT.DÍA. CASA DE LUCAS (FLASHBACK)

Lucas mira una foto suya con su novia, con expresión ausente. La deja encima de la mesa, junto al teléfono.

Lucas (en off): Ella me quería


EXT.NOCHE.CALLE

Lucas sigue andando del mismo modo.

Lucas (en off): Y yo... también la quería. O creía quererla, ahora ya no lo sé... Tanto tiempo no me deja pensar con claridad. Quizás todavía la quiero y no me doy cuenta. La verdad es que no lo sé. Hay tantas cosas que no sé... A veces me gustaría que hubiera alguien que me dijera lo que he de hacer. Que me diera las instrucciones para hacer las cosas a derechas. Entonces todo sería más fácil. Seguro. Y más cómodo. Y las cosas no supondrían tanto esfuerzo.

La expresión de Lucas se vuelve más grave y angustiada.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS (FLASHBACK)

Lucas saca una caja bastante grande de un armario y la mira unos segundos

Lucas (en off): El otro día estuve mirando mis viejos dibujos, los que hice cuando era pequeño. Los guardaba en un armario, y me había olvidado por completo de ellos.

EXT.DÍA.CALLE

Lucas está sentado en un banco, y ve pasar la gente, los coches, etc. Mientras, aspira el humo de un cigarrillo, y sigue recordando.

Lucas (en off): Me encantaba dibujar.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS (FLASHBACK)

Lucas niño está tumbado en medio de la habitación, rodeado de papeles, lápices de colores, gomas de borrar y otros útiles de dibujo. Canturrea algo mientras mueve los pies y dibuja distraídamente.

Lucas (en off): Me sentía tan bien cuando dibujaba. Era fantástica la sensación de ver el folio en blanco ante ti, y no saber aún como lo ibas a llenar. Y la seguridad de saber que si hacías algo mal, siempre podías borrarlo y volver a empezar. Como si no hubiera pasado nada. Era otro mundo. Daría cualquier cosa por sentir aquello otra vez.


EXT. NOCHE. CALLE

Lucas sigue sentado en el banco. Termina el cigarro y lo tira.

Lucas: (para sí) Pero eso ahora es imposible.

Lucas se levanta y se va de allí, para seguir andando, ensimismimado. Recorre unas cuantas calles más. No sé da cuenta de que dos tipos de apariencia sospechosa vienen siguiéndole, cada vez más aprisa. Cuando los dos macarras llegan casi hasta él, uno de ellos llama a Lucas.

Macarra 1: ¡Oye! ¡Perdona!

Lucas se vuelve, con cara de pocos amigos. En ese momento no está para muchas cosas. Mira a los macarras con aire cansado.

Lucas: ¿Sí?
Macarra 1: ¿Nos das fuego?
Lucas: Sí, un momento.

Lucas echa mano al bolsillo para coger el mechero, que se resiste un tanto. En ese momento, el macarra 2 saca una navaja y la pone en la garganta de Lucas, que queda paralizado por el miedo un segundo. El macarra 1 se lanza a palparle los bolsillos en busca de su objetivo.

Macarra 2: ¡Venga cabrón! ¡Quietecito ahora y nos llevaremos bien! ¿Entendido?
Lucas: (sin respiración apenas, pero ganando aplomo conforme habla) ¡Espera, espera!... Tranquilo, hombre, tranquilo. Ya lo hago yo. Será más fácil.
Macarra 2: (sin dejar de presionar la navaja contra el cuello de Lucas) Vale, pero sin truquitos. O te rajo en canal.

El Macarra 1 se ríe estúpidamente. Lucas finge buscar su cartera por los bolsillos. Aprovechando un descuido del Macarra 2, rápidamente le aparta la navaja y le empuja, de forma que el macarra cae de espaldas. Acto seguido sale corriendo. Los macarras quedan aturdidos por un momento.

El Macarra 2, recuperado, se incorpora.

Macarra 2: Ahí la has cagado, macho.
Ambos echan a correr detrás de Lucas, a quien persiguen por varios callejones, hasta que le dan alcance. Entonces se lanzan sobre él. Lo agarran.

Macarra 2: Ven aquí, mamón, que te voy a matar.

Lo tiran al suelo de un puñetazo y comienzan a darle una buena paliza. Después de unas cuantas patadas, lo dejan en paz y se van. Lucas cae inconsciente.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS (FLASHBACK / SUEÑO)

Lucas niño arruga disgustado un dibujo que no le gustaba, lo tira y coge un folio nuevo, con una sonrisa. Comienza a dibujar.


EXT. NOCHE. CALLEJÓN

El mundo se abre de nuevo para Lucas, al principio sólo en formas inconexas. Parece que una voz le llama.

Voz en off: Eh... chico, despierta.

La voz proviene de una forma desenfocada, que coge a Lucas de los hombros y lo sienta, apoyándole la espalda contra una pared. Lucas empieza a enfocar la vista. Ante sí se encuentra con una chica, más o menos de su edad, que a él le parece la chica más bella que ha visto en su vida. Se queda atontado mirándola, también porque aún está algo aturdido.

Lía: ( con una sonrisa comprensiva) Menos mal que te has despertado. Cuando te he visto ahí tirado pensaba que estabas muerto.

Saca un pañuelo de papel de un bolsillo y se pone a limpiar las heridas de Lucas, mojando un poco la punta del pañuelo con saliva. Lucas sigue mirándola sin decir palabra.

Lía: (mientras limpia) Desde luego te han dejado hecho un cromo. Menudos bestias(suspira con resignación).
Lucas: (aturdido) ¿Quién eres tú?
Lía: (sin dejar de limpiarle) Soy Lía
Lucas: (consciente ya de lo que le rodea, pero aún confuso) ¿Dónde estoy? ¿Qué... qué hora es?
Lía: No lo sé. No llevo reloj. Pero creo que tarde.
Lucas: (en voz baja, casi para sí) Joder... ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
Lía: No tengo ni idea.

Lucas intenta levantase, pero con un gesto de dolor, señala la dificultad de hacerlo. Se queja. Lia, le ayuda.

Lucas: Creo que tengo que irme.
Lía: (amistosa) Espérate. No puedes irte sin lavarte bien esas heridas.
Lucas: (cansado)No, déjalo, no hace falta. Prefiero volver a casa.
Lía: Ni hablar. Vamos. Te limpias y te invito a tomar algo(una amplia sonrisa).
Lucas: (intentando no ser descortés) Ha sido un día muy duro, en serio. Estoy hecho una mierda.
Lía: (con ojos brillantes) Venga...

Hay algo en Lia que hace que Lucas no pueda decir que no. Con una sonrisa resignada, accede a la invitación.

Lucas: Está bien...
Lía: Sabía que no podías rechazar una invitación así. Eres un chico listo.

Echan a andar. Se alejan por una calleja.

Lía: Vas a probar el mejor café que probarás en tu vida.


EXT. NOCHE. UNA PLAZA CON UNA FUENTE

Lucas se lava en la fuente mientras Lía está sentada en un banco a su lado.

Lucas: Qué cabrones. Se han quedado a gusto conmigo.

Lucas termina de lavarse. Se seca como puede y va, cojeando, a sentarse con Lia. Empieza a investigar en sus bolsillos.

Lía: ¿Cómo fue?
Lucas: (sin muchas ganas) Nada del otro mundo Me pidieron el dinero, intenté escaparme...
Lía: Y te pillaron.
Lucas: Eso es.

Lucas no encuentra su cartera. Los dos macarras se la han robado.

Lucas: Mierda, lo que faltaba.
Hunde la cabeza en las manos, desesperado.

Lucas: Hoy no es mi día.

Lía le pone la mano en el hombro, consolándole.

Lía: Vamos hombre, que no es para tanto. Estas cosas pasan... a veces.
Lucas: No... No es solo eso... En fin.. No importa (recupera la compostura). He tenido uno de esos días en los que preferirías haberte quedado en la cama, ya sabes.
Lía:¿Qué te ha pasado?
Lucas: (algo incómodo) La verdad, no creo que te interese.
Lía: (con ironía) Seguramente no. Pero puedes intentarlo.

Lucas se ríe y le mira.

Lucas: Mi novia... bueno, ya no es mi novia. Llevábamos juntos mucho tiempo y... no sé. Me siento algo confuso. Como si me hubieran vaciado por dentro. No sé explicarme.

Lía no sabe qué decir ante eso, así que mira al infinito con expresión comprensiva, como si pensara “Pobre chaval, que mala suerte”. Permanecen unos segundos en silencio y después ella mira a Lucas, sonríe ligeramente, le revuelve el pelo.

Lía: Bueno venga, vámonos de aquí, que hace frío.

Lía se levanta pizpireta. Después se levanta Lucas, perezoso. Quedan un momento el uno frente al otro y se miran a los ojos. Lía aparta la mirada con una sonrisa, se da la vuelta y echa a andar.


INT. NOCHE. CAFÉ

Lucas está sentado a una mesa, mientras Lía pide un par de cafés en la barra. La mira, fascinado y sereno.

Lucas (en off): Qué extraño es todo. Hace una hora estaba hecho un asco. Ahora estoy aquí, sentado, en un sitio caliente y agradable. Y estoy bien. Me siento... (pausa). Me siento bien ¿será por ella? Quien sabe.

Lía recoge los cafés de la barra y vuelve a la mesa, siempre sonriente, siempre amistosa.
Lía: Vas a alucinar con este café. Ya verás.

Lucas, tímidamente, se acerca la taza a los labios. Da un sorbo del café. Lo mira sorprendido.

Lucas: Joder, sí que está bueno.
Lía: ¿Lo ves? ¿Ves como te conviene confiar en mí?

Lucas bebe con fruición.

Lucas: Está cojonudo.
Lía: (riendo) Ten cuidado, no te atragantes.

Lía se queda mirándole unos instantes, mientras Lucas bebe el café.

Lía: ¿Te duelen? Las heridas, digo.
Lucas: (dejando la taza en el plato) Un poco.
Lía: (haciendo una breve pausa) ¿Y lo otro?
Lucas: ¿Qué otro?
Lía: Lo de la chica.

La expresión de Lucas se vuelve sombría un momento. Baja la cabeza.

Lucas: No estoy seguro. Todo esto ha sido muy rápido. Creo que aún no he tenido tiempo de reaccionar (una pausa). Pero ahora me siento mejor, seguro.

De un trago se termina el café, ante la atenta mirada de Lia.

Lucas: (mirando a su taza vacía) En realidad, puede que ese no sea el verdadero problema.
Lía: ¿Ah, no? ¿Y cuál es entonces?
Lucas: La verdad es que no sé como explicarme... (en off, Lucas con la cabeza baja) ¿Qué hago contándole estas cosas? Ni siquiera la conozco. (Lía le mira expectante)...No sé. Lo que ocurre a mi alrededor no solo depende de mí.
Lía:(sonríe, mirando a Lucas). ¿O sí?
Lucas: (la mira sorprendido) ¿Cómo?
Lía: ¿Quién te dice que no es así?
Lucas: (pensativo. Sube los ojos hacia ella, sonríe un tanto confortado) Ahora mismo no estoy seguro de nada. De nada(sonriendo también) ¿Qué, pedimos otro?
Lía: Yo aún no he tocado el mío.

Lucas suelta una carcajada liberadora. Saca un cigarrillo de un bolsillo. Lo enciende, aspira el humo y lo saborea mientras se recuesta en su silla.


EXT. NOCHE. CALLE.

Lucas y Lía caminan conversando animadamente. Apenas nadie por la calle excepto ellos. Llegan a un cruce de calles.

Lía: Bueno, creo que este es el momento de despedirse.
Lucas: ¿Ya te vas? ¿Tan pronto?
Lía: ¿Pronto?
Lucas: (lo piensa un poco) Sí, es verdad. Ya es hora de irse a dormir. Estoy roto.

Los dos ríen ligeramente, sin querer marcharse.

Lucas: En fin... Buenas noches.
Lía se acerca hacia él y le besa ligeramente en los labios, casi sin rozarlos.

Lía: (separándose de Lucas, que la mira, paralizado y sorprendido) Buenas noches.

Lía se da la vuelta, dispuesta a marcharse. Lucas la retiene suavemente del brazo.

Lucas: Espera, Lía.

Ella le mira, con una sonrisilla en la cara.

Lucas: Dime algún modo de localizarte.
Lía: ¿Tienes papel y lápiz?
Lucas: Creo que sí..

Lucas busca por los bolsillos, y saca un de su abrigo un rotulador y un pedazo de papel de propaganda de una restaurante chino. Lía los coge y apunta un número en el papel.

Lucas: Ya está. (le da el papel a Lucas)
Lía: Que duermas bien.

Lía sonríe, se da la vuelta y se va.
Lucas: (en un susurro) Tú también.

Lucas queda pensativo, estático, petrificado. Poco a poco, una sonrisa tímida va dibujándose en su cara. Se lleva las manos a la cabeza y resopla, intentando asimilar todo lo que le ha ocurrido.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS.

Lucas abre los ojos al día radiante. Se levanta de un salto, y comienza a danzar por toda la casa. Se siente lleno de vida. Se ha olvidado por un momento de sus angustias y sus dudas. Abre todas las ventanas de la casa y respira el aire de la mañana. Después va a la cocina y se prepara un buen desayuno mientras ve la televisión. Tras esto se tira en un sofá a leer cómics. Acaba tumbado boca arriba, mirando al techo ensimismado, pensando en Lía. Mira su reloj de pulsera. Se sienta. Ya es hora de llamarla. Va al recibidor, donde está colgado su abrigo, para buscar el papel donde Lía había apuntado su teléfono. Cuando va hacia allí ve de refilón en la mesilla del teléfono la foto de María. Detiene su camino. Coge la foto y se queda mirándola. Acto seguido deja la foto boca abajo en la misma mesilla. Va al recibidor. Busca en los bolsillos del abrigo. Cuando saca el papel, no hay ningún número apuntado. Lucas lo mira y remira por todas partes, sin entender.

Lucas: ¿Pero... qué coño es esto? No puede ser...

El número no está. Lucas, completamente desconcertado, busca y rebusca en los bolsillos de su abrigo por si no era ese el papel adecuado. Pero ni rastro del número.

Lucas: Yo la vi apuntando el número, lo hizo delante de mí. No es posible. No puede haber desaparecido así sin más.

Lucas ceja en su empeño. Confundido, renqueante, esquivo, avanza por el pasillo a su habitación.

Lucas (en off): ¿Qué es lo que está pasando?

Lucas entra en su habitación desconcertado, con ganas de meterse en la cama y no salir de ella nunca más. Al entrar, el viento le golpea en la cara y le revuelve el pelo. La ventana está abierta, y ha dejado que la corriente esparza por el suelo todos sus dibujos de niño, que estaban apilados encima de la mesa. En el estado de animo en el que está , pasa por encima de ellos, pisándolos. Cierra la ventana. Mira los dibujos, y se agacha lentamente a recogerlos. Va haciendo con ellos un montón, hasta que repara en uno en el que no se había fijado antes. Aparta el resto y coge ese, se detiene a mirarlo. Es un dibujo de una chica, cuyos rasgos son idénticos a los de Lía. En la parte baja del dibujo, tres letras infantiles dibujan un nombre: Lía.
Lucas mira el dibujo con ojos desorbitados.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS (FLASHBACK)

Lucas niño dibuja alegremente tumbado en el suelo, rodeado por lápices y folios. Por la puerta se asoma su padre.

Padre: (cariñoso) Venga Lucas, recoge todo eso y vístete, que nos vamos.

Lucas termina su dibujo y lo levanta para que su padre lo vea.

Lucas: Mira, papá.

El padre se acerca con una sonrisa paciente y coge el dibujo. Lo mira con cara de padre.

Padre: ¿Qué pone aquí? Lí...a (mira a Lucas, algo irónico) ¿Quién es Lía?
Lucas: (dicharachero) Es mi amiga.
Padre: ¿Tu amiga? ¿Y dónde la has conocido? ¿En el cole?
Lucas: Lía vive aquí, en casa.
Padre: (riendo, siguiéndole el juego) ¿Ah, sí? ¿Y donde está ahora?

Lía aparece de súbito sentada en la cama de Lucas, hojeando unos tebeos. Como es lógico, el padre no puede verla.

Lucas: (señalando tras de sí) Ahí, en mi cama. Le gusta leer mis tebeos.
Lía: (a Lucas) Es que son geniales.
Padre: (le devuelve el dibujo a Lucas) Ah, claro, no la había visto. Hola Lía (ríe burlón. Lía no le hace caso, porque no puede oírle, lógicamente). Bueno, despídete de tu amiga y date prisa, que llegamos tarde.
Lucas: (mirando el dibujo) Vale. (se vuelve hacia Lía) ¿Me ayudas?
Lía: (sin dejar los tebeos) Espera un momento.
Lucas: (subiendo a la cama) Venga Lía, que me tengo que ir...
Lía: (dejando los tebeos, remolona) Vaaaale... Hay que ver, siempre con prisas, siempre con prisas...

Se levantan de la cama y se ponen a recoger.


INT. DÍA. CASA DE LUCAS

Lucas sigue mirando absorto el dibujo de Lía, perdido en sus recuerdos. Con expresión desencajada, queda sentado en el suelo, y suelta el dibujo. No puede creer que Lía, la chica a la que ha conocido la noche anterior, realmente no exista. Pero ahora los recuerdos acuden a él a toda velocidad. Apoya la espalda en la cama, y se balancea, ido.

Lucas: ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser? Estuve toda la noche con ella. ¿ Y luego me besó, joder! ¡No pudo ser una alucinación! (empieza a sollozar pero pronto se calma un tanto. Respira hondo y cierra los ojos) Calma, calma... Tranquilo. No pasa nada. (hace una pausa, y se lleva las manos a la cara, bajando la cabeza, desalentado). Es una locura (se queda así unos instantes, pero de pronto parece reaccionar. Levanta la cabeza. Sereno) Me da igual. No me importa que Lía no exista. (nervioso de nuevo) Voy a hacer que vuelva. ¡Quiero que esté conmigo siempre!

Se acerca a un cajón, de donde saca sus antiguas pinturas raídas y un puñado de folios. Despeja la mesa de un manotazo, deja en ella todo el material, se sienta y comienza a dibujar. No consigue dar con lo que él quiere. Se enfada. Arruga folios y los tira. Cada vez dibuja con más rabia.

Lucas: Quiero que vuelva, joder. ¡Quiero que vuelva! Quiero...

Se echa a llorar sobre los papeles. Desconsolado, cae de la silla y se refugia en un rincón de la habitación, hecho un ovillo. Deja pasar el día mientras sus lágrimas le consumen.


INT. NOCHE. CASA DE LUCAS

Lucas está sentado en el sofá, en la oscuridad, lo único que se distingue de él es el brillo de su cigarrillo cuando él aspira el humo. De pronto se levanta, como impelido por un resorte. Va a su habitación. Se pone encima lo primero que pilla y se va de la casa.

Lucas (en off): Si no salgo a buscarla me voy a volver loco.


EXT. NOCHE. CALLE

De nuevo, Lucas se lanza a la calle en busca de algo. Pero esta vez no deambula. Va directo al lugar donde se vio a Lía por última vez, el lugar donde ella le besó. Una vez allí, se sienta a esperar en un banco. Deja pasar las horas. Finalmente, alguien llega por detrás. Y Lucas lo sabe.

Lucas: Sabía que te encontraría aquí.
Lía: Me has encontrado porque querías encontrarme. Siempre es así.
Lucas: ¿Y por qué no viniste cuando te llamé, en mi habitación?

Lía se sienta junto a él.

Lía: Estabas demasiado rabioso.
Lucas: Pero te necesitaba.
Lía: No.... Sólo necesitabas lo que yo te di.
Lucas: ¿Y qué más da?¿no ocurre eso siempre?
Lía: No lo entiendes ¿verdad?...
Lucas: ¿Qué... que hay que entender? No hay nada que entender.(casi para sí) Lo único que quiero es poder confiar de verdad en algo...
Lía: Pero yo no puedo ser quien te salve.
Lucas: (se vuelve hacia ella, con un nudo en el estómago) ¿Por qué no?
Lía: Por que tú me has creado. Yo existo porque tú quieres que exista. Soy parte de ti. Tú crees que yo... que soy fuerte y que... que te puedo ayudar a entender el mundo. Pero ¿qué respuestas voy a tener, si no soy más que una sombra? El único que puede hacerte comprender eres tú mismo. Tú eres el fuerte. Yo soy tan frágil como el aire.
Lucas: Yo no soy fuerte.
Lía: Claro que lo eres. Mucho más de lo que te imaginas. Pero en el fondo sigues siendo un niño. Te gustaría seguir dibujando con tus lápices toda tu vida y no puedes. Estás muerto de miedo.

Lucas le mira en silencio.

Lucas: (se levanta, casi en un reproche) Está bien. Pero aunque todo eso sea cierto, que ya no lo sé, ¿qué va a pasar ahora? ¿Te vas a marchar? ¿Te vas a ir otra vez, como te fuiste cuando era un crío?
Lía: Yo no me puedo marchar, a no ser que tú quieras.
Lucas: (enfadado) ¿Y si resulta que quiero? ¿Que quiero que te largues y que dejes de... jugar con mi mente? ¿Qué pasa entonces?
Lía: (sorprendida y algo triste. Lucas nunca había tomado esa actitud con ella)
Lucas queda paralizado, sofocado, respirando agitadamente. La mira. Lía se levanta. Le mira también.

Lía: (ofreciéndole la mano) Ven aquí.

Lucas se acerca sin decir una palabra, con gesto sorprendido y expectante, obediente. Coge la mano de Lía. Los labios de ambos se acercan, para fundirse esta vez en beso apasionado. Se abrazan, como si quisieran convertirse en uno. Separan sus labios.

Lía: (acariciándole la mejilla) Bueno, pequeño, creo que tengo que irme. Me alegro de haberte encontrado.
Lucas: (sonríe) Yo también... Hasta la próxima

Lía se marcha. Lucas se rasca la cabeza, tímido, sin saber qué hacer. A los pocos metros, Lía se da la vuelta.
Lía: Oye, ¿aún guardas aquellos tebeos que nos gustaban tanto?
Lucas: Sí
Lía: Pues no los tires. Puede que algún día me apetezca volver a leerlos.

Lucas sonríe de oreja a oreja.

Lucas: Está bien. (se despide con la mano, en un gesto vago)

Lía se despide también, se da la vuelta y echa a andar, hasta desaparecer.

Lucas la ve marcharse. Entonces sonríe, sin creer aún lo que le ha pasado. Ríe un par de veces, aliviado, y respira hondo. Esta conversación le ha llenado de tranquilidad. Enciende un cigarrillo y se tumba en el banco con una sonrisa confiada, a mirar el cielo nocturno. Y se queda dormido.

EXT. DÍA. CALLE.

Lucas despierta en el banco. De nuevo el día es magnífico. Mira a su alrededor, despeinado y ojeroso. Las abuelas que pasan le miran desconfiadas, él las saluda, pletórico. Se despereza, se peina un poco con los dedos.

Saca su paquete de tabaco y ve que ya no le queda. Lo arruga y lo tira. Se levanta del banco.

Lucas: Tengo que comprar tabaco.

A su espalda suena una voz.

Ana: Oye, perdona

Lucas se vuelve. Ante él hay una joven, muy guapa. Pero esta ya no tiene la msma belleza irreal que tenía Lía. Esta es una chica de a pie, con su vida y sus problemas.

Ana: ¿Me das fuego, por favor?

Lucas la mira, tanteándola, muy tranquilo. La chica se impacienta un poco.

Ana: ¿Puedes darme fuego?

Lucas (saliendo de sus pensamientos): Ah, sí. Perdona.

Lucas saca el mechero y le da fuego mientras no deja de mirarle.

Ana: Gracias.
Ana: (dispuesta a irse) Bueno, hasta luego.
Lucas: ¡Espera!

Ana se vuelve hacia él. Mira intrigada a ese tipo tan raro.
Ana: ¿Sí?
Lucas: Eh... me preguntaba si te apetecería tomarte un café conmigo. Aún no he desayunado. Yo invito.

Ana le observa unos segundos, con curiosidad. Al final accede con ganas.

Ana: Vale.
Lucas: Vamos. Conozco un sitio donde hacen un café bárbaro.

Se van de allí.

INT. DÍA. CASA DE LUCAS.

Lucas está en su habitación, recogiendo sus dibujos en su caja. El de Lía es el último. Lo deja fuera y cierra la caja. Después se acerca a una pared, a un lado de su cama y, con una chincheta, cuelga de ella el dibujo de Lía. Lo mira unos segundos y se marcha de allí.

Fïn






































Texto agregado el 07-08-2003, y leído por 751 visitantes. (0 votos)


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