Durante largos 9 meses mis padres pensaron en la nominación perfecta, especial y notoria que tendría su trascendencia.

Ahí, comenzó la historia. Las opciones: Maria, Gabriela, María Gabriela y sus viceversas, pero fue un mar de controversias, no sería tan exclusiva, pues mi bisabuela y mis abuelas también fueron registradas bajo esa misma patente.



Como el tiempo pasaba y la creatividad se acortaba resolvieron: sacar el María, dejar el Gabriela, adosar el Silvina, en sintesis, "casi"... Entonces, “casi” seria mi perfección, “casi” sería especial, “casi” sería mi notoriedad.



Ahí, comenzó mi historia. Con absoluta vehemencia, irreverencia, rebeldía, ironía, un dejo de capricho, bastante histrionismo y muchas fantasías fui en búsqueda fervorosa de ese "casi", ese sustantivo propio que me completaría.



Suplique a Dios, a mi familia, a mis amigos, a mis analistas, o sea a casi todos. Hubo momentos en los que pensé en abandonar esa compleja construcción de Ser, pero ese "casi"…



Definitivamente, ese "casi" me llevó a armar y desarmar, a andar y desandar para que después de algún tiempo, muy lejano a esos 9 meses, dejara de ser “casi” Gabriela Silvina, para ser lo que hoy soy…

… completamente GABY.