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Ac0sta,14.03.2008
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Prosa Aceitada



Yo oí un sermón en vascuence en Guernica, y os digo que se sufría oyendo a aquel hombre intrépido . Porque sus esfuerzos, y esfuerzos enormes no eran para buscar sus ideas y pensamientos-estos eran vulgares y corrientes en un sermón católico, y de los más triviales de ellos- ,sino que eran para buscar la forma de expresarlos, para cazar las voces eusquéricas en que encerrarlos. Daba apuro el espectáculo de aquella lucha a brazo partido con un idioma que no se domina. Pues bien; un apuro parecido me sobrecoge cada vez que leo a los jóvenes y más recientes prosistas españoles e hispanoamericanos. Su lucha no es por buscar pensamientos claros u hondos o brillantes o sugerentes, sino por buscar una lengua nueva, original y preciosa. No piensan en lo que escriben, sino que piensan en como han de escribirlo, y claro esta, la cosa les resulta artísticamente detestable. Porque no hay nada mas deplorable, desde el punto de vista estético, que eso que llaman estilo los estilistas. Por regla general da sueño.
Sueño, y un sueño profundísimo, me da la prosa de hamaca de cierto prosista nuestro, cuya preocupación es ayuntar por primera vez dos palabras que antes no se han visto juntas.
Cuando he tenido que aguantar algo de esta prosa aceitada, prosa de ebanistería, me vuelvo a leer a Platón o a Benvenuto Cellini en aquellos sus párrafos negligentemente sueltos, llenos de anacolutos o cabos sueltos, de repeticiones, de construcciones según sentido y no según gramática; me vuelvo a leer esa prosa “hablada”, hastiado de la prosa escrita.
Porque, en efecto, aquello parece dictado de palabra a un escribiente- y a un escribiente taquígrafo no pocas veces- escrito al correr de la pluma sin volver atrás los ojos, olvidando una línea cuando se esta en la siguiente, en libre charla. Y es lo único que da la sensación de la vida.
Cuando me dicen de un hombre que habla como un libro, contesto siempre que prefiero los libros que hablan como los hombres. Y este es uno de los encantos que para mi tiene
Sarmiento : su prosa, su prosa hablada, y a las veces agitada.
Ya se que a muchos de ésos... ¿les llamaré modernistas? , les parecerá una herejía literaria el que trate de presentar a Sarmiento como prosista, inmensamente superior a todos los que andan tachando de los párrafos asonancias y repeticiones y buscando discordancias gramaticales, y no digo superior a
los que vuelcan el diccionario en sus escritos y hacen un articulo para colocar una palabreja, porque éstos no son prosistas, ni buenos ni malos. Son otra cosa.
Lo que hay es que la buena prosa, quiero decir, la prosa natural y viva la prosa hablada, hay que saberla leer, y la inmensa mayoría de los lectores no saben leer.
No han perdido el tonillo que cogieron en la escuela, ni son capaces de leer de modo que uno que no les vea que lo hacen ignore si es que leen o que dicen.
Diciéndome un día un amigo que ciertos versos –míos, por cierto-no le sonaban, hube que replicarle: si los has leído tu mismo , no lo extraño. Cierta música, si ha tardado en entrar en los gustos del publico, es por que la cantaban o la tocaban en un principio cantores y tocadores educados a cantar y tocar otra música. Y así pasa con el verso y con la prosa. Y aquí en España por lo menos – y supongo sucederá ahí lo mismo-, priva un sistema de recitación verdaderamente deplorable.
Es un canturreo que da sueño. Y de ello tienen mucha culpa los actores.
Decíame en cierta ocasión un sujeto que no había entendido bien un articulo mío, y entonces le invite a que, leyéndoselo yo, cuando llegase al pasaje o pasajes oscuros me lo advirtiera, para procurar yo aclarárselos. Empecé a leer mi articulo , continúe leyéndolo y lo termine sin que el buen señor hubiese chistado, y como al concluir le dijera: “y bien ¿qué es lo que usted no ha entendido?” , me replico:”No, no; esta vez lo he entendido todo muy bien”. Y entonces yo: “¿sabe usted lo que es esto? Que usted, como tantos otros, no saben leer” Estoy completamente convencido de que si recogiesen con toda fidelidad taquigráfica los discursos y se publicaran luego, impidiendo que sus autores los corrigiesen, como acostumbran
hacer, habrían de aparecer a muchos confusos y oscuros párrafos que al ser pronunciados fueron entendidos perfectamente por los oyentes. Y si se hiciese un estudio de sintaxis castellana “hablada”, es decir , viva y natural, sobre la base de discursos así recogidos y de conversaciones tomadas a fonógrafo, se vería cuanto discrepa la sintaxis preceptiva a que ajustan los estilistas su prosa aceitada.
La prosa de Platón no resiste la critica de un maestro de escuela o de un prosista modernista.(Después de leído esto me ha asaltado por un momento el prurito de cambiar la voz “prosista” por la de “prosador” , para evitar algo que se sigan dos palabras aconsonantadas; pero luego he desechado la tentación, ateniéndome a mi sistema de ir en lo posible hablando lo que escribo).
En lo posible , digo, porque la lengua escrita o literaria –literario deriva de “litera” , letra, equivaliendo por lo tanto, literatura a escritura – se insinúa y mete en la lengua hablada o conversacional, querásmolo o no.
Coleridge, en aquella su “Biographia literaria” , de la que dice Arturo Symons que es el libro mas grande de critica que hay en ingles y uno de los mas aburridos que haya en cualquier idioma, nos dice: “Dudo de si es siquiera posible conservar nuestro estilo enteramente limpio de la viciosa fraseología que se nos cuela por todas partes, desde el sermón al periódico, desde la arenga del legislador al brindis de un banquete. Rechinan nuestras cadenas mientras estamos quejándonos de ellas”
Y así tal vez rechine en esta mi prosa la cadena literaria, mientras me estoy quejando de ella.
Y al hablar de literario y de literatura con un cierto desdén, no vaya a creer el lector que desdeño la belleza, la hermosura y la poesía , no.
Es que son cosas muy diversas, y hay excelentes, excelentísimos literatos, tanto en prosa como en verso, y hasta artistas que tienen muy poco o nada de poetas. Y, en cambio, en pocas mas de las rudas e incorrectas décimas del “Martín Fierro”- para poner un ejemplo de esa tierra- hay mucha mas poesía, muchísima mas que en tantas composiciones de eso que llaman rima rica, y llena de garambainas artificiosas y de musiquilla de bandolín.
El literatismo, tal es la plaga de la actual literatura española e hispanoamericana, o si se quiere la literatura, es hoy entre nosotros el verdugo de la poesía. O por otro nombre, eso que con vocablo italiano se llama “virtuosismo”.
El pianista “virtuoso” se presenta al publico a ejecutar difíciles “estudios” , y los pianistas buenos y malos y medianos que hay en el publico salen exclamando: ¡que ejecución!, ¡qué dedos!, ¡qué artistazo! Y el resto del publico se aburre sobremanera al oír prestidigitación en vez de música . Y yo digo: “a estudiar a casa; aquí no se debe venir a darnos estudios ni a mostrarnos la dificultad vencida, sino a recrearnos el animo o a excitárnoslo”
Y lo mas curioso de estos señores de las letras se entretienen en crear dificultades nada mas que para darse el luego pisto por haberlas vencido. No son otra cosa las mas de las reglas de nuestra preceptiva llamada poética, y las mas de las reglas del arte de escribir.
En el fondo de todo esto que nos esta pasando no hay sino un carencia de ideales, no ya éticos, sino estéticos y aun puramente literarios. Los mas están haciendo literatura de literatura, novelas sacadas de otras novelas, dramas extraídos de dramas, lírica que no es sino eco de otras líricas. Y lo que hacen falta son bárbaros.
El ser bárbaro no implica el ser ignorante ni indocto, no. Un bárbaro puede ser doctísimo y hasta sapientísimo. El bárbaro es el que irrumpe en un campo desde otro campo, con otras preocupaciones- con otros prejuicios-, ¿pues quien no los tiene?-, con otra visión y otro sentimiento de la vida que aquellos que privan en el campo por el irrumpido. Juan Jacobo Rousseau irrumpió en el campo del derecho y la jurisprudencia
Como un bárbaro, como un extraño a las ciencias jurídicas y las reanimo como nuevo soplo de vida.
La literatura ha caído entre nosotros casi por completo en manos de profesionales de ella, y las profesiones se hacen en manos de los profesionales terriblemente conservadoras. Lo cual, si bien tiene sus ventajas, tiene muchos inconvenientes. Ellos imponen o tratan mas bien de imponer
una cierta quisicosa que llaman buen gusto y no es mas que la consigna de los profesionales agremiados. Porque se agremian.
¡Vaya si se agremian! Aunque luego los veáis riñendo unos con otros y mordiéndose y arañándose como mujerzuelas que pelean por unos trapos. Hay dentro de gremio practicas y doctrinas libres, y en estas puede cada cual hacer y decir lo que se le antoje, pero hay principios sagrados e intangibles. Y al que los quebranta se le hace el vació y se le declara indigno de pertenecer al gremio. Hay que haber entrado en un cotarro literario para ver lo que en el rebosa de vanidad de tontería y de vulgaridad disfrazada. Dios os libre, lectores, de chocar con un literato, con un genuino y estricto literato, con un profesional de las letras, con un ebanista de prosa barnizada. Será una de las peores desgracias que os pueda sobreveniros.
Me explico que Plutarco, en el prologo a su vida de Pericles,
nos diga que ningún joven bien nacido desearía ser Anacreonte, Filetas o Arquíloco, por mucho que se recreara con sus composiciones.



Miguel de Unamuno.
































 
Jhermz,14.03.2008
LA CAVERNA DEL OSO

Asco de hacer al oso, como a uno, llamado Unamuno”, asqueroso oso que ruge en su cubil olor a restos de boca fiera. No lo toques, no toques al oso. Espera, y cuando salga de la cueva, entra, y veras las imágenes más bellas en un arte que rasguña y dibuja con rasgos de letras sus paredes de piedra.

Saludos.

Julio Hermaz.

 
alipuso,14.03.2008
Unamuno:

-¿Qué es la fe?
-La fe es creer lo que no vimos.
-¿Creer lo que no vimos? ¡No! Más bien crear lo que no vemos.
 
grijota,14.03.2008
Me esfuerzo.....me esfuerzo.

Símplemente, de acuerdo.
 
la-negra-chilena,14.03.2008
De las que más me gustan de 'on Miguelito:

b"El modo de dar una vez en el clavo, es dar cien veces en la herradura."/b
 
barrasin,14.03.2008
Unamuno se dimensiona en nuestra época, porque sus pensamientos son universales, que gran verdad lo del "virtuosismo" y los "literatos profesionales", por desgracia leemos en estos textos lo peor de cada uno de nosotros. Reflexionemos pues.
 
rancho_mental,14.03.2008
Hay dos grandes escritores mancos:

Miguel de Cervantes Saavedra y

Miguel de Una Mano
 
Ac0sta,16.03.2008



Orfebrería Literaria





Bueno; pues déjate de mandangas y garliborleos, y cuando tengas que decir algo y no puedas guardarlo dentro de ti porque se te salga, dílo, y dílo derechamente. Sobre todo, dílo, ¿eh? Decir no es escribir. Una cosa es escribir y otra decir por escrito. Y debería tenerse cuidado con eso de “dice Fulano...”, cuando no dice, sino escribe. Otra vez mas, y no será la última : ¡que hable tu pluma!
Todo eso de cacofonías y las asonancias y demás bobadas no son mas que eso: bobadas. ¿De dónde han sacado que el repetir una mísma sílaba en pocas palabras es cacofónico? Tonterías de preceptivos que no teniendo nada que decir, inventan dificultades técnicas artificiosas para atribuirse el mérito de vencerlas. La mayor parte de esas reglas que se dice fundadas en principios intrínsecos de buen gusto, no son tales...
¡Que se te quite esa manía de la perfección, hombre! Si andas con eso de la perfección, acabarás por no hacer nada vivo . Y lo que no es vivo, ni se tiene en pie ni dura... Déjate, pues, de eso y convéncete de que todo lo vivo, de veras vivo es obra de dos, por lo menos. Ni el parto literario es partenogenésico. Y deja, por tanto, que hagan tus obras tus lectores tanto como tú.
No, no tienes razón en eso. Casi todos los más grandes escritores han sido fecundos, muy fecundos, se han repetido mucho, muchísimo; a fuerza de repeticiones han llegado a las formas definitivas de expresión, y ha sido el publico el que ha seleccionado sus obras. ¿Por qué has de ser tu quien seleccione lo tuyo? Déjate avasallar de ese modo.
En vez de andarles dando vueltas y más vueltas a tus cosas, a la busca siempre de su expresión perfecta, deja que ellas rueden por el mundo. Es inútil todo cuanto me digas al respecto. No me cabe en la cabeza –vaya una cacofonía, ¿eh? –que un hombre que se encierre en su gabinete y se pase allí solo, solo y solitario, ocho, diez, doce o veinte años trabajando en una obra de arte, pueda hacer nada duradero y vivo. Lo mejor es que haga, en medio de la calle y en mangas de camisa si hace bochorno, hoy una cosa, mañana otra, y así cada día la del día, y acabará, no lo dudes, haciéndola más perfecta, si es que de algún modo había de hacerla.
Y eso que me mandaste es un horror; ¡rómpelo, rómpelo! Apesta a rebuscamiento. Cuado pasen cien, tal vez cincuenta, acaso menos, no más de veinte años, se dirán las gentes que leen esas colinetas que armáis con la pluma: ¿Pero de veras hablaban así esos hombres? Todo eso es mentira, todo eso no es mas que mentira, y hasta por muy verdad que sea, cuanto de esa manera escribís...
¡Afeites, afeites, afeites, colorete en las mejillas, menjurjes y nada mas! Y en ello entra hasta cierta afectación de sencillez de sobriedad. Esas cosas no se dicen, te lo repito, se escriben. Mira haz de modo que quien te haya oído hablar sienta dentro de sí al leerte el timbre y la entonación de tu voz, y si no te ha oído se figure una voz que habla. Que te oigan al leerte, sobre todo esto, que te oigan, que te oigan, y no solo que te lean es preciso que les hables, que digas, y no solo escribas.
Ya sabes aquello que es tan antiguo, pero hay que repetirlo tanto: “No un escritor, sino un hombre que escribe”. El escritor no es mas que para los escritores, para los del oficio; el hombre que escribe para los hombres que leen.
¿Quién ha visto un sastre que no vista sino a sastres, un zapatero que solo a zapateros calce, un barbero que no afeite sino a barberos? Pues de esta monstruosidad no están lejos los escritores, que no suelen escribir sino para los otros escritores .!¡Han hecho una literatura para literatos, y así anda ello!
¿Pues, cómo, me dirás, se lee tanto a ese cuyo estilo, según tu, no es sino artificio, rebuscamiento, mentira? Muy sencillo: porque apenas leen sino los mismos que escriben. Cuando no van a los conciertos mas que músicos de profesión, éstos soportan el que un “virtuoso” , como le llaman, se les vaya con estudios y habilidades de prestidigitación. Y cuando oigo decir de un poeta, pongo por caso, que es un orfebre, ya estoy cerrando su libro. Esta supuesta orfebrería, pretendidamente poética, es lo más hórrido que conozco Ni es orfebrería ni es poesía.
Una vez allá en mi pueblo, un cierto confitero que se sintió escultor hizo con pasta de mazapán un bajo relieve , remendando, de un cromo, un cuadro que representaba los últimos momentos de Maria Estuardo . El velo de la reina era de tul de verdad, y las lanzas de unos soldados eran de palo. Y todo ello pintarrajeado. Y habiéndome detenido a verlo, entre una tropa de papanatas que, boquiabiertos ante el escaparate, lo admiraban, con un pintor amigo mío, hombre ingeniosísimo y muy agudo, exclamó éste: “¿Pero qué carancho es esto? El que ha hecho esto, ¿es escultor o confitero? Porque si es confitero, yo le encerraría en un calabozo y no saldría de allí hasta que comiese todo eso con el tul y las lanzas y hasta la caja en que esta todo ello. “Aplica el cuento, y aplícalo a los orfebres esos...
Déjate, pues, te lo repito, de garliborleos, y cuando no tengas nada que decir, -ya me entiendes-, cállate; y cuando sientas algo que decir, aunque sea lo que otros muchos antes que tu han dicho, pero decirlo, ¿eh? , de decirlo y no de escribirlo, dilo. De palabra o por escrito, lo mismo da pero dilo. Y que un día, de aquí a veinte, a cincuenta, a cien, a quinientos años; pueda decirse de ti amigo N, “Como dice N...” , como dice en presente, y no “como dijo” , y menos “como escribió”. “Como dice Platón...” decimos, y no “como escribió Platón...”
Porque lo que queda dicho, dicho u no escrito, es siempre presente , es eterno. Eso es lo que dura.
¡No hagas orfebrería literaria, por Dios, no hagas orfebrería literaria!

(De esto y aquello)






Miguel de Unamuno
 
alipuso,16.03.2008
Unamuno:

Fragmento de "Literatura y Literatos".

"Si se penetra con ahinco y cuidado en la endeblez de ciertas obras literarias, en lo que las hace poco duraderas y artificiosas y falsas, se verá que es el reflejo de una deficiencia moral del autor. No de una pasión, sino de un defecto moral. La ira, el desdén, la soberbia misma, pueden inspirar en ciertos casos grandes obras; pero el egoísmo voluptuoso, la cobardía moral, la vanidad, la envidia, no pueden producir nada grande".
 
maravillas,16.03.2008


Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvida
las cosas que pasaron.
Se quedan las que quedan, las ficciones,
las flores de la pluma,
las solas, las humanas creaciones,
el poso de la espuma.
Leer, leer, leer; ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?



Miguel de Unamuno


 



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