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| Tenken,30.11.2004
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Alguien sabe de quien es este texto?
Una amiga me lo mostró y estoy seguro de haberlo visto antes(alguna falta tiene, debió ser error de quien lo copió
He perdido mis esperanzas, en el mismo sitio donde encontré mis dudas. ¡Sangra, sangra, desgraciada alma¡ ¡Desprecio, afiánzate seguro, porque ninguna virtud te opondrá obstáculo! Mi alma se hunde bajo la indiferencia, se desangra, y cada día que pasa recibe una nueva herida.
Y sin embargo, de cambiar ahora la situación por la contraria, y en lugar de indiferencia encontrase cálida recepción, mi corazón se vería azotado por mayor número de vicios que antes; y bajo el mando del sentimiento sucesor, sufriría más desgracias y pasaría por más difíciles obstáculos que nunca le amenazaron.
Por que en mi están incorporados los gérmenes del vicio que, cuando florecieran, el más odioso que has conocido te resultaría puro como la nieve y por desdichada que te hubiese hecho lo estimarías como un cordero al considerar el desenfreno de mis males.
Ni de las legiones del espantoso infierno podría llegarte diablo que en maldades fuera tan refinado como yo. Verdaderamente sanguinario, lujurioso, avariento, traidor, falaz, violento, malvado, alojándose en mi todos los pecados que tienen nombre... Pero es que en mis voluptuosidades no existe fondo; todas tus gracias no bastarían para colmar la cisterna de mi lujuria, y mis apetitos abatirían todos los impedimentos que intentaran oponerse a mi voluntad.
Existen aquellas que gustan de la voluptuosidad, pero es posible que el buitre que alojo dentro te devore de verme dominado por semejante inclinación. ¿Pero en caso tal debería temer con tanta anhelación hacerme cargo de lo que me pertenecería: satisfacer en rica abundancia mis deseos e inclusive aparecer sereno cuando convenga encubrirlos ante el mundo?. Quizá. Pero no lo es todo.
A la par de esto, crece en mi perversa condición una avaricia de tal modo insaciable que a medida que más poseyera sería mayor mi sed codiciosa. Esta avaricia, que penetra más hondamente y echa raíces más perjudiciales que la lujuria, que solo ofrece los ardores del estío, ha sido la espada que ha matado al sentimiento... Inclusive en este punto podría decir que todo esto es cosa llevadera cuando está compensada con otras virtudes.
Pero es que no tengo ninguna. No tienen asiento en mí las virtudes; justicia, corrección, templanza, constancia, bondad, perseverancia, piedad, humildad, ardor, paciencia, valor, fortaleza... Laten en mí, en cambio, fuertemente, todas las malas pasiones, ejerciendo su influencia de mil diferentes formas. Aun más. Si yo tuviera poder, convertiría en infierno el dulce ramo de olivo; pondría en conmoción la paz universal, desconcertaría toda la armonía de la Tierra.
Soy tal y como has oído. No hace falta decir que comprendo por que semejante hombre no te merece. ¡Merecerte!, ¡Ni vivir!. Me reconozco a mí mismo como malvado e inclinado a todas las perversidades, y blasfemo de mi sangre. ¡Sé feliz!
¡Pero no, no puedo!. Es demasiado elevada la pasión que siento, hija del empeño, que ha borrado de mi alma tristes recelos y reconciliado mis pensamientos. La frialdad y la indiferencia han intentado ganarme por muchas emboscadas, y una actitud previsora me libra de las consecuencias que me hubiese traído una credulidad demasiado precipitada. Pero solo Dios, inexistente en este mundo, se interpondrá entre tú y yo, porque desde ahora me entrego en tus manos. No es cierto nada de cuanto he dicho denigrándome a mí mismo, y me retracto de las injurias y mentiras que me he imputado y que son bien ajenas a mi naturaleza. No sé todavía lo que es una mujer, jamás he cometido perjurio y apenas he deseado lo que es mío. La primera vez que he proferido una falsedad es ésta en que he dicho mal de mí mismo. Lo que verdaderamente soy es tuyo y de mí sentimiento; te lo otorgo.
Pero como ya antes te he dicho: ¿que importa?
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| zepol,28.12.2006
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