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alcestes,26.03.2005
A manera de exponer un tema que no deja de tener relevancia cuando se trata de realizar iniciativas en conjunto, transcribo una opinión sobre este tema que el escritor peruano Mario Vargas LLosa dio a Letras Libres en enero del 2004.

"...Bueno, yo creo que la civilización es la marcha lenta a lo largo de la historia para que el individuo se emancipe de esa placenta materna que es la comunidad, la sociedad, el colectivo. Inevitablemente, en los comienzos de la historia, en una sociedad primitiva, el individuo prácticamente no existe, el individuo es nada más y nada menos que un epifenómeno de la tribu: no podría existir sin esa tribu; esa tribu es la que lo protege, es la que le da una mínima seguridad, y la que le permite defenderse contra todas las inclemencias y las adversidades que lo rodean por todas partes. A medida que la historia va avanzando y la civilización va surgiendo, va creándose en torno al individuo un espacio en el que puede tomar cada vez más iniciativas, y empezar a ser él, diferenciándose de los otros: escogiendo, optando por ciertas conductas que responden íntimamente a su ser, y que no son siempre idénticas ni compartidas con el resto de la comunidad. Esto es para mí la civilización. La civilización que va reconociendo dentro de la sociedad al individuo: esa autonomía, los derechos humanos, todos los grandes avances que ha traído la civilización, son paralelos al desarrollo de esa libertad individual. Y al mismo tiempo, la civilización, a medida que avanza, nunca ha podido abandonar lo que Popper llama el "espíritu de la tribu", la nostalgia de la tribu. Esa nostalgia de la tribu, ¿en que está? Está en todas las doctrinas: religiosas, políticas, que consideran que la pertenencia a una comunidad es el supremo valor y que, por lo tanto, un individuo se define fundamentalmente por su pertenencia a esa comunidad. Esa comunidad puede ser la nación, y ésos son los colectivismos nacionalistas —fuente, cada vez más, en nuestra época, de violencia, de intolerancia y fanatismo: el ser vasco, el ser alemán, no es una casualidad, no: es un valor: si yo soy alemán, yo pertenezco a un pueblo superior; si yo soy vasco, yo pertenezco a un pueblo superior; y eso determina ciertas obligaciones a las que yo no puedo escapar sin ser un traidor, es decir sin renunciar a mi existencia, sin renunciar a mi propio ser. Ésa es una esclavitud que nos acompaña y nos persigue a lo largo de la historia, y una y otra vez caemos en esa tribu, a veces en nombre de razones religiosas —yo pertenezco a la verdadera fe, a la única fe, a la única verdad, y eso hace de mí un ser superior a quienes viven en el error, a quienes adoran a dioses falsos, a quienes practican ritos bárbaros, seres que carecen de esa misma valencia que tiene mi propio ser, porque yo soy católico, porque yo soy musulmán, porque yo soy budista, etcétera, etcétera. Bueno: para mí los colectivismos representan la tribu, la barbarie, aquello de lo que la civilización nos ha ido sacando poco a poco. Los colectivismos se manifiestan de las maneras más diversas; en las utopías están siempre presentes: la clase obrera, en boca de Marx, y en boca de los marxistas, es un valor supremo: ser obrero define a un individuo, como si entre un obrero y otro obrero no hubiera diferencias absolutamente fundamentales, aparte del denominador común de ser obrero y ganarse la vida con una determinada actividad. Entonces, creo que ser liberal es fundamentalmente reconocer que el individuo no es, no debe ser una mera pieza, un mero epifenómeno de una colectividad. En el pasado, los individuos en muchos casos no tenían alternativa: tenían que ser, para poder sobrevivir, esos apéndices de un ser colectivo. Una de las grandes cosas de nuestra época —en la que hay muchas cosas malas, muchas que criticar, pero hay una extraordinaria, hay una que la humanidad en el pasado nunca tuvo— es la posibilidad de elegir lo que uno quiere ser, en todos los campos, sin esos condicionamientos fatídicos del pasado, los de la religión, los de la raza, los de la nación. Hoy día el mundo se ha ido abriendo, las fronteras se han ido eclipsando, y entonces eso va creando unas oportunidades para que cada uno elija su propia identidad, la única identidad respetable: aquella que resulta de elecciones a partir de una soberanía individual. Desde luego no se puede llegar, en lo absoluto, a lo absoluto en este campo tampoco: eso también es una utopía. Pero mientras más se avance, mientras un hombre y una mujer puedan elegir con mayor libertad aquello que quieren ser, en el campo político, en el campo religioso, en el campo de la nacionalidad, en el campo del sexo —elegir su propia vida—, más civilizada, más humana será la sociedad. Eso es lo que está para mí detrás del combate contra los colectivismos. Creo que los colectivismos son una impostura, que reducen injusta e inhumanamente la libertad individual, y nos ponen en una identidad colectiva como si fuera un campo de concentración. Eso en el pasado pudo ser fatídico —sumirse en el colectivismo; en esta época no lo es: en esta época es fundamentalmente una elección, y desde mi punto de vista una elección totalmente equivocada, porque nos catapulta otra vez hacia la tribu."

 
Gatoazul,29.03.2005
No hay que ser extremistas. La relación individuo-grupo no se trata siempre de una fatídica y trágica paradoja irresoluble, en la que debemos decidirnos por uno de los dos cometiendo la gran injusticia con la otra mitad.

El buscar el beneficio personal se supone, segun ciertas teorias económicas, que se traduce necesariamente en lo mejor para el grupo. Yo pongo un ejemplo: en un concierto todos sentados vemos el espectaculo, la inciativa individual hace que alguien se levante, unos no ven debido a eso y se levantan, al rato todos estamos de pie, más esfuerzo para el mismo resultado (ver el concierto) luego alguien se para en su asiento, resultado lógico. Luego usando el progreso de la tecnica alguien se pone zancos. ¿Progreso?, no seamos ingenuos.

El individuo humano segun la forma más ingenua de verlo no necesita más que de sí mismo para generar riqueza o hacer cualquier cosa. Pero en realidad somos naturalmente sociales, no se trata de una desviación de nuestra conducta, la tribu es una expresión de lo que somos. Se es ser humano y se es individuo solo dentro de la sociedad. El derecho, la política, la economía, la moral, la cultura, el arte solo tienen sentido en las relaciones que el individuo establece. El individuo solo se realiza como tal en sus relaciones con los demas, esa profunda intimidad que menciona Vargas Llosa no es un espacio místico y absoluto intraducible a cualquier otro, no en realidad nos parecemos mucho. La comunidad, la tribu o el grupo no es espacio intraducible a los individuos. Sus oposiciones deben resolverse sin aplastar alguna de estas deimensiones de nuestro ser.
 
elkore,29.03.2005
Yo creo que el error no se produce en la formacion de tribus, ni en la elección de una pertenencia, sino cuando los integrantes de una tribu determindada se creen superior a las demás tribus, o cuando quieren imponerse a las demás, o cuando creen ser los poseedores de la Verdad.
 
GraNada,29.03.2005
egregor, y putas que es detestable!
concuerdo, en contra de los colectivismos, de preferencia los individualismos.
Referencias : Sociología, Psicología Analítica.
 
Gatoazul,30.03.2005
¿Referencias?
 



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