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Inicio / Lista de Foros / General :: Ensayos y Comentarios / ALLENDE Y EL NAZISMO - [F:4:2666]


luchochago,06.04.2005
Este escrito, se los traigo a colación.
Lo realiza CRISTIÁN BARROS, para Artes y Letras de Ell Mercurio

Quien suscribe estas líneas conoce, si no todo, al menos la mayor parte de las publicaciones del profesor Víctor Farías, así en los inicios de éste como colaborador de la fenecida revista Araucaria, como en sus más recientes contribuciones al CEP, lo que habla, sin duda, de una ecuanimidad de propósitos y un cierto espíritu objetivo por parte del investigador. Quienes hemos seguido su trayectoria sabemos, por demás, la eclosión de suspicacias que provocaría, en la década de los '80, su excelente Heidegger y el nazismo, libelo que desencadenó, casi unilateralmente, las furias de la Academia, desde Vattimo a Derrida y Lyotard: en efecto, el gesto de los papabili de la posmodernidad patentizaba, ya entonces, la deuda de éstos respecto del irracionalismo alemán y, en particular, el complejo de inferioridad que inoculara la ocupación nazi entre los intelectuales franceses. Destaca, en tal sentido, el enorme prurito con que Farías había abordado sus materiales, y aun su valentía, al sumergirse por entero en el dédalo de archivos y dar con las pistas pertinentes. Había, pues, logrado sacar a luz el esqueleto que mejor guardaba el armario de los filósofos.

Idéntico mérito corresponde a Los nazis en Chile, documentadísima obra que, presentada en dos volúmenes, abordaba las complicidades del Estado y particulares chilenos con el régimen hitlerista. Es precisamente allí, sin embargo, donde se menciona el episodio epistolar que involucrara a Salvador Allende y Simon Wiesenthal en 1972 (v. I, pp. 497-453). Desde ya, interesaba a ambos la extradición del genocida Walther Rauff, sólo que la vía para acometer la tarea había sido agotada previamente, toda vez que el caso fuera fallado en 1963 a favor del alemán, operando así el principio de cosa juzgada. Esto parece claro también para Farías, quien absuelve a Allende, a la sazón en ejercicio de la máxima magistratura, de no haber cursado la extradición de Rauff, pues el asunto concernía exclusivamente a los tribunales locales. No obstante, Farías se reserva el derecho de imputarle a Allende una actuación tan omisiva como dolosa, al no expulsar, esta vez por vía administrativa, al ex SS. En palabras del propio autor: "Con su respuesta taxativa y terminante [Allende] excluye de facto y de iure toda posibilidad de hacer justicia a los cientos de miles de deudos desaparecidos en las cámaras de gas ambulantes" (v. II, p. 196).

Con lo anterior, Farías se refiere a la réplica evacuada a través de Cancillería por Salvador Allende, donde el entonces Presidente hacía ver a su interlocutor que, aunque no le cabía a él revivir tal proceso, compartía "plenamente sus pensamientos" y condenaba una vez más "los alevosos crímenes cometidos por el nazismo y sus servidores". Paradójicamente, semejante afirmación por parte de Allende, si bien tópica, es convertida por Farías en el preludio de un melodrama político a la Dreyfuss, donde el ex mandatario es incriminado de ocultar la petición de Wiesenthal a sus propios consejeros, entre éstos el valenciano Joan Garcés. Lamentablemente, Farías se ahorra de verificar dicha hipótesis, lo que podría haber realizado con sólo levantar su teléfono y comunicarse con la operadora española, pues Garcés, considerado una fuente importante por el mismo Farías, todavía se encuentra vivo y vigente. Aun más, en un alarde de ironía, Farías culpa retroactivamente a Allende de no haber ensayado alguna fórmula de Derecho Internacional para extraditar a Walther Rauff, dando como ejemplo exitoso de ello la querella incoada por Joan Garcés, y acogida por el juez Garzón, contra el mucho más contemporáneo Pinochet.

A decir verdad, Farías incurre en varias inexactitudes, las cuales iremos develando poco a poco, aun cuando nos conduzcan a otras tantas lagunas. En principio, Farías se extiende sobre la monstruosa hoja de servicios de Walther Rauff, preparando el clímax retórico que tendrá por protagonista a Allende, cuya respuesta a Wiesenthal es ofrecida, sucesivamente, como una suerte de traición a los ideales humanitarios, un ademán al mismo tiempo mediocre y conspirativo, o bien, por último, una disimulada apologética del terror pardo.

Como es sabido, Walther Rauff fue uno de los creadores de la infernal maquinaria que sirvió para aniquilar a millones de judíos, y cuyo recuerdo marca, desde luego, el punto más siniestro de nuestra civilización. Menos sabido, en cambio, es el hecho de que el genocida Rauff, en la temprana posguerra, fuese reclutado por los servicios de inteligencia de Israel y cooperara con éstos por espacio de un año.

Esto lo olvidaba Wiesenthal, o probablemente lo ignoraba por completo, pues, caso contrario, hubiera reclamado a las autoridades israelíes, en 1950, la entrega del monstruo, y no doce años después a las chilenas.

Sea como fuere, Walther Rauff no sería el único privilegiado de esta curiosa política: Klaus Barbie, reubicado en Bolivia, fue uno de los más diligentes traficantes de armas israelíes en el hemisferio; de hecho, el llamado "carnicero de Lyon" sirvió como testaferro durante el embargo de armas que afectó a Israel en 1967, y más tarde proveyó a la guerrilla neofascista en Centroamérica con tecnología bélica del mismo origen...

Silogismo falaz

Pero la coartada que sirve a Wiesenthal difícilmente se aplica a Farías, y no lo exime de omitir tamaño detalle del currículum del alemán, considerando la ventaja de tiempo y acceso informativo de la cual goza el segundo. Por añadidura, tales antecedentes han sido tratados ampliamente por la prensa de Tel Aviv y Jerusalén, y cuentan con divulgadores de la talla de Noam Chomsky, Yoav Karni o Israel Shahak, todos ellos judíos. ¿Por qué, en consecuencia, Farías nos priva de este dato esencial?

Observando el tipo de silogismo que placen a Farías, ¿no deberíamos estimar que el Estado judío, que no sólo niega la extradición de criminales de lesa humanidad, sino que los coopta y oculta es, en realidad, la fachada de una organización nazi? Ciertamente, un juicio de ese estilo es aberrante y, en el fondo, una caricatura de las complejas relaciones que deparaba el mundo de la Guerra Frías a Israel. La joven república había sucumbido a las tentaciones de la raison d'état, y en el caso de Rauff, debido a la colaboración previa del alemán con Líbano, intereses militares de corto plazo forzaban a la inteligencia judía para pactar con el ex SS, y recabar así una cuota de información sobre las condiciones logísticas del ejército libanés.

Racismo científico

Vienen a completar el boceto demonológico de Salvador Allende las novedosas declaraciones de Víctor Farías publicadas por un tabloide nacional (La Segunda, 18, III, 2005), donde se sostiene que la versión eugenista del Allende joven, tal y como se plantea en su Memoria médica de 1933, se ubicaría al extremo derecho del discurso sanitario y criminalista de la época, es decir, en la clara sintonía con lo que sería la profilaxis racial practicada por los nazis. En efecto, Farías arguye que "el joven médico se sumaba así al extremo racismo científico" y, en no menor medida, a "las falanges del antisemitismo". Cabe indicar al respecto que, si bien la información extractada resulta genuina, no lo es así la conclusión ofrecida por Farías; y ello porque el paradigma "social-darwinista", con sus corolarios de higiene demográfica, promoción de individuos dotados, y esterilización selectiva de parias sociales, no era un elemento periférico dentro del pensamiento biológico en temas públicos. Muy al contrario, la "eugenesia" constituía la ortodoxia de las políticas de salubridad, ya sea en Europa como en sus extensiones culturales, de las cuales Chile era, indudablemente, una de las más rezagadas.

Hirschfeld

De ahí deriva el error de Farías: Allende no era un eugenista a ultranza, una suerte de Mengele en embrión, sino, mucho más pedestremente, un receptor pasivo de las ideas dominantes en su campo. Prueba de ello es que hacia las mismas fechas, justo cuando Allende preparaba su tesis, una autoridad como el Dr. Magnus Hirschfeld, pionero de los estudios sobre homosexualidad en la Alemania de entreguerras, asistía al Partido Socialdemócrata alemán en la elaboración de un "programa de higiene social", cuyas bases eran análogas a las posteriormente implementadas por los nazis. El plan de Hirschfeld preveía, al igual (o peor) que la Memoria médica del joven Allende, sondeos del material hereditario de la población, esterilización de discapacitados mentales y delincuentes, y una política sexual de orientación reproductivista. Por supuesto, tales planteamientos no venían de un racista fanático: Hirschfeld fue un gran liberal, un investigador notable, un promotor de los derechos de las minorías sexuales, y, finalmente, debido a su origen judío, una víctima de la vorágine fascista. Ahora bien, siguiendo de nuevo la óptica de Farías sería procedente culpar al propio Hirschfeld de su mala estrella, ya que él habría alimentado ideológicamente los prejuicios biologistas del nazismo. ¿Ridículo?

Como se ve, Farías evita los contextos y prefiere, en cualquier caso, unos escorzos biográficos simplistas. Homologa "eugenesia" a "nazismo" con peregrina levedad, ecuación que, de llevarla plenamente a cabo, le obligaría a citar en el banquillo de los acusados a personajes como Hirschfeld o, pese al anacronismo que ello supone, el propio Dr. Cesare Lombroso, padre de la biologizante criminología de Belle Époque. De ser así, hay otro de los presidentes de Chile que cabría en el perfil criptonazi que gusta a Farías; se trata de Alessandri Palma, quien solía, en sus años de universidad, defender los postulados de los criminalistas italianos, proponiendo una reforma del Código Penal chileno en aquel preciso sentido: patologizar al transgresor, volver a la cárcel una forma de clínica, etc. Cabe indicar, de paso, que Lombroso era judío y progresista. Sin embargo, ¿fue Alessandri un simpatizante del nazismo por sostener tales ideas durante su juventud? La respuesta peca de prosaica. Sencillamente, Alessandri se hacía eco de la atmósfera intelectual de la cual participaba: pues, a la sazón, el "social-darwinismo" era moneda corriente, y pasaba de manos liberales a conservadoras sin mayor problema.

En suma, cualquier afirmación que haga de Allende un precoz aprendiz (o de acuerdo a la exégesis de Farías: "una vanguardia") de la eugenesia nazi, es un absurdo que sólo evidencia la unilateralidad del análisis, cierta negligencia al soslayar las influencias epocales que actúan sobre el biografiado, y un sospechoso unde malum? que busca sus temas en una teodicea degradada, convirtiendo lo que son meros datos accidentales y externos en los resortes fundamentales de la personalidad del ex presidente: por lo tanto, según Farías, Allende sería una especie de contraespía de sí mismo, un hombre que habría hecho de su vida pública la ampulosa pantomima de un odio secreto. Esto es: su odio a los judíos y demás marginales. Un odio que comienza en su Memoria de 1933, y termina en 1972, cuando explica su "atadura de manos" a Simon Wiesenthal...

Contexto histórico

Irónicamente, si Farías busca ambigüedades en la historia de una persona, mucho mejor las hallaría en la historia del país. ¿Olvida él, por ejemplo, que el Frente Popular chileno llegó al poder gracias a los sufragios de los "nazistas" criollos? La anécdota consta en una singular fotografía (18, XI, 1938), donde vemos a Aguirre Cerda recibir los saludos marciales de los militantes del MNS de González von Marées. ¿Significa que Aguirre Cerda era también un nazi? Los tiempos eran confusos, en verdad. La democracia se había desprestigiado desde el colapso financiero de 1929, y las soluciones autoritarias abundaban de derecha a izquierda. De hecho, uno se asombra demasiado al apreciar la continua adhesión a los valores liberal-burgueses del propio Salvador Allende, habiendo nacido a la política en el laberinto de los años '30.

Facilismo estridente

Nadie desconoce que el mismo Partido Socialista chileno había surgido de una abortada solución de fuerza, a saber, la efímera "República Socialista" de 1932, en cuyo seno convergían tendencias corporativistas y proto-nacionalistas, siendo las marxistas toda una rareza: a partir de las primeras se formó, dentro del socialismo chileno, la corriente liderada por Raúl Ampuero, al tiempo que Allende lideró las segundas. Así, mientras la tienda de Ampuero se plegaba a los gobiernos de González Videla e Ibáñez del Campo, hallándose en vigor la célebre "Ley de Defensa de la Democracia", Allende presidía comisiones humanitarias con el fin de visitar a los reclusos del campo de concentración de Pisagua. Por lo pronto, si Allende hubiera sido el antisemita que alega Farías, aquél hubiera servido mejor a su causa quedándose en casa, toda vez que el PC chileno había contribuido a la integración social de varios jóvenes de ascendencia judía, como Natalio Berman, Marcos Chamudes o Volodia Teitelboim.

Pues bien, ¿todavía puede creérsele a Víctor Farías? El dilema que propone no trasciende de un revisionismo inocuo, si bien algo estridente. Nuestro autor dota de una pompa artificial, extemporánea, y falsamente moralizante, a unos antecedentes que cualquier persona informada sabría poner en su sitio. Por otra parte, llama la atención que ignore, de manera flagrante, las referencias expuestas más arriba, las cuales, lejos de padecer el conjurado esoterismo que afecta a las fuentes de Farías, están al alcance de quien sepa usar una ficha de biblioteca y un vulgar bolígrafo.

Quizá habría que esperar la publicación íntegra del texto de Farías sobre Allende, cosa que, como fieles lectores del investigador, celebramos por anticipado, pues significa un estímulo para la polémica razonada y una oportunidad para discutir las certezas oficiales.
 
luchochago,06.04.2005
Se me olvido decir en el titulo que es Salvador Allende.. por el alcance de apellidos..
Saludos
 
mundodelocos,06.04.2005
cuando tenga tiempo para leer y salud por el riesgo de infarto al leer esto, te cuento
 
luchochago,10.04.2005
... y
 
parko,13.04.2005
Creo recordar que el mismo Farías describe una lucha de poder dentro del partido nazi alemán entre sectores "socialdemócratas" y totalitarios anti judíos. Antes que se impusiera Hitler por supuesto. Tal vez allí está la respuesta. No todo nace del antisemitismo ancestral que bien expone "Heidegger y el Nazismo"...corrígeme si me equivoco, leí hace años ese libro.
 
mundodelocos,13.04.2005
¿alguien me hace un resumen?
 
luchochago,13.04.2005
Pues es dificil resumir....paciencia
Tal ves serìa recomendable un curso de lectura veloz.
Respecto a lo que plantea parko, tiene razon . Incluso Heidegger estuvo vinculado con el partido nazi....
Saludos
 
parko,13.04.2005
Y no con el lado suave, recuerdo. Creo que Farías relata algunos sucesos en la Universidad contra profesores y alumnos de ascendencia judía, no recuerdo bien, creo que tendré que leer de nuevo el libro. Lástima que esté tan caro.
 
parko,13.04.2005
(releeré, tal vez estoy hablando de más)
 
escritor_ensayista,14.04.2005
Yo creo que lo mejor, para opinar en este foro, es leer el libro de Farias.
 
parko,14.04.2005
Buena acotación, hablamos en unos seis meses más...
 
parko,14.04.2005
Buena acotación, hablamos en unos seis meses más...
 
luchochago,14.04.2005
Ahora el Liubro de Farìas es carito no, por lo menos en Chilito.
Ahh, Tal vez para ficcionar recomiendo leer, "La Literatura Nazi en America", novela del buen amigo desaparecido (muerto) Roberto Bolaño,
Saludos
 
parko,14.04.2005
y eso que la edición es bien penquita...cosas de Chilito!
 
luchochago,06.05.2005
Pues asi es
 
ulala,15.06.2005
El día lunes estuve en clases (arte), y justamente mi profesor comentaba de el monumento a Allende, que tiene la bandera chilena..y que Allende mira justo en dirección a la que fue la casa del partido nacional socialista chileno. El escultor (innombrable según mi profesor), dijo: me dio lo mismo la dirección y el lugar del monumento (NO le dio lo mismo). El monumento a Frei creo que mira en dirección al edificio del seguro obrero (corríjanme si no...). A mi parecer es una aberración que justamente Allende esté la bandera nacional acuñada...ah..tantas lecturas que se dan. ¿Irresponsable el escultor?... (disculpa si me alejé un poco del tema). Saludos!
 
ulala,15.06.2005
a...el monumento (Allende) honrando al nazismo...!? qué pasará, cuánto tiempo estará mirando...
 
luchochago,26.06.2005
Menos mal que se suicido, por lo menos para la izquierda (neonazi, irresponsable, idiota, es decir Lagos y secuaces, con todo el respeto que merece Lagos el nuevo Hitler -en terminos comunicacionales y metalinguisticos-) va a quedar el Mito Allende
 
Zepol,04.05.2007
¿Ustedes creen?
 
salambo,15.06.2007
Acabo de ver un reportage en la tele francesa sobre el eugenismo en el mundo. Vi como en Peru, Fujimori organizo una campa~na para esterelizar mujeres indias. Si no querian pues la raptaban de noche y las esterilizaban por la fuerza. Era uno de los ejemplos de eugenismo tratados en este reportage,. volvia sobre alema~na y Danemark, etc. Es que sale un libro sobre el eugenismo a lo largo de la historia y el eugenismo actual.
Entonces busqué en internet "eugenismo" y me encontré con la presentacion del libro de Farias sobre Allende.
Pues como me sorprendia fui a buscar mas elementos. Y vi que la familia Allende acusaba a Farias de revisionismo porque su libro no tenia bases sostenibles : las palabras de Allende sobre los judios fueron escritas en 1933 (!) y eran 10 lineas en un documento de fines de estudios de medicina de mas de 200 paginas.
Me sorprendé que Farias se comprometa con el revisionismo, él, que lo acataco en su "Heidegger y el nazismo".
Bueno, y por fin veni por aqui a ver si habia algun foro que tratara del tema! Gracias por el articulo y doy la direccion para mas informacion:

http://fr.alterme... scandale-etouffe_7799.html
 
salambo,15.06.2007
Pienso que en este tema Farias pratica el llamado "terrorismo intelectual" y nada màs.
 
aurelio,27.07.2007
Totalmente de acuerdo Allende era nazista y Hitler liberal. Solo me queda la duda Roosevelt y Churchil ¿no jugaban en el Boca Junior.?
 
hippie80,27.07.2007
Dicen que el alcalde de toronto es nazista, el que envio a torturar a la seleccion de futbol, con picas electricas, golpes de todo tipo, gases venenosos, y elementos de tortura variados.

Uno de los comentaristas gritaba en el acto...Facistas !! facistas !!

 



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