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Inicio / Lista de Foros / General :: Ensayos y Comentarios / REINALDO ARENAS. ACERCA DE SU VIDA Y OBRA - [F:4:939]


lesbos,20.04.2004
"Esa tarde me fui para mi casa caminando, llegué al cuarto, y seguí escribiendo un poema. Era un poema largo que se titulaba "Morir en junio y con la lengua fuera". A los pocos días tuve que interrumpir mi poema, pues alguien me había entrado por la ventana del cuarto y me había robado la máquina de escribir. Fue un robo serio, porque para mí aquella máquina de escribir era no sólo la única pertenencia de valor que tenía en aquel cuarto, sino el objeto más preciado con el que yo podía contar. Sentarme a escribir era, y aún lo sigue siendo, algo extraordinario; yo me inspiraba (como un pianista) en el ritmo de aquellas teclas y ellas mismas me llevaban. Los párrafos se sucedían unos a otros como el oleaje del mar; una veces más intensos y otras menos; otras veces como ondas gigantescas que cubrían páginas y páginas sin llegar a un punto y aparte. Mi máquina era una Underwood vieja y de hierro, pero constituía para mí un instrumento mágico"

-''Antes que anochezca''-


 
lesbos,20.04.2004

Reinaldo Arenas y Fuentes nace en Cuba en 1943, en un caserío de campo imprecisamente ubicado en la parte norte de la provincia de Oriente. Nace en el seno de una familia de campesinos pobres, en una casa atestada de tías divorciadas, con dos abuelos al frente de la familia y de las múltiples vicisitudes que la miseria impone. Su infancia transcurrió en este lugar desamparado, primitivo y remoto aunque pródigo en vivencias y supersticiones que colmaron su mente de niño de campo. Su nacimiento coincidió con el primer período de la presidencia de Fulgencio Batista (1940-1944), quien había ganado las elecciones de junio de 1940 aunque sin el voto libre del nuevo Código electoral de la Constitución de 1940, el cual entraría en vigor en octubre de ese mismo año. En su libro Motivos y Culpables, el historiador José López Vilaboy considera que, a pesar de todo, las elecciones fueron honestas.

En 1952, cuando Arenas tenía nueve años, Fulgencio Batista decide dar un golpe de estado al presidente constitucional Prío Socarras (1948-1952), quien le entrega el poder al sargento sin la menor resistencia. Se inicia así el período de la dictadura militar que contaba con el apoyo y la anuencia del gobierno de los Estados Unidos. En 1958, "por aburrimiento y fatiga", como nos dice el crítico Roberto Valero en El desamparado humor de Reinaldo Arenas (13) el joven Reinaldo decide unirse a las bandas de rebeldes castristas en las sierras de Gibara, en la provincia de Oriente. Pasa todo un año en la insurrección, bajo las órdenes del Comandante Eddy Zuñol.

Con el triunfo de la revolución castrista en 1959, Arenas obtiene una beca del nuevo gobierno en el poder y estudia la carrera de Contabilidad Agrícola, la que empieza a ejercer en una granja avícola en las mismas faldas de la Sierra Maestra. La institucionalización de la nueva dictadura tomaría menos de una década. Arenas comprende en seguida que se trata de otra dictadura militar pero aún más envilecida y feroz que la anterior. Por ello, años más tarde, exiliado en los Estados Unidos, a Arenas le gustaba afirmar que había pasado toda su vida entre dos dictaduras. Los años 60 y 70 fueron para Arenas dos décadas sumamente difíciles: a medida que su nombre y su obra se abrían paso en los círculos literarios de Occidente, las vicisitudes que el escritor padecía en Cuba eran cada vez mayores, tal vez proporcionales al éxito que su obra adquiría fuera de la isla.

Dado que vivimos en las postrimerías del siglo XX, hemos considerado superfluo debatir en este trabajo la libertad de creación que tuvieron o no los escritores cubanos que hicieron su obra dentro del torbellino revolucionario iniciado en Cuba en 1959. Nos limitaremos a repetir la famosa frase emitida por el propio Fidel Castro en su discurso a los intelectuales cubanos, el que pronunció en la Biblioteca Nacional de Cuba en 1961: "con la Revolución todo, contra la Revolución, nada" (Cabrera Infante 88). Indudablemente, los temas de la obra de Reinaldo Arenas caían dentro de la segunda parte de la máxima castrista. Y ese atrevimiento hizo que el escritor pagara un precio muy alto y personal por cada una de sus páginas. Reinaldo Arenas escapa de Cuba en 1980, a través del éxodo del Mariel. Se establece en la ciudad de Nueva York desde donde despliega una intensa labor intelectual. En 1990, en etapa final del SIDA, se suicida en su apartamento de Manhattan.

Esta podría ser, a grandes rasgos, una descripción desapasionada de la vida del escritor cubano. Podríamos convenir que el castrismo se empeñó en destruirlo por distintas vías, incluso por la vía del ostracismo, manera excelente de liquidar a un escritor lúcido. Pero hay más. Entre otras cosas, el castrismo es una de las innumerables caras de nuestra nación-pueblo. En él se aglomeran siglos de intolerancia y delirio, de crueldad y demencia, de horror y machismo. Llegados a este último término, no debemos pasar por alto la condición de homosexual confeso que portaba Reinaldo Arenas en medio de una sociedad eminentemente machista. Ser escritor en la Cuba revolucionaria es ya algo delicado pero ser un escritor homosexual y vivir orgulloso de ello es ya de manicomio. Reinaldo Arenas parecía ignorar el enjambre de leyes (escritas o disueltas en el subconsciente colectivo), preceptos, diatribas o cláusulas que conformaban no sólo la represión oficial sino la moralidad cubana más tradicional. Alguien deberá ahondar algún día en el estoicismo con que este novelista cubano asumiera su conducta sexual en medio de una sociedad y un sistema irreconciliables con esos parámetros.

Baste decir que Reinaldo Arenas no aceptó pasivamente que ni el castrismo ni la sociedad cubana actual lo despojara de sus derechos sexuales o intelectuales (sus derechos humanos) tan mansamente. Su venganza fue una obra escrita en medio de la desesperación y la locura. Estos escritos recogen el horror padecido no sólo por él sino por gran parte de su generación. Y en esa medida su triunfo ha sido rotundo.

 
lesbos,20.04.2004
DOCUMENTO:



"Una de las más tristes lecciones que me ha enseñado esta epidemia es que el auténtico progresista heterosexual, por alguna razón inexplicable, no es necesariamente amigo de la lesbiana o el gay. Luchará a favor de la gente negra, de las mujeres, de los hispanos, por el aborto, por el desarme nuclear o para que la Biblioteca Jefferson permanezca abierta toda la semana. Pero cuando se trata del homosexual, siente náuseas. Intenta explicártelo. Yo no puedo"

LARRY KRAMER, 1986.

"Entonces, yo padecía todos los prejuicios típicos de una sociedad machista, exaltados por la Revolución; en aquella escuela desbordada de una virilidad militante no parecía haber espacio para el homosexualismo que, ya desde entonces, era severamente castigado con la expulsión y hasta con el encarcelamiento. Sin embargo entre aquellos muchachos se practicó de todos modos el homosexualismo, aunque de una manera muy velada. Los muchachos que eran sorprendidos en esos actos tenían que desfilar con sus camas y todas sus pertenencias rumbo al almacén, donde, los demás compañeros debían salir de sus albergues, tirarles piedras y caerles a golpes. Era una expulsión siniestra, por cuenta conllevaba también un expediente que perseguiría a esa persona durante toda su vida y le impediría estudiar en otra escuela del Estado- y el Estado empezaba ya a controlarlo todo. Muchos de aquellos jóvenes con sus camas a cuestas parecían muy varoniles. Al ver aquél espectáculo me sentía avergonzado y aterrorizado. "Pájaro, eso es lo que tu eres", volvía a escuchar la voz de mi compañero de estudios cuando estaba en la escuela secundaria y comprendía que ser "pájaro" en Cuba era una de las calamidades mas grandes que le podía ocurrir a un ser humano".

(De "Antes que anochezca" de R.Arenas)




"Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria, en la cual he trabajado durante casi treinta años. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre. Me siento satisfecho por haber podido contribuir aunque modestamente al triunfo de esta libertad. Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando. Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país.

Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza.

Cuba será libre. Yo ya lo soy.


REINALDO ARENAS, 1990.



Fiesta cubana en Burgos. Mojitos, huchas, solidaridad, música y poesía. Estampitas del Che, odas al régimen y testosterona comunista a raudales. Cuba como anatema, símbolo de resistencia pero también de ceguera. Un islote cercado por el aislamiento y la agresión imperialista pero también un régimen interno de terror y silencio.

Si hablas de la situación de las minorías en Cuba te acusan de frivolidad y parcialidad. Con todos sus fallos, Cuba sigue siendo un horizonte, fuera de toda discusión. Un núcleo de resistencia. Hay que ayudar a los cubanos. Y apoyar al régimen. Nadie lo discute.


Los testimonios de los disidentes son vistos como la cháchara despreocupada de exiliados que critican mientras toman un "cuba libre" al frescor de un ventilador en un hotel de lujo de Miami.

Pero no todos los testimonios son iguales. Yo rescato o quiero rescatar en estas líneas un testimonio aterrador que ningún incondicional del régimen de Castro debería dejar de leer. Me refiero claro está a los textos de uno de los mejores escritores de la Isla en el siglo que acaba: Reinaldo Arenas.


La prosa de Reinaldo no pretende ser objetiva. Es de hecho pura subjetividad. Pero es la subjetividad lo que nos interesa recuperar desde los movimientos de liberación sexual y de cuestionamiento de género. Nada hay más válido, ni, en definitiva, mas revolucionario, que la subjetividad. Detrás de cada párrafo de esa autobiografía tremenda que es "Antes que anochezca", escrita por Arenas mientras agonizaba de SIDA en un hospital de Nueva York, hay toneladas de rabia, rencor, ira y dolor. Nadie pretende negarlo. Pero eso no le resta ni un ápice de validez.


En los primeros capítulos de su autobiografía nos da imágenes potentes de una infancia rural marcada por el contacto visceral con la tierra, los animales, la pobreza, la presencia de una familia en la que se siente algo extranjero y que le perciben como tal. Nos cuenta también sin ningún tapujo los primeros encuentros sensuales y sexuales, su permanencia en el armario en los años de aprendizaje juvenil sintiendo el despertar de la diferencia sexual pero adaptándose al modelo de campesino machirulo para no ser señalado por los demás...Como en toda su obra el tratamiento dado por Arenas a las relaciones homosexuales es de una mezcla perturbadora de crudeza, pasión y lirismo. Algunos le han acusado por las descripciones explícitas de sus correrías sexuales juveniles de recrearse en la ilustración gráfica de esos episodios desde una perspectiva autocomplaciente. Es decir de referirse siempre a aspectos de la sexualidad entre hombres centrándose en una genitalidad falócrata, machista en su lenguaje, y que interioriza muchos de los aspectos tópicos sobre lo gay que desde una mirada homofóbica suelen manejarse.


El realismo atroz y la fisicidad de algunos episodios de "Antes que anochezca" contrasta con la delicada poesía de otros capítulos donde se centra en reflexiones y sensaciones de indudable sensibilidad y carga poética. No olvidemos que Arenas es sobre todo un poeta y un narrador de ficciones, en la mejor tradición del realismo mágico de los autores cubanos de su generación y se permite así toda suerte de licencias para dar musicalidad y colorido a su prosa, incluso en "Antes que anochezca", su obra más austera desde el punto de vista de las imágenes barrocas y la fabulación literaria.


No es la prosa poética de Reinaldo Arenas, o sus memorias, o sus piezas breves o su poesía un testimonio asilado de la represión sexual y política (¿debería poner solo política, aun a riesgo de ser malinterpretado?) del gobierno Castrista en el panorama literario cubano. Desde el exilio, exterior e interior, se han sumado otros autores como Severo Sarduy, Abilio Estevez o Virgilio Piñeira nada sospechosos de conservadurismo, o de pro-norteamericanismo. Y antes que todos ellos la prosa difícil y luminosa de su maestro, también represaliado, Lezama Lima. Pero ninguno de ellos ha llegado tan lejos como Arenas en su denuncia de la situación sociopolítica de la Isla desde la literatura, ni ha señalado con tanta insistencia a sus responsables...sin temor a caer en ocasiones en el chismorreo. Una literatura que nos cuenta desde la ficción o desde la recreación biográfica los horrores que el machismo cultural promovido por el machismo y el militarismo institucional han causado en amplios sectores de la población cubana. Junto a los gays, los seropositivos, homos o heteros, las prostitutas, las mujeres en general, los intelectuales o simples escritores no adictos a todos los principios del régimen, los algo críticos con algunos de los errores más sangrantes de la dictadura castrista etc. Desde dentro de Cuba tenemos también testimonios, más tímidos por razones obvias, que nos han acercado a realidades que no suelen aparecer en las publicaciones sobre Cuba que maneja la izquierda divina y ¿radical? europea. Es el caso de la hermosa recopilación de relatos "Toda esa gente solitaria" compuesta por el taller literario del sanatorio de Villa de los Cocos, un Sidatorio donde desde 1986 fueron internados forzosamente los seropositivos cubanos. Sin atreverse a atacar directamente al régimen o a mostrar del todo la política sidófoba y homófoba tal y como lo ha hecho Arenas, estos jóvenes escritores han dejado un testimonio estremecedor que algún día deberá ser analizado con la misma seriedad con la que se analizan hoy las atrocidades cometidas por otros gobiernos latinoamericanos.


En su biografía Arenas muestra como tras unirse a la guerrilla para derrotar a Batista y tras creer ciegamente en las expectativas de la revolución y en el marxismo-leninismo en el que se les va adoctrinando conoce de cerca la violencia y la alienación, la homofobia y la política jerarquizadora de los altos mandos revolucionarios. Tras luchar contra una dictadura de derechas que empobrece al país se encuentra con el amargo desencanto de otro régimen dispuesto a aniquilar a los diferentes. No pretendo que todo lo que cuenta Arenas en su "Antes que anochezca" sea rigurosamente cierto. No creo que ni siquiera el pretenda que tomemos todo como datos cuidadosamente documentados. Pero su testimonio nos deja un testimonio devastador de las consecuencias sociales y humanas de la represión de la disidencia que también se ha cebado en otros sectores de la población cubana que como en el caso de Arenas, distan mucho de ser sectores privilegiados, conspiradores, grandes capitalistas o peligrosos "contrarevolucionarios".


Toda la obra de Arenas, en sus distintas variantes genéricas, reivindica la diferencia sexual, la irreverencia y el aborrecimiento hacia las jerarquías o el militarismo oficial, hacia la uniformidad, en una palabra. Algo que sin duda también es labor de los maricas de los paises llamados "democráticos", y de otras minorías, pero que encuentra toda su crudeza al enfrentarse a una represión homofóbica sistemática y a un régimen de terror donde el autor se ve envuelto en mil y una persecuciones y encarcelamientos. Todo esto acaba de hacer de su paraje literario una suerte de pesadilla kafkaina llena de homoerotismo, humor amargo, sinceridad y dolor. En su novelita corta, escrita en Cuba, "Arturo, la estrella más brillante", nos cuenta como un joven gay cubano es trasladado a los campos de trabajo de la Isla y allí sometido a toda suerte de vejaciones y torturas por sus jefes, los soldados y sus compañeros. Pero Arturo no se resigna ni sucumbe ante la atroz mediocridad castrense y funcionarial del mundo donde ha sido recluido sino que recurre a la belleza y a la poesía como formas de escapatoria y de insumisión ante un régimen represivo que va destruyendo su dignidad y su cordura. Como en "Antes que anochezca" nos presenta un mundillo gay generalmente atemorizado e insolidario, víctima de una violencia cotidiana ante la que no puede o no sabe articular una repuesta colectiva, aunque también incluye algunas conmovedoras muestras de apoyo y solidaridad entre maricas que destacan frente al individualismo generalizado. "Arturo..." es una de sus mejores creaciones, una pequeña joya en forma de monólogo sin comas ni pausas y un ejemplo claro de su estilo, a la vez delicado y brutal. En ella el barroco lirismo de su lenguaje no amortigua la crudeza de su denuncia.


Se acaba de publicar en Tusquets "El color del verano" una recopilación de sus últimas creaciones literarias. Piezas teatrales irrepresentables, relatos mágicos y política-ficción son el curioso cóctel de su obra más cercana al espíritu carnavalesco. Y la sátira. Llena de humor corrosivo y de ataques a las figuras sacras de la Cuba oficial "El color del verano" contiene fragmentos inolvidables como el relato titulado "Santa Marica" donde reúne en clave de parodia a Juan Pablo II y Fidel Castro en visible armonía ideológica. Textos de gran frescura y juvenil beligerancia escritos por un autor al borde mismo de la muerte.


Los periódicos de la Cuba oficial apenas recogieron una breve reseña del suicido de Arenas, ignorando su muerte como habían hecho con su vida y su obra literaria, apenas comentada en su país. Y es que su testimonio, personal y político, está destinado a seguir siendo incómodo por muchos años, dentro y fuera de la Isla.

 
Ana_Rosa,17.11.2005
Me parece un gran escritor, aunque su obra está siendo olvidada.
 
luchochago,25.11.2005
Gracias por este regalo. Arenas es un gran escritor
 



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