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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Talleres / EL CLUB DEL RETO PROSA :RETO 34 - [F:9:3022]


Ninive,25.05.2005
BEL RETO 34 COMIENZA HOY 25 DE MAYO Y TERMINA EL 2 DE JUNIO . DIA 3 VOTACIÓN.

25 MAYO----2 DE JUNIO VOTACIÓN 3 DE JUNIO

EL TEMA ES :

"AQUELLA VEZ TUVE MUCHO MIEDO..." MÁXIMO 300 PALABRAS/B
 
EL_RETO_GANADORES,25.05.2005
SUERTE EN EL RETO 34 PUBLICADO HOY
 
Ninive,27.05.2005
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el-parricida-huerfano,27.05.2005
Cuento de miedo y de miedo

“Aquí nunca va a pasarme nada, nada malo ni nada bueno, nada de nada” Pensaba mientras veía a los viejos de mi pueblo arrugarse cada vez más, mientras los veía hacerse pasas de hombre meciéndose en los umbrales.

Los días se sucedían en un ritmo monocorde, las agujas del reloj progresaban a duras penas forzando su pesado batir en el aire espeso. Un sonido llegó desde el camino, era una extraña caravana avanzando desde la chatura del horizonte. Dos horas después el misterio se develó: se trataba de un parque ambulante que llegaba con sus pesados camiones, sus casillas coloreadas y sus complejos aparatos mecánicos.

Por fin todo estuvo desplegado, los ojos parecían querer saltar de sus órbitas ante tal parafernalia de luces, de colores y sonidos. Era lo único que había ocurrido alguna vez en el pueblo y no lo iba a dejar pasar por nada del mundo. Junté coraje y entré al único entretenimiento donde no había espera “El Martillo” se llamaba. Extraño nombre – pensé– y sin más dudarlo me senté en su interior.

Cuando el artilugio empezó a balancearse, supe que eso era aventura. Podía volar, huir de aquella chatura. Cuando el brazo mecánico alcanzó el cenit, lancé un alarido de terror, cuando empezó a girar sobre su eje ya no pude siquiera gritar, cuando hizo dobles giros invertidos, sentí que no lo podría resistir.

Me bajaron desmayado, estuve con pesadillas y sedantes durante semanas.

Pasaron décadas que se volvieron siglos, que se durmieron en las anchas calles de la villa y se hicieron eternidad. Yo mismo me volví un “hombre pasa” de esos que se mecen pasivamente en los umbrales sombríos.

Aquella vez tuve mucho miedo, pero nada comparado con el que me causa su gesto mudo y su mirada adusta, doctor.
 
la_cienfuegos,27.05.2005
Buscamos Chillida Leku. El Chofer, un metrosexual algo pasado de peso. Le he pedido que nos avise donde bajarnos.
Un letrero grande se alza a un costado de la carretera: Chillida Leku.
Los ojos de mi madre se abren como dos platos blancos, no sé porque confiamos en el chofer.
Se para 10 minutos después.
Ah, Chillida Leku esta para allá, tienen que caminar un tramo y llegan.
Nos baja a la mitad de la carretera, bajo un cielo insensato que llora como magdalena.
Caminamos por la estrecha orilla que conforme avanzamos se va haciendo más y más estrecha.
Los coches pasan veloces y descuidados, hay que escoger entre caminar a la orilla del lado favorable de la curva pero de espaldas a la circulación o donde se abre la curva pero miras quien viene.
Elijo la primera opción y caminamos sin saber nada.
Mi cabello es un caldo.
La angustia y el miedo son insoportables, y para empeorar la situación el salmo XXIII llega a mis oidos ateos. Mi madre reza.
Si muero prefiero que sea escuchando mi canción favorita, coloco los audífonos.
Conforme seguimos caminando en la curva aparecen partes de automóviles, tapones, llantas.
Y de mi boca solo sale una risita nerviosa de.. Ya nos llevó la chingada. Quisiera cerrar los ojos.
Si, los cierro, que me guíe la divina providencia.
Camino con los ojos cerrados y la música, no se oye nada, no se ve nada y siento que la angustia y el miedo desaparecen en lo que me lleva la muerte.
 
kanenas,27.05.2005
Esa vez tuve mucho miedo

Mi padre dijo que saldríamos para el monte Moría por la madrugada.Yo sabía que iba al monte una vez al año a ofrendar sacrificios. Nunca me llevaba con él.

Esa noche no pude dormir, estaba excitado .
Por la mañana noté que él estaba de mal humor, quería hacer todo personalmente, rechazó la ayuda de los criados para cargar la leña seca sobre el lomo del asno. No hablaba con nadie y con un gesto elocuente me comunicó que nos poníamos en marcha.
Era el alba;mi madre estaba en su habitación y no vino a saludarnos.
Caminamos durante dos días y dos noches, los mozos y el asno iban adelante. No apartábamos los ojos del monte, la subida era dura para las viejas piernas añosas de mi padre. Al tercer día les ordenó a los criados que se detuvieran y esperaran nuestro regreso, íbamos a seguir solos él y yo el último tramo.
Alivió al asno de su carga y agravó mis hombros adolescentes con los hatos de leña .
"¿Qué haremos allí padre?", me atreví a preguntar.
"Orar y sacrificar"
"Pero dónde está el cordero?
"El señor proveerá"
La voz de ni padre era tristísima y las lágrimas salpicaban sus mejillas.
Comprendí... y tuve mucho miedo.
 
JulioJurenito,28.05.2005
Sentí mucho miedo cuando vi como la hoja se quedaba en blanco a medida que leía. La tinta se desvanecía tras de mi, como persiguiéndome los ojos o hiriéndome los ojos. Se desvanecía cada palabra que leía, y cada vez más rápido, como si esperara un error para saltar sobre mí, adelantarme, y ya no poder seguir leyendo.

“El carpintero hacía una cuna o un ataúd; el poeta componía una canción de cuna o terribles lamentaciones”
La frase oscurecía como grabada a fuego en la memoria, relucía un segundo entre las páginas y desaparecía. Borrada para siempre.
No se presentó otra solución que seguir leyendo durante horas, aferrado a las tapas como si fueran tapas de salvación, tablas de salvación, salvación. No otra solución que desvanecer el libro entero hasta el final
“Para que la espiral del mundo vire hacia una nueva felicidad es preciso describir el ciclo de los siglos, el ciclo de la sangre, del sudor, del carbón, un ciclo de hierro”
habían pasado doscientas páginas en las que el sudor se cuajaba con las sombras extendidas de una habitación que era como un mundo aparte y extraño, como un mundo, un mundo.
Un ¡Traj-Tararaj! plantado en medio de la página, final del libro que se desvanecía y de un mundo que se desvanecía una habitación una casa una ciudad una región y quién sabe qué será mañana.
Sentí miedo de noche, y no tenía ya nada que leer.
 
puraletraw,28.05.2005
Miedos maternos


Recuerdas cuando tenías como siete años y mientras pelaba las papas para el almuerzo te sentaste a mi lado y me miraste largo rato en silencio. Te guiñé un ojo para romper el instante pero tu apenas sonreíste. Entonces intuí lo que estaba por venir.
- Mamá- me dijiste suavemente como tanteando el terreno.
- ¿Si, hija?- atiné a contestar con aire distraído, aunque sabía que lo estabas por decirme me iba a partir en dos.
- Mamá el tío...- comenzaste a decir con seguridad, pero te callaste de golpe cuando me viste temblar.
Aquella vez tuve tanto miedo, sabía que debía darte confianza que no debía aparentar sorpresa ni dolor, tal como nos había dicho el psicólogo. Pero fui cobarde e hice exactamente lo contrario. En el fondo no quería escucharte porque eso agravaría mi culpa, por haberte dejado con él cuando con tus medias palabras de niña de cuatro años insistías que no.
Esa vez en la cocina, te dejé sola nuevamente, abandonada en los brazos de ese mal recuerdo que solo puedo imaginarme que te persiguió durante años, pues tu nunca más me hablaste de eso y yo jamás volví a preguntar.
Ahora quisiera hacerlo, pero no me dejan acercarme a tu pieza, dicen que primero tiene que venir el juez a constatar el suicidio.
 
Sophie,29.05.2005
Fue un verano perfecto, aventura, amor, despreocupación. Joe quería realizar su sueño: viajar a Grecia, pisar el suelo de Platón y Aristóteles, y con el viejo Mercedes de mi padre viajamos, él y yo, solos por primera vez. Cataluña, Provenza, Génova, Venecia, Yugoslavia, o lo que era Yugoslavia antes, y por fin la antigua Grecia, nuestra meta.

Los primeros días fueron todo risas, ternura, diversión. Pero de repente, al pasar la frontera entre Italia y Yugoslavia, al recorrer solamente un kilómetro, penetramos en otro mundo, profundamente impactante.

En pocos minutos, la niebla convirtió los espléndidos paisajes de montaña en escenario de película de miedo. En la carretera, la familia de campesinos que cruzamos, todos vestidos de gris, sus terribles rostros, su pobreza absoluta, reflejaban otra época, la Edad Media.

Joe llevaba demasiadas horas conduciendo, paramos en un restaurante de carretera, preguntando por un camping. Una mujer con aspecto de prostituta me indicó una pradera húmeda y oscura detrás del restaurante. No pude convencer a Joe de buscar otro lugar, estaba agotado.

A lado, una casita de madera, destartalada, apenas visible entre la niebla, una siniestra bombilla amarilla iluminando la puerta de entrada, debía ser donde vivía la dueña del restaurante.

Aquella vez tuve mucho miedo. La noche me pareció interminable.

Sin embargo, al amanecer, el escenario se transformó completamente: sol, claridad, paisajes acogedores. En el restaurante, familias yugoslavas desayunaban alegremente. Se respiraba un ambiente sano y relajado.

Este contraste entre la noche y el día, que se repitió durante todo el viaje, refleja el pasado y el futuro del país, que ya no es un país sólo. Espero que se curen las heridas de la guerra, y deseo a nuestros amigos de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, y Serbia-Montenegro, muchas mañanas soleadas, como las que disfrutamos ese maravilloso verano del 87.
 
jordanvenceli,30.05.2005
A lo lejos se escuchaba la música que en bajo tono cantaba Ricardo Montaner. Él escribía temiendo que ella descubriera lo que estaba expresando: preparaba la clase que debía dictar al día siguiente. Su esposa se acercó y le preguntó.
-¿Qué escribes?
-Un cuento para un concurso
-¿Puedo leerlo?
-No, espera a que lo termine. Después te lo muestro.
Minimizó el escrito en la pantalla para que ella no lo leyera. Ella salió. Él no se atrevíó a decirle que le había ganado en el concurso donde ella también participò sin que supiera que él estaba robándole todos los datos y ampliandolos compitiendo contra su propia esposa.
Sintió verguenza de que lo descubriera. Miedo de que conociera su deslealtad e hipocresía. Temor de que le pidiera el divorcio por infidelidad.
Toda la vida había estado ocultando su propia mediocridad, temiendo mostrarse como era y de que ella lo supiera y dejara de amarlo.
Sintió un asomo de honestidad y borró el archivo enviándolo a la papelera de reciclaje, pero sintió miedo de perder el trabajo que tanto le había costado lograr y antes de que ella regresara, lo recuperó, imprimió, borró de nuevo, lo introdujo en una carpeta y escondiéndose de ella, salió.
Dio su clase, rompió la evidencia y tuvo miedo toda su vida de que ella llegara a enterarse de su traición.
 
gmmagdalena,30.05.2005
La Película

Recuerdo que estaba en el cine, había ido con el noviecito de turno, y disfrutábamos cómodamente sentados de una película de profundo significado psicológico, las manos fuertemente entrelazadas y las cabezas muy juntas.

No se en que momento la trama del film me fue ganando y mi inconsciente me llevó a sumergirme en la historia, como si fuera activa participante de ella.

Por un instante palpé como propia la locura del protagonista y el miedo me aturdió, me dejó indefensa, completamente expuesta.

Mi compañero debió percibir un cambio en mi actitud, ya que mis manos se helaron, mientras mi respiración fluía entrecortada por mis apretados labios; preocupado se inclinó hacia mi y trató de volverme a la realidad con una sonrisa tranquilizadora, que me costó reconocer.

Le supliqué casi llorando que saliéramos del lugar y así lo hicimos. El aire fresco me reconfortó, pero aún no podía reaccionar. Caminamos unas pocas cuadras hasta mi casa, casi en silencio; él no entendía que me ocurría y yo no podía explicarle lo que había sentido. No era la primera vez que veíamos una película de fuerte contenido, eran nuestras predilectas; pero jamás ninguna me había producido esa horrible sensación. Aquella vez, tuve mucho miedo, porque me vi enfrentada y a merced de mi propia y hasta ese momento, desconocida locura.

María Magdalena
 
mariaclaudina,31.05.2005
La luz blanquecina hacía que mi figura se dibujara estilizada sobre la vereda. Caminaba deprisa, con las manos apretujadas dentro de los bolsillos del gabán. Mi mente volaba entre pensamientos coherentes o no: la factura de teléfono impaga y la remota posibilidad de amar salvajemente a la rubia monumental que, momentos antes, había compartido mi viaje en colectivo.
Entonces sentí un escalofrío recorriéndome la columna vertebral, y la certeza de esos ojos clavados en la nuca. Miré sobre mi hombro, pero sólo una calle vacía se hizo eco de mis pasos.
Sin embargo una presencia inequívoca caminaba junto a mí, silenciosa, alerta a cada movimiento.
No pude evadirla cruzando de vereda, ni cantando como un lunático lo más fuerte que lo permitió mi voz.
De pronto se dejaron ver: los ojos amarillos me recorrían y se cruzaban entre mis piernas, frotándose con obscenidad contra mis pantalones. No sé con exactitud cuántos eran. Caminaban a mi lado ronroneando tal vez con ternura. Intenté con desesperación apartarlos, pero siempre volvían, contorneándose con ese andar sensual de los felinos.
Transpirando y con la respiración entrecortada llegué hasta mi casa. No con poca dificultad cerré la puerta de la planta baja del edificio, dejando afuera una legión de gatos emitiendo esos sonidos extraños que anuncian el cortejo. Los gemidos eran ensordecedores cuando comenzó la orgía. Observaba pensando si era un espectador casual, o por alguna razón me habrían elegido para presenciar todo aquello.
Cuando el instinto se vio satisfecho, las hembras rodearon a los machos en un círculo infame y dulcemente, les desgarraron uno a uno la garganta. Luego se acercaron y comenzaron a frotarse contra el vidrio de mi puerta.
Tapándome la boca con ambas manos ahogué un grito de espanto. Debo confesar que aquella vez, tuve mucho miedo.
 
entrelineas,31.05.2005
Un Charquito



Eran las fiestas en un Agosto caluroso de aquel pequeño pueblo, con sólo una plaza central de la que radiaban calles en cuesta muy estrechas y más allá, el pinar.
El calor se mezclaba con los olores que desde temprano salían de los ventorrillos y el incienso que la procesión mañanera había dejado.
Gente engalanada, globos, manzanas de caramelo, banderines de colores.
Yo estrenaba un precioso vestido blanco con florecitas pequeñas, muy fresquito, y un gran lazo en el pelo.

La gente llegaba de todas partes y casi se hacía imposible caminar para llegar hasta los puestos.

No recuerdo en que momento mi mano derecha se empeñó en ayudar a la otra que andaba atareada con una enorme Nube de Azúcar, y me solté de la suya. Me había quedado sola, atrapada entre aquellos gigantes que me sonreían al ver mi diminuto cuerpo dando saltos para vislumbrar como él se alejaba sin que yo pudiera alcanzarlo. iEstoy aquí papá/i, le gritaba.

Le vi mirar alrededor, desencajado, buscándome entre el gentío pero mi voz entre altavoces que anunciaban los festejos y la música de las bandas, quedó estrangulada como los gritos en un sueño. Poco a poco los empujones y el cansancio me fueron llevando hasta el borde de un camino en el que un gran eucalipto me ofreció el hueco de su tronco para refugiarme.
El sol se fue tumbando conmigo mientras las sombras alargadas de las ramas terminaron por derrumbarme
No sé cuanto lloré hasta quedarme dormida.
Una voz de mujer que me preguntaba por mi nombre y acariciaba mi pelo, me despertó. Mi edad debió adivinarla por el tamaño del charquito que en el suelo, desvaneciendo los colores de las flores de mi vestido, daba fe del frío y el terrible miedo que había pasado ese día.


 
juanrojo,01.06.2005
bGuerra/b

Soñé que estaba en una ciudad polvorienta, en guerra, en ruinas. No iba vestido de militar sino con ropa vieja manchada de sangre. Había tiroteos por todos lados. Me ocultaba donde podía y me tapaba la cabeza con las manos, como si así pudiera detener las balas. Desde mi escondite podía ver pequeñas llamaradas fusiles en las ventanas de una vieja escuela. La respuesta eran ensordecedores disparos de tanques que demolían a dentelladas los muros del edificio. El fuego de los fusiles se detuvo, los tanques avanzaban y yo me encontraba en su trayectoria. Corrí a refugiarme y entré en la escuela. Todos estaban muertos. No sabía qué hacer; las piernas derramaron sus fuerzas y el corazón se aceleró. El ruido de los carros de combate se acercaba por momentos. Tomé una harapienta manta ensangrentada y me tapé tumbado en el suelo. Tenía que estar inmóvil, pero las manos y los pies no me obedecían. Los blindados pararon en la puerta y entró un grupo de soldados dando gritos. Oí las pisadas de uno que se acercó hasta mí: "¡Eh! Mirad este cabrón se está haciendo el muerto". Me iba a matar. Un miedo infinito me paralizó. Grité pero no emití sonido alguno. El tiempo se paró. Sentí como un líquido tibio me recorría las piernas y el vientre. Quise despertar del sueño, pero no pude.
 
guy,01.06.2005
[Momentos]

Miedo, cagazo, julepe, es cosa que te da el pensar en cagar la fruta, palmarla, diñarla... ¿Hace falta ser tan trágico? A veces para concebir el horror basta con observar la fecha de vencimiento en la botella de cerveza que acabás de terminar, revisar la cartera de tu mujer, o intentar explicarle álgebra a tu hijo. Te cuento que iba en el colectivo y empezó a heder de forma espantosa, mi primer pensamiento «¡qué hijo de puta el que se tiró semejante pedo!» y enseguida el alivio desafiante «yo no fui, carajo, así que háganse cargo». Pero la pestilencia no se iba y viste cómo es... me puse a fijar en las caras de la gente... La señora de al lado no fue, no imaginé propietario de una flatulencia capaz de expresar mueca tan cabal de asco. Mi sospechoso tenía que ser alguien totalmente sonrojado, avergonzado. Quizá el hijo de puta de adelante, que iba haciéndose el dormido ¡Claro! Seguro estaría urdiendo un segundo pedo, entonces fingía dormitar, disfrutaba su gracia y por ello no abrió la ventanilla. Me distrajeron las tetas de una secretaria parada cerca, luego un mocosito que berreaba, una anciana que giraba el pescuezo –interpreté- buscando al criminal. La nube no se iba, mi sospechoso se acreditaba la silla eléctrica por asqueroso, deseaba que todos los viajantes se enterasen de que ése era el puerco salvaje, buscaba alrededor miradas aprobatorias de mi juicio pero me encontré con el terror, el miedo que subía por la columna. Vistazos inquisidores como flechazos, caras despreciativas, desaires evidentes «¿Por qué a mí? ¡Alcahuetes...!» quería gritarles, entreví que se miraban, cuchicheaban, el mocoso me señaló. Un latir de sienes me enrojeció, la chusma tenía su culpable, yo estaba jodido, abatido, hecho mierda, sonrojado, avergonzado.
 
akim,01.06.2005
EL SENDERO

La casa estaba, y ahí sigue todavía, aislada y medio oculta entre los pinos. Para acceder a la piscina había que cruzar una carretera local y luego recorrer un buen trecho por un camino pedregoso. El agua, que se ensuciaba rápidamente, tenía que renovarse cada semana. Tras el vaciado, la limpiábamos y después dejábamos abierto el grifo, que debía cerrarse hacia la medianoche, antes de que empezase a desbordarse. Hasta entonces esa operación la había realizado siempre mi padre. Aquella noche, sin embargo, con mis doce años recién estrenados, me ofrecí a ir solo.

No había luna. Hacía viento. El camino apenas se veía. Para colmo, la linterna tenía las pilas casi agotadas. Súbitamente, los percibí a mi espalda, muy próximos. Sentí un escalofrío. Hubiese echado a correr, pero no conseguía avanzar ni un paso, como si alguien tirase de mí por detrás. No me atreví a girarme. Mientras, escuchaba aquellos sonidos profundos, semejantes a lamentos, que conocía por haberlos oído en sueños y que únicamente ellos pueden emitir... pues carecen de cuerdas vocales.

De lo que luego aconteció, en esa primera ocasión, no conservo un recuerdo preciso. Creo que logré salir corriendo, que ellos me siguieron hasta la casa y que permanecieron hasta el amanecer apostados frente a la puerta de mi habitación. En los veranos posteriores me los volví a encontrar otras noches, siempre en el sendero. Con el tiempo, casi me acostumbré a su presencia. Nunca referí a mis padres esos encuentros.

Formé mi propia familia y dejé de ir allí de vacaciones. El pasado verano me encontraba de visita en la casa y una noche, al regresar mi sobrino de la piscina, supe enseguida, por la expresión de su cara, que ahora es a él a quien persiguen. Alberto acaba de cumplir doce años.

 
TheWillow,01.06.2005
bAquella última noche/b

En la calle se ve de todo. Un día se me acercó un tipo, jovencito él, de aspecto reservado, guapo el muy joputa, vestidito con su traje de ejecutivo y demás. Me dijo “Mami, ¿cuánto me cobras por un rapidito allá detrás del callejón?”. “Veinte ---le dije---, y si me das diez más te dejo repetir”. ¡Hecho!, me contestó, sacando el dinero. No era ningún novato. Sabía perfectamente cómo iba esto de la noche y las calles. Un tipo de buen hablar. Hasta educadito se veía con sus lentes y su corbatica. Una de mis colegas me gritó, “¡Oye, la hiciste esta noche!” Y claro, cómo no me iban a envidiar si el tipo estaba buenísimo y me había pagado tres veces más del precio normal, el muy...

Caminamos hasta el callejón. No había nadie esa noche. Me pidió que me quitara la camisa, y yo me abrí la blusa sólo un poco, apenas dejándole ver mi pezón. Empezó a besarme por toda la cara. Tenía aliento a cigarro y menta. Luego comenzó a manosearme como si estuviera frotando una lámpara mágica. Yo cerré los ojos. No me gusta mucho verlos mientras hacen lo suyo. Entonces fue cuando lo sentí. Helado. Duro. Plano. Pesado. Apretado contra uno de mis senos. El tipo me miró sonrojado, suplicante, casi con ternura: “Es mi esposa ---me dijo---. Está muerta. Me gusta traer su foto y pensar que se lo estoy haciendo a ella”.

Siguió extasiado, mirando siempre a la mujer del retrato empotrado dolorosamente sobre mi pecho. Las líneas del marco quedaron impresas en mi piel durante días. Pero esos ojos..., esos ojos punzantes, abominables, lúbricos, pecaminosos, obscenos, burlescos, sardónicos de aquella muerta prorrumpiendo su inaudible gemido orgásmico, no me han dejado trabajar en lo mío nunca más.
 
neus_de_juan,01.06.2005

DICOTOMÍA

Ahora lo sé, me sucede cuando regreso del suicidio de cada noche.
Mi perturbación es esa, el eco, la repetición. Me pasa cuando no encuentro salidas.
y me repito…
y me repito…

Gemelares quejidos. Gemelares búsquedas. Gemelar sufrimiento.
es el miedo…
es el miedo…

Desde aquella vez, la primera, tuve mucho miedo.
El miedo me oprime, me muerde. La entraña se revuelve por encontrar razones. La causa se me escapa de los dedos. Cuando creo que la alcanzo, que la tengo, es sólo un papel borroneado. Como en un sueño que crees que vas a leer la clave
y no la ves…
y no la ves…


Es reiterado, se me aparece y sé lo que va a suceder. Y por eso quiero días de infinitas horas y el sol arriba, y la luz.
que no salga la luna…
que no salga la luna…

Pero otra vez la noche. La pesadilla. Recurrente.
Otra vez el miedo.
Otra vez mi amor. La imperiosidad de la caricia. Hoy no, hoy no me hará daño. Y la lucha interior, el anhelo de sentir su pecho junto al mío. Y sucumbo al deseo, me deshago sin voluntad de rehusarme y me entrego al abrazo.
Y lo siento otra vez, como un ritual. El puñal en la espalda. El dolor. La carne desgarrada. Los huesos que se rompen.
La muerte en el abrazo.

Mi amor y mi pesadilla
por qué lo haces…
por qué lo haces…

 
_JUANJARA,02.06.2005
Jindama

Reñíamos mucho, pues el tenia sesenta y siete años y yo apenas veinte. Yo era la hija del tractorista del fundo los maitenes y el dueño de la panadería un día hablo con mi mamá y me saco del fundo. Recuerdo que llevábamos solo un año de casados cuando me puse a llorar desconsoladamente en la sala de parto, cuando me pasaron a mi hijo que era igual a el me horrorizaba la idea de pasarme toda la vida viviendo en lo alto de la panadería, cuidando hijos, acostándome de vez en cuando con el viejo. Aquella vez tuve mucho miedo, por eso yo los deje botados y me arranque a la Argentina. Me han buscado por todos lados pero no ha podido encontrarme .Nadie sabe donde estoy ahora. Me cambie de nombre y vivo en una casa muy linda con otras chicas. No son mis amigas pero nos llevamos bien. Por ahí pasan hombres poderosos de Buenos Aires. A fin de mes me voy a comprar un auto y abriré una cuenta de ahorros. No creo en el amor pero si en la libertad. Tal vez algún día regrese para conocer a mi hijo. Pero lo encuentro difícil, yo no nací para mirar atrás, me gustaría conocer Europa. A veces fumo mucha marihuana y me siento a leer la Biblia, junto al bar, cuando no hay nadie aquí. Y se me llenan de lagrimas los ojos cuando encuentro estas palabras en los evangelios:”Jesús le habló: te digo en verdad que hoy estarás en el paraíso”.
 
Diogenesia,02.06.2005
EL LADRON
Abrí los ojos y pensé que algo hizo que despertara antes del amanecer, quieta en la cama estuve atenta.
Escuché un ruido en el primer piso, el mismo ruido que producen las argollas en el fierro que soporta las cortinas del living. Me quedé quieta, inmóvil en la cama, ¿fue idea mía o el ruido existió? No pude recordar si había puesto el cerrojo al ventanal.
Estiré el brazo y toqué el teléfono, si levantaba el auricular se encendería la luz roja en el equipo de abajo. Nuevamente escuché un ruido, como el roce de un cuerpo en la baranda de la escala que trae al segundo piso. Era un ladrón.
Los peldaños de la escala eran de madera y cuando uno los pisaba, crujían. Yo seguía atenta ¿qué haría si entraba a mi dormitorio? Lentamente quité la mano del teléfono y me tapé hasta las orejas, el corazón parecía que se me saldría del pecho, aquélla vez tuve miedo, mucho miedo.
El ladrón subió por la escalera, supe perfectamente bien en qué tramo iba, creí que el latido de mi corazón me delataría que estaba despierta.
Entró al dormitorio que estaba más cerca del acceso a la escala, demoró un instante, después vino al mío. Hasta los oídos me zumbaban por el miedo.
Me pareció eterno el instante que el ladrón estuvo detenido en la puerta.
Escuché nuevamente crujir los peldaños, ya bajaba. Luego vino el silencio. Estuve quieta mirando la ventana, esperando que aclarara hasta que me dormí.
La luz del día entró por la ventana, me senté en la cama y miré buscando qué faltaba, nada, me levanté y revisé la casa, nada faltaba, miré el ventanal y el cerrojo estaba puesto ¿lo soñé?. FIN
 
blasleon,02.06.2005
Mentira.

Llevaba veinte años dedicado a la política. Había ganado varias elecciones. En las encuestas siempre era el líder más valorado. Nadie discutía su liderazgo. Todos sus adversarios le temían. Llenaba estadios, teatros, plazas. Anunciaban su presencia y se cerraban las tiendas, se interrumpían los trabajos. Luego, en el hotel o en la casa, en la fiesta o descansando, se miraba en los espejos y sonreía satisfecho.

Era feliz...

Hasta aquel día, la tarde en la que tuvo tanto miedo.

Seguro como siempre había subido al escenario, todo era silencio abajo. De repente, a los cinco minutos de iniciado el parlamento, el hielo de su sangre le anudó la garganta: En la tercera fila un niño hablaba al oído de la madre. Ella se levantó, le cogió de la mano y se marcharon.

Era feliz...

Hasta aquella tarde, el día en que tuvo tanto miedo. Miedo de saberse descubierto por los ojos de un niño y la tristeza de su madre cuando supo que todo era mentira.
 
EL_RETO_GANADORES,02.06.2005
DADA LA CANTIDAD DE LOS TRABAJOS PRESENTADOS SE EXTIENDE EL TIEMPO DADO PARA LA VOTACIÓN.

VOTAR TAMBIÉN EN POESÍA !!!!!!!!!!

BVOTACIÓN 3 Y 4 DE JUNIO/B
 
hemefeo,02.06.2005
Sí, aquella vez tuve mucho miedo, porque ''Quizá se malogre algún viaje'' fue la siniestra sentencia que leí en la predicción de mi horóscopo justo cuando el avión acababa de despegar.

 
pilardelmar,02.06.2005
Voto por sophie
 
Ninive,02.06.2005
bVOTACIÓN 3 Y 4 DE JUNIO/b
 
mariaclaudina,02.06.2005
Voto por gmmagdalena.
 
Alejandro_1007,02.06.2005
Todo empezó una mañana normal que nada hacía presagiar lo que ocurriría. A la hora programada mi fiel agenda comenzó a gemir recordándome la cita del “horror”. Displicentemente acepté su recordatorio y revisé la jornada, mientras que me decía: mas vale ser previsor que deudor de tiempo.

Poco rato mas tarde me encaminé hacia mi destino y llegué con una puntualidad digna de un perfecto caballero inglés. En aras de exaltar mi puntualidad debo decir que mi interlocutor ni por asomo igualó tal hazaña. Finalmente y tras reiterados aspavientos en la sala donde estaba desesperando, recibí el lacónico y esperado: “Pase, ahora mismo estoy con Usted”.

Me indicó donde situarme y le pedí permiso para colocar la chaqueta en el perchero cromado junto a la puerta, a lo que respondió con un gesto de -“¿a mi que me cuentas?”- y tras un instante de duda dejé la chaqueta en una silla. Inmediatamente me acomodé con seguridad en el sitio indicado y comprendí que la suerte ya estaba echada. Me empecé a sentir incómodo, la lengua comenzó a no obedecerme y la boca se convirtió en un objeto ingobernable: ¡Justo en el momento clave!.

Una puntada de dolor me arrancó un gemido pidiendo árnica, pero no se detuvo, fue a por mi sin compasión y todo esto sin apenas mediar palabra. La negación del lenguaje era su código, no me permitía ni réplica ni argumento que fuera mas allá de una simple mueca, un mínimo ruido. Sistemática y despiadadamente me reprimía sin contemplación. No conforme con el nivel de sometimiento al que me rebajó, llamó a una segunda persona y entre los dos se ensañaron conmigo, una me miraba a los ojos y la otra literalmente me zamarreaba como a un muñeco.

Aquella vez tuve mucho miedo, miedo descontrolado e irracional. Es hoy que lo recuerdo y no consigo controlar mis esfínteres. En mi memoria aún recuerdo al dentista y su ayudante subidos sobre mi pecho, rodilla en mi esternón, arrancándome la muela y diciéndome: i¿a que no duele nada? ¿a que no se ha dado ni cuenta? ............/iHijoputas, me he quedado con vuestras caras.
 
guy,03.06.2005
Mi voto para TheWillow.
 
pilardelmar,03.06.2005
Voto por sophie
 
puraletraw,03.06.2005
mmmm ¡que difícil! Mi voto para TheWillow
 
TheWillow,03.06.2005
Voto por Guy
 
Sophie,03.06.2005
Voto por puraletraw.
 
hemefeo,03.06.2005
Voto por TheWillow
 
entrelineas,03.06.2005
Mi voto es para TheWillow.
 
gmmagdalena,03.06.2005
Como solo se puede votar por uno, voto por Kanenas, aunque todos me parecieron excelentes. Magda
 
juanrojo,03.06.2005
Voto por TheWillow (verdaderamente aterrado)
 
blasleon,03.06.2005
Mi voto es para TheWillow
 
pewmafe,03.06.2005
Mi voto es para Thewillow.
Extremecedor.!!!
 
akim,03.06.2005
Neus_de_juan
 
Ninive,03.06.2005
BLOS VOTOS REGISTRADOS FUERA DE FECHA NO SE TOMARÁN EN CONSIDERACIÓN.

VOTAR EN FECHA OTRA VEZ/B
 
mariaclaudina,03.06.2005
pido disculpas, ya que por un error de interpretación voté ayer. De todas formas, formalmente y hoy, voto por gmmagdalena.
 
Bluuuuu,03.06.2005
Voto por Gmmagdalena
 
pilardelmar,03.06.2005
Voto por sophie.
 
kanenas,03.06.2005
voto por gmmagdalena
 
Hija_de_la_Oscuridad,03.06.2005
Voto por akim
 
_juanjara,04.06.2005
TheWillow
 
neus_de_juan,04.06.2005
Voto por puraletraw
 
Alejandro_1007,04.06.2005
Mi voto para JulioJurenito.
 
entrelineas,04.06.2005
La votación era los días 3 y 4. Voté el día 3 pero no tengo claro si tengo que votar otra vez. Me pacerecen confusos los mensajes. Agradecería que me contestaran. Saludos
 
Diogenesia,04.06.2005
Mi voto para "puraletraw", además cumple con las normas que se establecieron, a lo justo...justo.
Y una mención honrosa para "El ladrón" de mi autoría.
 
jordanvenceli,05.06.2005
Mi voto es para akim
 
EL_RETO_GANADORES,05.06.2005
bFin de la votación

EL RESULTADO ES EL SIGUIENTE:

uPOESÍA/u: GANADOR neus de juan
VICEGANADOR Damona

uPROSA/u:GANADOR Thewillow
VICEGANADOR: puraletraw

VIVISIMAS FELICITACIONES A LOS GANADORES Y A LOS PARTICIPANTES /b

 
Diogenesia,05.06.2005
Mmmmm ¿y mi mención honrosa? snif, snif, snif.
¡¡ FELICITACIONES !!
Debo seguir esforzándome. ¿Cuándo el otro reto?
Felicitaciones a los organizadores también, para la otra aclaren que no es necesario que vaya impresa la palabra clave, que basta con describir la emoción en sí.
 
EL_RETO_GANADORES,05.06.2005
Felicitaciones a finalistas y participantes ha sido un reto de gran calidad. suerte para el reto 35
 



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