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Inicio / Cuenteros Locales / elena / Panchi, memorias de una escolar

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Mi mamá siempre me dice que ella no me puede defender en las peleas con mis compañeros, y que yo tengo que aprende a hacerme respetar. Pero parece que ella no se acuerda lo complicado que puede ser un recreo en el colegio. Cuando Renato, el más desordenado del curso, me dice fea y me pega un manotazo en la cabeza yo le contesto
“el que lo dice lo es, mundo al revés”, pero creo que no me ha resultado mucho, porque él se larga a reír y me sigue dando manotazos. Entonces yo me voy donde la profesora y acuso a Renato, pero creo que esto tampoco es buena idea, porque la profesora lo reta y él se queda tranquilo un rato, mientras lo estén mirando, pero después, dale con la misma tontera.

Ayer Renato estaba más pesado que nunca, se lo pasó molestando a todo el curso desde que llegamos al colegio. A la Matilde, que ahora se sienta conmigo, le tiraba los rulos y le decía “resorte”; la molestó tanto que la pobre terminó llorando y yo la tuve que consolar. Pero como Renato no paraba con lo de los rulos, no me quedó otra que amenazarlo, y le dije; “te vas a arrepentir” con los ojos así como medios cerrados y la cara bien arrugada para que le diera miedo. Pero fue peor, dejó de molestar a la Matilde, y siguió conmigo. Toda la clase de Comprensión del Medio me lanzaba papelitos y me tiraba el pelo.

Cuando sonó el timbre del primer recreo, mis amigas y yo nos sentamos en el suelo del patio y nos pusimos a jugar a los tazos de Pokemon, esos que salen en las papas fritas, y Renato siguió molestando todo el rato, dale con tirarme el pelo, darme patadas y quitarme los tazos. Cuando terminó el recreo, y nos tuvimos que formar para entrar a la sala, me dio un codazo súper fuerte y yo me di la vuelta para retarlo, pero él justo estaba tirándole el pelo a la Paulina que estaba a tras de él. Me dio una rabia tan grande, que no me di ni cuenta cuando le agarré los pantalones con calzoncillos y todo, y se los bajé hasta los tobillos. Yo, de lo único que me acuerdo, es de las piernas blancuchas y la cara llena de lágrimas de Renato que lloraba a grito pelado mientras todos mis compañeros lo apuntaban con el dedo y entre carcajadas, de esas bien exageradas que no sabes si son de verdad o es que te están haciendo burla, le gritaban “es niñita, es niñita”. Con todo el escándalo que se armó llegó la inspectora y recién en ese momento me di cuenta del medio lío en que estaba metida; trate de hacerme la tonta, pero fue imposible porque estaba agachada y todavía tenia los pantalones agarrados con las manos.

Renato no me molestó nunca más, ni siquiera se acercó a mi, aunque lo único malo es que la inspectora me mandó una comunicación que tiene que firmar mi mamá, y tengo tanto susto. He pensado todo el día en qué le voy a decir a ella cuando lea la libreta; me la imagino súper seria, con la cara media roja, hasta me parece escuchar su voz cuando me diga “Panchi, tenemos que hablar” y me apague la tele, se siente frente a mi y parta con su típico bla - bla – bla. Lo peor es cuando termina de hablar y me manda a pensar sobre “mis actos” como dice ella. A veces creo que preferiría que me diera una buena palmada o me dejara sin tele una semana, pero que no me mande a pensar.

Por fin puedo descansar. Resulta que mi mamá llegó tarde del trabajo, como siempre, y después de saludarme se fue a fumar un pucho (así le dice ella a los cigarrillos) con la Erica, mi nana. Yo estaba en mi dormitorio viendo la teleserie, pero todo esto del pantalón y Renato me tenía tan preocupada, que ni siquiera entendí lo que pasó en ese capitulo. La cosa es que, de repente, mi mamá entró al dormitorio (yo me hice la dormida), abrió la mochila, sacó la libreta de comunicaciones y después de leerla, se largó a reír como loca, yo seguía haciéndome la dormida, pero abrí un poquito un ojo y vi que hasta le salían lagrimas de tanto reírse. Después se acercó a mí, me dio un beso en la frente y me dijo que me amaba. Yo creo que las mamás son todas tan raras, siempre que crees que se van a enojar y te castigarán por el resto de la vida, resulta que se ríen y lo pasan tan bien con esas cosas que te tuvieron preocupada todo el día. Y cuando piensas que esta todo bien fijo que se enojan por nada.

Texto agregado el 22-04-2005, y leído por 172 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
22-04-2005 Muy bonito! katya
 
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