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El ambiente taciturno inundaba esa fría y lluviosa tarde de marzo. R.E. se encontraba sumergido en sus pensamientos recargado en un puesto de periódicos cobijándose con una lámina mal puesta.

El paisaje citadino mutaba sus aires, a cada cambio de luz en el semáforo. Eran las siete y el no tenia idea de donde demonios iba a pasar la noche.

Tenia facha de niño perdido, su jersey con la capucha puesta entreveía la cara de ángel con toque de suicida que orgullosamente portaba; recuerdo de los genes maternales, los pantalones le arrastraban recogiendo cada gargajo escupido por los maleantes de la ciudad. En las orejas el rock sonaba estridente deshaciéndole a cada compás sus tímpanos.

En su viejo morral traía tres cambios de jeans, sus viejas camisetas suvenirs de los múltiples conciertos a los que había asistido, sus boxers de la suerte (pues iba a nesecitar mucha), libros de sus autores favoritos, Edgar Allan Poe, Jeff Noon para recordar al punk, a García Marques para la nostalgia…; su libreta de escritos, sus discos que según el valían cada centavo y mas.

Había dejado su casa para alejarse del dolor que lo victimizo; un padre enfermo de avaricia que no sabia reconocer sus errores, una madre en lecho de muerte; ya no había cosa alguna por que regresar.
Ya no importaba nada, incluso ya no importaba si se mojaba o no; vale madres pensó, y se encamino hacia la jabonera abandonada.

Para cuando llego la puerta principal se encontraba entre abierta, muchos vagabundos perdidos en el camino iban a parar ahí, igual que el.
Saco del bolsillo delantero su celular y con la leve luz de este se abrió camino entre la penumbra, en una esquina acomodo su mochila para protegerse la nuca, entre lagrimas e ira concilio el sueño.

A la mañana siguiente el sol despunto y los rayos débiles del alba traspasaron las rotas ventanas del nauseabundo edificio.

Ya hace horas que R.E. se encontraba conciente, pero por alguna razón su cuerpo no se despegaba de la cama que improviso. Con la mente en blanco veía las paredes decoradas de graffiti, - el arte urbano desvalorizado… - pronuncio casi instintivamente.

Después de un rato de ocio y desperdicio mental por fin pudo decidir que hacer con su vida; no podía permanecer en esa ciudad, pues siendo tan pequeña sus viejos compañeros de escuela lo encontraría en el billar de siempre o su padre podría mandar en busca de el.

Con doscientos pesos en la bolsa se dirigió a la Terminal de autobuses.
Ya en la taquilla pidió un boleto que lo llevara a Guadalajara; su plan era buscar a unos primos de parte de su mamá y pedir que lo dejaran quedarse ahí de arrimado un rato, a la larga conseguir trabajo y ver que le deparaba e destino.

Una cuantas horas después el autobús se ponía en marcha y todos los que iban al rumbo de esa ciudad fueron tomando sus asientos, R.E. se fue a sentar en un gabinete de en medio, junto a la venta, puso su morral en el asiento desocupado, lo ultimo que quería era socializar con alguien, solo deseaba dormir, sedarse con los efectos narcóticos del subconsciente y no recordar nada de lo que había pasado.

Sus audífonos estaban puestos alrededor de su cuello; el dedo pulgar y el cerebro decidían cual canción de los Ramones era digna de escuchar en ese momento, pasaba una melodía, pasaba otra y otra y el vehiculo no avanzaba “¡¡Que demonios!!, ¿Por qué no nos vamos de una vez por todas? ”, Su pregunta fue contestada en unos cuantos segundo una chica de aspecto torpe pero inocente se dirigía corriendo hacia el anden, una maleta de carrito la seguía por detrás. Al verla entrar con aires de alivine, se fijo que todos los asientos se encontraban ya ocupado - ¡Maldita sea! se va a tener que sentar junto a mi – Pensó con tremenda decepción mezclado con el nerviosismo que le producía hablar con alguien desconocido.

- Disculpa, ¿esta ocupado este asiento?- dijo con voz tímida, al parecer a ella tampoco le causaba ninguna gracia tener que sentarse con un chico con cara de trasnochado y ojos de pacheco
- NO, puedes sentarte – respondió de mala gana

Por fin el viaje se había emprendido, volteo hacia la ventana y al tomar el vehiculo la carretera noto que su corazón daba vuelcos frenéticos en su tórax, era la primera vez que viajaba solo, era la primera vez que agarraba sus cosas y se largaba para nunca más volver. “a la verga” repitió en su cabeza y sin mas trato de calmarse un poco y pensar en otras cosas

La curiosidad venció sus ánimos y de la manera más discreta que pudo, trato de ver nuevamente a la muchacha que a su lado se había sentado. No era fea; de pelo liso de facciones regularmente finas, con un cuerpo aceptablemente bien, al menos no era una vieja celulítica, era demasiado joven, una morrita como de 17 años.

Al pasar la primera caseta el nervio que en las tripas sentía iba desapareciendo, se percato de que la seguridad en el seguía aumentado, estaba haciendo lo correcto, empezaría desde cero, nadie podría impedirle hacerlo que a el le placiera, iba a ser independiente todo seria mejo…

- ¿A que vas a Guadalajara?- la chica de ojos marrón había interrumpido su monologo interno y a el no pareció molestarle
- A pasar el rato – le devolvió la pregunta con una sonrisa – ¿y tu?
- Se me acabaron las vacaciones, el semestre va empezar, vine a visitar a mi abuela.
- ¿En que semestre vas?
- En sexto, es al que pase

“¡Mierda! si me hubiera que dado un poco mas yo ya estaría por pasar a sexto también” pensó por unos segundos y el sentimiento de culpa lo invadió un poco.

- Y… ¿Cómo te llamas? – cuestiono nuevamente la chica
- Ryan Edwing, mejor conocido como R.E.
- Yo me llamo… Jenifer
- A valla, que bien – No pudo pensar en una buena respuesta, se sentía tonto pues no se le ocurría nada que decirle, que preguntarle. Ella le soltó una sonrisa mas y como vio que la platica no seguía saco un libro. “Idiota, perdiste tu oportunidad, así de fácil” decía una vocecita perversa y desalentadora en su interior, pero el no era lo suficiente fuerte para luchar contra ella.

El rato paso y de una manera a otra llegaron a Guadalajara; aunque el no lo hubiese notado, pues la noche que paso no lo dejo disfrutar concientemente el viaje. Un suave golpe con el codo lo despertó. Jenifer le zarandeo un poco – Ya casi llegamos a la Terminal.

- A si – dijo en estado narcoleptico - Gracias.
- Oye, me estaba preguntando algo
- Si, que cosa
- Bueno siendo que vas a andar por aquí un rato, se me ocurrió que si no tienes alguien que te enseñe la ciudad, o no encuentras un lugar yo te puedo ayudar- estiro la mano y le dio en un pedazo de hoja y con unas cifras garabateadas, le dio su numero telefónico el solo se limito a aceptarlo y sonreír de manera sumamente torpe.

Al salir de ese lugar se sentía confundido y desorientado; el calor primaveral de esa ciudad le asfixiaba pues aun llevaba las ropas que en Toluca se acostumbran usar.

Guadalajara era su ciudad favorita, la alegría corría por sus venas iba vivir ahí en ese lugar enfermo, en el sitio donde desde chico quiso quedarse, fue caminando hacia el centro para ubicar para donde quedaba la casa de sus tíos, se moría de hambre y quería llegar a ver a su familia, la única con la que realmente se había llevado bien.

Llego a la entrada de la casa de sus tíos, todo ilusionado pulso el botón del timbre, espero un poco, volvió a tocar de nuevo y el resultado esperado fue en vano. Era lógico que no había nadie. “Valla, pero que suerte tengo” se compadeció de el nuevamente.

Espero un rato, pero no encontraba señales de vida, algo que le indicara que esperaba a alguien que fuera a llegar.
Por fin una vecina se le acerco
- Disculpa, ¿buscabas alguien?
- Si, de hecho espero a que regresen mis tíos – contesto cansado, sediento y con los labios partidos – ¿Cree que se tarden?
- Pues la verdad si, salieron de vacaciones y se supone que regresan en dos días

Y ahora que demonios iba a hacer, donde iba a dormir, que iba a comer. Todo su plan se vino abajo, al menos en Toluca sabia donde poder pasar la noche en caso de abandono total, pero aquí ¿para donde jalaba?
Emprendió el camino hacia la plaza enfrente de la catedral, al llegar se sentó en una de las banquitas con el corazón en el piso y el estomago hecho un hueco.

“ me hubiera quedado en mi casa, al menos tendría algo para llevarme a la boca, no estaría acalorado; pero tendría que soportar a mi padre en su maldita depresión violenta donde me hecha la culpa de todo, de la muerte de mi madre, de las cuentas sin pagar, de todo los actos que tubo que realizar para salirse de la rutina, que según el lo victimizaban. Bastardo, lo detesto y nada va a cambiarlo. Ojala el hubiese sido el que ahora estuviera bajo tres metros”
Continura...

Texto agregado el 28-04-2005, y leído por 103 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
28-04-2005 concuerdo con emisario, ademas notealgunas comas mal colocadas (eso medio le daba en la madre al ritmo y al hilo), es extenso, un trabajo que merece trabajarse, no dudes en hacerlo. No te midas. Saludos. TURIN
28-04-2005 las descripciones son largas y los parrafos se encuentran mal divididos, la historia parace no llevar rumbo, sin embargo esperare la segunda parte. XII_Emisario
28-04-2005 Interesante la historia, me mantuvo entretenido. Esperaré por más, aver que pasa. Saludos. andes
 
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