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Ese día estaba triste, me sentía sola, en medio de una ciudad que no quería para mi residencia en un principio, trabajando en dos cosas que no me gustaban pero que me permitían alejarme de la casa en donde vivía y no quería llegar

Me levante del mostrador, uno de mis trabajos era atender un local de cds, me asome a la ventana, allá abajo andaba una procesión, mucha gente caminando tras la santa que le da nombre a la ciudad y la infaltable Virgen Maria, ¿podría ser el preludio de una fiesta?, no lo sabia entonces y aún hoy no lo sé, nunca he sido amiga de la comparsas ,ni la fecha la tenia en mente; hace mucho tiempo que deje de ver el calendario y la hora, además aunque así fuera, entonces ¿Qué sentido tenia?, solo era otro día para poner buena cara y atender a la gente, buscar con que ocupar la cabeza y alejar los pensamientos, para no deprimirme mas, aún cuando mas deprimida ese día no podía estar, en todo caso, observe esa masa de gente en la calle cantando y caminando a plena luz del sol, yo no habría durado ni un minuto, ese clima de esta ciudad de dia no me gusta , lo soporto pero no me gusta.

Pase el resto de la tarde allí, buscando en mi mente, las razones que me mantenían aquí, que hacían que no volviera a Bogotá, extrañaba tanto mi casa, todo era tan diferente aquí; los buses y sus ayudantes empeñados en llevarlo a uno hacia donde se dirijan, aun cuando sea para el lado contrario, las personas que caminan lento en la calle, quienes a medida que caminan, mueven sus cuerpos con un contoneo que no pueden tener sino los caribeños, algo que grita: no te aceleres, para todo hay tiempo e impidiendo que puedas correr a la sombra mas cercana, que era donde yo quería estar; la gente que opina de todo en la calle , aun de ti sin haber pedido su opinión; el señor que vende los jugos y los sirve (en ese entonces) en bolsas al igual que la gaseosa si era deseo del cliente beberlos en otro lugar; ese liquido rosa que empacan en las botellas de gaseosa y que casi como una broma de mal gusto se atreven a llamar chicha, las calles que son a la vez alcantarilla , el pequeño chorrito de agua que si hay suerte sale de la ducha, los zancudos que me tenían y aun me tienen como su barra de alimentos, todo era perdida para mi entonces, en medio de la desesperanza con que quería ver la ciudad.

Termino mi jornada y debía partir, no quería llegar, como ya dije, a la casa donde me quedaba, llame a un amigo, pero, no llego, no quería andar por la calle sola en la noche, otra inhibición que me heredo la gran ciudad, aun así lo haría, no hay mejor incentivo para cambiar tus costumbres que el deseo de escapar y eso era lo que haría por algunas horas.

Estaba ocultándose el sol cuando Salí. Me dirigí primero, como siempre, a mi escondite favorito , sabia que no podría quedarme allí por mucho tiempo, ya que cierran temprano, antes de llegar allí, debía pasar enfrente al Café del Parque, mire un momento, se veía a la gente divertida dentro, con sus amigos, pero los míos estaban a muchos Kilómetros de distancia; ese no era un sitio para mi y me repelía como si poseyera un campo de fuerza impenetrable para una solitaria como yo, en cambio la biblioteca, para mi era un trocito de calma en medio del bullicio; los bares y los vendedores del parque y la playa , el olor a pescado fresco que inunda la calle en cualquier momento del día , parecían desaparecer mágicamente al pasar sus puertas de vidrio y parte de un mundo ajeno en cuanto se esta a salvo en el tercer piso del edificio.

Allí estuve muy poco tiempo, tal vez una hora, luego tuve que volver al mundo exterior, donde me esperaba una ciudad diferente a la del medio día . La oscuridad y la brisa de la playa me llamaban con alegría y yo no me hice esperar, a lo lejos, el morro se veía muy diferente, se oía la risa de lo turistas y jóvenes de la ciudad que se reunían a esas horas en la playa del centro, donde me encontraba, creo fervientemente y lo hacia entonces, que esta a diferencia de ciudades mas grandes, no es un lugar para solitarios, las entretenciones que ofrece, son para disfrutarlas en grupo; para la muestra están los bares, son abundantes, la mayoría de ellos de música tropical , cosa que me parece innecesaria ya que la gente no suele bailar, he entrado en esos locales , ahora en el presente y me doy cuenta que la única posibilidad que tiene una mujer de salir a la pista de baile es llevar parejo .

Caminando por la playa, sentía la brisa del mar golpearme, mi cabello cubría mis ojos, y yo buscaba en mi bolsa una moña para recogerlo, me senté un momento, recogí mi cabello y me puse a pensar en que podría hacer ahora; no me gustaba ir al cine aquí, aun cuando me parecía un buen lugar para estar solo, pero como tenían la costumbre de parar la película en la mitad y prender la luz antes de terminar me parecía que cortaban la emoción; volví a pensar en mis amigos y en que tal ves si estuvieran aquí las cosas serian distintas; con los años me acostumbre a ellos y a mi forma de vida en la ciudad, aprender a vivir en otro lugar era difícil era un shock, me sentía mas sola, aun cuando no lo estaba, me decía que era el lugar, pero era yo la que se negaba a cambiar , siempre dijeron que era buena para adaptarme y estaba haciendo ahora hasta lo imposible por no lograrlo, aforrándome a los recuerdos de la otra ciudad y comparando cada casa , cosa y persona que concia con las que veía allí.

Me levante y seguí caminando al lado de la playa, no puedo negar que eso era algo que quería hacer desde antes de llegar, comí una pizza en uno de los innumerables carritos de comidas que se encuentran por la calle, el mismo negocio repetido una y otra vez, los jugos, los buñuelos, los deditos y la pizza, las sillitas de plástico, preferiblemente rojas o blancas tendidas en el anden.

Caminando escuche música moderna saliendo de un pequeño local, así que decidí entras a tomarme una limonada serenada, estaba deprimida, si pero siempre me pareció patético beber sola.

Era todo, no tenía nada más que hacer, sabia que en cuanto llegara a casa culminaría este día escuchando la única canción que me han dedicado, la que me dedicaron mis amigos el día que me fui de la ciudad y alimentaba mi esperanza de volver, que hacia que mantuviera siempre en mi cartera intocable, el dinero suficiente para pagar un viaje de vuelta en bus mi esperanza de escapar si todo se ponía peor y se puso…

Poco tiempo después estaba marchándome de esta ciudad , con lagrimas de alegría, con lagrimas por saber que nada es seguro, había decidido devolverme cuando ya había gastado el dinero del pasaje, cuando comenzaba a conformarme , a adaptarme, aprendí con esa estadía en esta ciudad a desplegar las alas, con golpes contra el piso con cicatrices en el alma, pero con mas valor para afrontar la separación de casa y amigos, aprendí que puedo estar sola, que partir es morir un poquito, que nunca se vuelve a ser el mismo , por mas que se quiera, pero que siempre se puede volver al lugar de partida a las ciudades en que vivimos antes , en que fuimos otros siendo personas nuevas, conociendo nuevamente la ciudad en que estamos, abriendo los ojos a otras realidades, recordando comparando y sonriendo al comprobar que algunas cosas se mantienen y otras cambian en significado para nosotros, lo difícil es comenzar, por eso recuerdo esa día, porque fue uno de los días mas difíciles de mi primer intento por vivir sola, por comenzar a medio independizarme, porque cundo lo recuerdo y me veo aquí de nuevo se que no debo decir nunca mas, no quiero, no me gusta, es imposible, porque si es; Bueno tal vez esa que se fue nunca volvió como lo prometió desde el avión, esta que escribe es otra , pero ya que estoy recordando aquel día en escrito, tal vez sea bueno terminarlo con algunas de las líneas de la canción con que termine mi día aquella vez:

Tengo que decirte que mi vida es muy triste
Que va ser como imposible
Que me olvide de que existes
…...
Deja que te lleve a la puerta de tu casa
Un minuto me hace falta,
Luego me iré para siempre
Solo quiero decirte adiós
Solo quiero decirte adiós
Adiós
……
Tengo que desirte que
El dia que te fuiste
Se encendieron los faroles
Que alumbraban el camino
Para que pudieras volver
...
es preciso que sepas
Que aquí siempre tienes un sitio
Y aun que no te lo creas
Sin ti nunca sea lo mismo
Solo quiero decirte adiós
Solo quiero decirte adiós
Adiós

Texto agregado el 28-04-2005, y leído por 142 visitantes. (0 votos)


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