A la media noche es cuando los corazones gritan desesperados,
cuando exigen a las lágrimas amordazar al dolor.
Y el alma se hace presente, brotando por los poros de la piel en forma de escalofríos.
A la media noche la conciencia te desvela y se revela en forma de sueños.
Los segundos se hacen eternos y las arañas del remordimiento te comen las pestañas.
Es el inexorable camino al abismal sentimiento enardecido por las llamas del desamor.
A la media noche la risa es un cántico sarcástico que se burla de la debilidad adquirida.
La sangre hierve y transforma a las venas en serpientes sedientas de una presa.
Hambrientas de muerte y asfixia.
A la media noche nacen los deseos más pueriles,
los infinitamente anhelados por el subconsciente.
A la media noche se puede escuchar a la memoria respirando, suplicando por un detalle, tratando de cazar un recuerdo.
A la media noche la luna escucha mil poemas de mil poetas que desesperados buscan una ilusión.
A la media noche los corazones duermen mientras el amor seduce a las estrellas.