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Don José o Dona Josefa
El atardecer tropical me fascino .
Miami, mi primera visita a la tierra de los cubanos en Norteamérica
Me senté en la orilla de la playa a contemplar las aves el mar y las personas, estaba absorto con el sonido de las olas, cuando note la presencia de un señor a mi lado.
Mi vecino, lucia cansado, quizás cada pliegue de su rostro esconda una parte del dolor que le agobiaba. Su pelo lacio, blanco y canoso, sus ojos claros y azules , como el agua del mar ; y su porte gallardo y noble ; me recordaron las facciones de mi abuelo materno, fallecido varios anos atrás en mi lejana Quisqueya.
Entablamos una conversación superficial, acerca de la vida en la florida y la influencia latinoamericana en esta naciente metrópolis. Luego de varios minutos nuestro tema cambio de ámbito, unas cuantas millas náuticas al sur de los cayos, a la tierra de Marti, donde dominicanos como máximo Gomes, pelearon por la utopía universalista de la época, donde cada tierra de América quería ser aire e independiente, pero todas cayeron en el antro de la corrupción y el pecado antes los ojos del hombre, apoyados por la iglesia y los ojos impasivos de dios.
Hablar de cuba sin hablar de beisball, cigarros, ron, mujeres y Fidel, no es hablar de la isla.
Nuestra conversación entorno a los días de la toma de la habana, el caos y el comienzo de las pulgas políticas y personales. Familias enteras se destruyeron cuando los hijos denunciaban a sus padres y relacionados a los grupos haciendo los linchamientos públicos, ejecuciones en los parques de la capital eran asuntos de todos los días. Vecindarios desaparecieron por la misma situación, la configuración de la capital y otros pueblos del interior cambiaron por siempre..
En su triste relato, este señor me comento que en la época ,el y su compañero fueron denunciados, por actividades en contra de la revolución, la homosexualidad fue, y todavía es castigada en la cuba de Fidel con la muerte.
Su relato fue de sus últimos días en Cuba: la odisea de tratar de ocultarse y tratar de llegar a una de las embajadas para pedir refugio.
En varias ocasiones ambos, el y su compañero, se encontraron a pocos metros de la embajada americana, pero la fuerte presencia de personal paramilitar los persuadió de llegar a la misma. Horas se convirtieron en días de zozobra, terror y miedo, no hubo a quien recorrer por ayuda, todos sus amigos escaparon, estaban ante la misma situación, o fueron ejecutados.
Sus ropas de diseñadores europeos las daban a cambio de comida, los rolexs y guccis cambiados por una noche escondidos en el sótano de una de las casa de las afueras de la habana. Cinco días pasaron y fueron apresados tratando de ingresar a la embajada de chile, a pocos pasos de la entrada, una patrulla de fidelistas, les apreso. Luego de ser trasladados a una escuela con funciones de cárcel, y saber que existia orden de aprensión para ambos. Fueron separados e interrogados de sus actividades en el viejo gobierno del caído dictador, y sus actividades anticastro,
Les interrogaron por dos días consecutivos sin dormir, comer o beber agua. El interrogatorio fue acompanado de varias palizas y choques electricos en los testiculos y el miembro masculino, con unas cuantas inyecciones de ammonia en las rodillas, para impedir un intento de escape.
La mañana tropical era, caliente ,con una ligera brisa del mar y el sol, el inclemente sol del trópico, cielos claros sin nubes , las aves cantaban en el parque. Un grupo de niños jugaban cuando el pelotón se acerco a la plazoleta principal, los niños se escondieron las aves no cantaban mas, solo el silencio sepulcral y el ruido de las armas cuando eran cargadas. Varios ciudadanos se acercaron y pidieron clemencia al jefe del paredón, al cual este les respondió que ellos pudieren correr la misma suerte por sus actividades en contra de la revolución de Fidel, sino se callaban. Alguien protesto y comenzó a gritar que nosotros éramos parte de una de las brigadas de la capital que ayudo a la toma de la capital.
Mi compañero y yo nos miramos, al mismo tiempo le empujaron al frente del paredón, nuestros miradas nunca perdieron el contacto, yo le tire un beso. El me respondió con otro al tiempo que una voz ordenaba fuego, las balas les impactaron en todo su cuerpo , su ultimo pedido fue que le dejaran darme un beso, pero le fue negado, entonces pidió que no le dispararan al rostro, cosa que los ejecutores cumplieron.
Su cadáver no tocaba el suelo cuando me empezaron a empujar al frente. La multitud crecía y los gritos del señor que decía reconocernos como parte de un grupo fidelista en la capital, el ulular de las voces se convirtió en gritos en demanda de mi liberación e inocencia.
El líder del grupo noto que la situación estaba tomando un rumbo fuera de su control y opto por liberarme.
Yo camine hacia el cuerpo abatido de José. No quería dejarle pero la multitud me urgió a irme de inmediato en caso de que el jefe del pelotón cambiara de opinión.
Mis ropas llenas de sangre, mis ojos con lagrimas me acerque a su rostro y le di mi ultimo beso en los labios, tratando de darle la vida que ya carecían. Sentí como me levantaron varias manos apresuradas y me empujaron hacia una de las callejuelas de la habana. Siempre volvía mi rostro para ver el cuerpo sin vida de mi compañero, mientras corría, apresurado por algunos de los que presenciaron la ejecución en el parque.
La semana siguiente, me encontré en una balsa en medio del océano, cuando un barco pesquero me recogió a mi y varios mas y nos condujo a la ciudad de Miami.
Hoy resido en Fort Lauradale, casi 50 anos después de mi odisea para llegar a este país, cuando vengo a la playa y miro hacia el horizonte mis viejos ojos me engañan y veo la silueta de mi bella isla, aunque se que lógicamente esto no es posible.
Su rostro cambia, ante la añoranza de que algún día no muy lejano estará de nuevo con José en su cuba vieja. Y nada ni nadie podrá separarlos de nuevo, auque Fidel se oponga.
El señor dio media vuelta y se marcho, mis ojos le siguieron hasta que desapareció en la multitud,
Nunca supe su nombre, pero su dolor refleja a miles de vidas truncadas por el sueno de libertad vendido por Fidel y la traición de este a sus compatriotas y seguidores.
Yo, mire de nuevo al mar y con asombro descubrí que yo también podía ver la silueta de la isla en el horizonte.
PS. En memoria de cientos de cubanos que murieron o fueron encarcelados por ser homosexuales en “la cuba libre de Fidel”

Texto agregado el 09-09-2005, y leído por 96 visitantes. (0 votos)


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