Empezaban a asomar los primeros rayos de sol del día.
Pi pi pi pi, pi pi pi pi, las 7h. sonó el despertador como cada día laborable solía hacer a esa hora.
Alba lo paró, todavía con los ojos cerrados.
Se tomaba cinco minutos antes de levantarse, estiraba los brazos, se desperezaba y se ponía en pie.
Se colocaba las zapatillas, y se dirigía a la cocina.
Se levantaba muy cansada, como si no hubiera pegado ojo en toda la noche.
Preparaba su vaso de leche con cerales y el café.
Le gustaba desayunar delante del televisor viendo las noticias.
Cuando ya había tomado su café, y fumado su cigarro, se dirigía al baño.
Aquella ducha de buena mañana, era lo mejor del día, y le ayudaba a despertarse, porque hasta ese momento, seguía dormida.
Antes de salir de casa, simepre iba a despertarle.
Abría la puerta de la habitación, y con voz muy dulce le decía:
-Cariño que ya me voy, levántate que ya es la hora.
Le lanzaba un beso, y se iba.
El autobús, como siempre, llegaba tarde y repleto de gente. Unos olían mal, otros se le arrimaban demasiado.
Llegaba a la oficina y se preparaba para pasar allí las próximas ocho horas.
Trabajaba de secretaria en una empresa de informática.
Al salir, solí hacer la compra, le gustaba hacerla diaria.
Llegaba a casa siempre antes que él, ya que su jornada era más corta, y salía antes.
Si tenía tiempo, le gustaba sentarse en su sillón a leer un rato.
Si él llegaba antes que ella, venía tan cansado que ni hablaba. Pero la gran mayoría de veces ella preparaba la cena para los dos, y después de estar un rato esperándolo, acababa cenando sola.
Casi siempre se acostaba, y se quedaba dosrmida, y nunca le oía llegar y meterse en la cama.
La verdad es que no se veían.
Aquel día, era jueves, y pensó que después de toda la semana sin verse podrían comer juntos.
Le llamóa al móvil.
Otra vez el dichoso contestador.
-Cariño que soy yo, llamaba por si te iba bien que comiéramos juntos, pero ya veo que debes estar reunido. Llámame cuando puedas. Un beso.
Comió sola. No la llamó. Era la desventaja de estar casada con alguien que ocupaba un cargo importante.
Ese fin de semana, el tenía que hacer un viaje de negocios. Otra vez sola.
Y así pasaban los dias.
Se acercaban las vacaciones, y Alba tenía ganas de hacer un viaje, los dos juntos y a solas durante unos dias, tenía muchas ganas.
Sonó su móvil, su amiga Anna.
-Hola Alba ¿Qué tal? Que hemos quedado esta tarde para tomar un café, y hemos pensado que podrías venir, hace mucho que no nos vemos, desde...
-No puedo, le cortó Alba, esta tarde tengo que pasarme por la agencia de viajes, quiero ver las ofertas.
-Bueno, pues a ver si nos haces un hueco y nos vemos pronto.
-Vale, lo intentaré, da recuerdos.
Después de ver varias ofertas, se decidió por un viaje a Roma, siempre había querido ir, le parecía una ciudad tan romántica. Reservó dos billetes, él le había dado carta blanca para que ella decidiera, como casi siempre.
Le llamó. Contestador.
-Hola que soy yo, quería decirte que ya he reservado los billetes, he elegido Roma, dicen que es tan bonita. Bueno nos vemos luego.
Pero pasó otra noche, y volvió a cenar sola, y se acostó.
Y más días...
Era sábado, Alba limpiaba sin apenas hacer ruido para no despertarle, la noche anterior tampoco le había oido llegar.
Sonó el móvil.
-Anna ¿Qué tal?
-Hola Alba, que estoy aquí con Helena, y nos vamos de compras. ¿Por qué no te apuntas?.
-No, no puedo, estoy limpiando, que tengo la csa hehca un asco. Otro día ¿vale?.
-A ver si es verdad, que últimamente, no se te ve el pelo.
-Lo prometo. Ciao.
Colgó.
-¿Oye Helena?, dijo Anna. ¿Tú crees que Alba ha superado que su marido la abandonara?.