Bajando por las entrañas semi-silenciosas del ser, donde poco se escucha (mas que la citara hipnótica de la esencia), encontré un pez hindú que me dijo:
"¿Donde pretendes llegar?"
Cogi una piedra colorida y la lancé al agua cristalina de alma donde nadaba
"No se"- respondí segura- "pero pronto llegare donde tenga que llegar"
"¿El destino es el fin?"- pregunto haciendo glu glu
"El fin es el destino, pececito flamígero"
Y lo vi alejarse de mi, por las turbulentas aguas de humanidad que corrían en los capilares fusiformes, verdes, dulces, dorados... extasiados...

El camino es largo... pero seguir avanzando es la solución...