Me parece que se nos acabó la dictadura.

Mientras el anciano dictador no puede salir ni a la esquina (una porque su cuerpo se convirtió en cárcel y otra porque las leyes se lo impiden), en las calles y colegios de Chile los estudiantes secundarios piden una mejor calidad de educación, una verdadera educación pública y el derecho a dar la PSU por el sólo hecho de ser estudiantes.

A lo que iba con la frase del inicio es que a nosotros, los nacidos en la década del ochenta (qué década en nuestro país) nos vendieron muchas pomadas y cuentos sobre el futuro y el siglo XXI. Adornaban nuestras salas con computadores y mesones de trabajo en las aulas de tecnología y nos seguían hablando sobre el futuro.

Lo que pasa es que a esta nueva generación, que por cierto tiene los mismos años de la pseudodemocracia que tenemos, no le vienen con viejos cuentos chinos. Y que pase en un país de obsesivos-retentivos anales como es nuestro país es un avance de muchísima importancia.

Sigan adelante cabros, no sean tan huevones como nosotros.

Eso no más.