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Inicio / Cuenteros Locales / mactub20 / Crónicas del deseo (Quinta parte)

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Llovía muy fuerte, sin embargo, salió tras de mí, le pedí que me soltara, le dije que se fuera, que me dejara solo... todo fue inútil, me presionó como siempre contra su cuerpo... la lluvia cesó y volvimos a casa, preparó café, lo bebimos juntos, hablamos largo y tendido, al final dejó su taza sobre una pequeña mesa, se levantó, me dio un beso en la mejilla y me dijo adiós...
Fue la última vez en mucho tiempo que vería a mi artista ¿Estaba enamorado de él? Realmente no, entre él y yo había lazos demasiado hermosos, pero ninguno de ellos tenía nudo en el corazón ¿Lo recordaba? Sí lo hacía, con mucho cariño de hecho, incluso observaba aquellos cuadros que había hecho para mí... Estaba estable de nuevo.

Días más tarde, mientras redactaba un trabajo en un ciber cercano a mi cuarto, entré en "cyber-contacto" con un joven de 27 años, muy simpático y formal, quedamos de vernos algunos días después y así pasó. Él era graduado de la facultad de leyes, entre nosotros se dio una comunicación muy especial, nos pasábamos horas enteras hablando de temas que para muchos resultarían de poco interés, jugábamos a adivinar los pensamientos del otro, él siempre ganaba...
Un día, entre juegos y el contacto de nuestros cuerpos comenzó a encenderse la pasión, lo sentí al notar lo acelerado que latía su corazón, en la nueva forma que tocaba mi cuerpo y cuando por fin, después de mucho tiempo, tocó mis labios...
Desnudé su cuerpo disfrutando cada instante, como si en cada mínima parte del cuerpo encontrara sus palabras, sus bromas, nuestros juegos...Todo. Y me hizo suyo, me hizo suyo entre besos y caricias, entre palabras dulces y movimientos suaves, después quedamos dormidos.
Desperté primero y lo observé dormir, parecía un niño, un niño grande con expresión de felicidad en el rostro, la mía era de confusión. Cuando despertó me sonrió, me tomó de los brazos y me abrazó a su cuerpo, pusimos música y nos quedamos recostados el resto de día, sólo salíamos dos veces del cuarto, la primera para tomar un baño y la segundo para conseguir provisiones y continuar invernando... Olvidamos nuestros nombres y de esta forma nos inventamos unos nuevos, el suyo era Gelato y el mío Cuore.
Mis encuentros con Gelato eran más esporádicos que los anteriores con el artista, él tenía un trabajo que lo absorbía en todos los aspectos, algunas veces estaba demasiado cansado, llegaba, se recostaba, dormía profundamente y no despertaba sino hasta el siguiente día para irse al trabajo; ¿Yo? Yo disfrutaba viéndolo dormir, se volvió hábito personal, mi pasión oculta, me hipnotizaba su rostro de niño, se veía tan indefenso, tan inocente, me parecía increíble pensar que ese ángel dormido podía hacerme el amor con la pasión de un demonio, besaba con dulzura, pero amaba con placer…

Algunas veces, regularmente los fines de semana, llevaba pizza y papas con queso, comíamos abrazados, uno en la boca del otro, veíamos la tele, caricaturas sobre todo, y se dormía en mis brazos. Algunos pudieran pesar que nuestra relación era enfermiza, inclusive yo lo pensé así, sin embargo, éramos como un barco a la deriva, no sabíamos a donde nos llevarían nuestros besos, caricias y aquellos desbordes de pasión, nos dedicábamos a vivirlos sin protestar, los disfrutábamos y escondíamos del mundo… Muchas veces llegué a creer que habíamos creado un mundo sólo de dos, más tarde descubriría que uno lo dejaría a la deriva ¿Quién sería? Aún no lo sé…

Los meses pasaron y nosotros seguíamos como el primer día, hablando de las mismas cosas, no había discusiones ni peleas, era como la relación perfecta, la ideal… Tal vez fue esto mismo lo que me hizo temer.
Y una noche, justo después de hacer el amor, me miró a los ojos y me dijo “Te amo”. Me quedé callado, bajé la mirada, y el tomó mi mentón entre sus manos, volvió a elevar mi rostro a la altura del suyo, me besó y me dio las buenas noches…
Sabía que al siguiente día exigiría una respuesta de mi parte, si yo hubiera sido el que dijo “te amo” seguramente esperaría lo mismo. Así que me tendí en un profundo sueño y por primera vez en todo aquel tiempo él fue el primero en despertar.
No supe qué paso en aquellos minutos de diferencia entre su despertar y el mío, no mencionó nada al respecto, no me obligo a despertar y cuando por fin lo hice, no esperaba ninguna respuesta, había hecho café, me ofreció un poco y me habló del clima, dijo que había estado lloviendo toda la noche, yo seguía sin hablar, escuchaba atento todos los detalles que me daba de la noche anterior, de esta forma me di cuenta que no durmió, que veló mis sueños esperando una respuestas, una respuesta que no le di, que no le he dado, que no le daré.
Se vistió y se fue al trabajo. A mi mente vinieron recuerdos de mi primer amor, de aquel motel, de aquella rosa, de aquel primer beso perpetuo, todo vino a mí… Y esta vez no se fue, siguió en mi mente recordándome tantos detalles tantas caricias… Unos cuantos minutos después Gelato regresó, me miró de nuevo a los ojos, me besó con pasión y respondí de inmediato, me desnudó con desesperación, tocaba mi cuerpo con deseo y me hizo suyo como nunca nadie lo había hecho, sentí en sus besos miedo a perderme y yo con los míos le daba la seguridad de que no lo haría. Volví a dormir, y al despertar encontré una pequeña nota junto con un escapulario a lado de mi cama, leí la nota...

Texto agregado el 09-08-2006, y leído por 215 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
12-08-2006 Tú sigue escribiendo aunque no te digan nada. ***** Te diré que si deseas lee a mis amigas preferidas como es gmagdalena y gadeira. Ellas te darán su consejo poetaloco
 
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