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...En ese momento se dio cuenta que aquel amigo, ese compañero de los últimos años, había cumplido su misión exitosamente y con creces.
En ese momento analizó todos esos pequeños detalles que tenían algo en común, de los que casi se iba dando cuenta en el instante en que iban ocurriendo, pero que no logró asociarlos en ese momento. Recién en ese entonces vio una imagen que era tan nítida como explicita, y con una idea clara: vio una rueda y la vio en la antigüedad, era una rueda fenicia, y vio también enseguida otra imagen, era una serpiente mordiéndose la cola, entonces su cabeza trabajó al máximo y no pudo cranear otra idea mas compleja que: "ya se está cumpliendo el ciclo", pero no el de él, sino el de su amistad con aquella persona, notó que se estaban distanciando demasiado para ser amigos, pues ya había experimentado que la distancia mata la amistad. Y noto de inmediato un frío en su interior, él no quería esa separación pero se hacía totalmente necesaria, además notó que no sería fácil distanciarse, pero debía hacerlo, de lo contrario iría retrocediendo en su más secreto crecimiento espiritual.
Ahora debía pensar mucho, y era lo que más le agotaba, y buscar el método de hacer la separación lo mas sigilosamente posible ya que esa era su primera intención. Pero era evidente que mientras más sigilosa se hace una cosa, es mas vociferado y más visible de lo que se cree, de tal manera que prefirió omitir esos pensamientos de concretar planes en secreto.
Pensó que reflexionando encontraría la mejor solución, pues reflexionando, le había dicho su maestro que se consigue la mayor amplitud espiritual y el alma puede respirar libremente.
Reflexiono pero se agoto y se quedó dormido en aquella silla fría y metálica en que yacía. Pero su sueño, lo que soñó mientras dormía, no fue menos importante o útil para su situación, en ese sueño logró precisar la respuesta. Soñó que iba en un tren, y que el tren se detenía cada vez que él miraba por las ventanas, cuando volvía la vista hacia adelante, la locomotora, comenzaba nuevamente su marcha, sin señales de algo extraño, sólo que cuando pasaba algún rato corto empezaba a bajar la velocidad, entonces antes de que esta se detuviera y sin pensarlo mucho, se lanzó por la parte trasera del último vagón, pasó entre toda la gente para llegar a ese lugar, pero no le importó, pues nunca supo en realidad si la gente lo tomo en cuenta (porque no estaba atenta a lo que pasara, ya que llevaban ya a esas alturas del viaje conversaciones muy amenas y avanzadas) o si lo distinguieron, porque él no los consideró siquiera vivos tampoco, lo que llevó supuestamente al desinterés recíproco, cual ley simétrica matemática. O simplemente porque era un sueño y en realidad eso no tiene importancia.
Cualquiera de estas posibilidades que resultara cierta, él llegó hasta el final del tren y solo pudo hacer una cosa, saltar, aunque esta reacción no fue conciente, mas bien instintiva, lo cual es característico en los sueños: Su caída en los rieles duros y aun miedosos por el paso del tren fue muy lenta. Durante su caída pudo ver como florecía una flor, a partir de un simple botón; pudo observar con lujo de detalles como iba descubriendo su sonriente carita una flor blanca y tierna, junto a eso, antes o posterior, en realidad eso no importa, pudo observar como un vaso de cristal caía desde la altura máxima de una vitrina, en un piso de cemento, pero sin hacer sonido alguno. Solamente le llamó la atención una cosa, que los trozos de cristal cortantes, pasaban a romper a la flor recién florecida, dejando caer un jugo vegetal, aromático, con olor a selva y a sexo de mujer al mismo tiempo, pero la flor al instante se reconstruía, tal y como un efecto de retroceso cinematográfico.
Todo esto veía mientras caía del último vagón, en imágenes extremadamente lentas y con un sonido inexistente, un silencio ensordecedor que más que molestarle o agradarle lo mantenía en suspensión en el tiempo y en el aire. Casi instantáneamente después cae precipitosamente a los durmientes tibios con bosques de pasto e insectos, a una velocidad que lo asustó de tal modo, que incluso olvidó el golpe en la cabeza que se dio contra uno de los rieles. Intenta levantarse y con extrañeza para él, lo consigue, luego corre sin saber por qué ni hacia donde, pero nota que intenta subirse en otro tren, y que va en una dirección distinta, un tren que va más rápido, lo que le dificulta la incorporación al mismo. Con gran esfuerzo lo consigue, era un vagón que cargaba flores, “seguramente a alguna florería de Bogotá debe ir”, pensó hacia sí. Inspirando ese aroma a pétalos frescos recordó, pero con cariño, el cementerio donde solía ir a llorar. Se alejó en una subida que se perdía en algodones altos, donde el tren desaparecía poco a poco.

Despertó sudando bajo los árboles frutales del patio de la casa de su tía, y repentinamente sintió la brisa fría de las 6:25 de la tarde, y se quedó pensando acerca de aquel sueño que había sido largo para haber dormido tan sólo 5 minutos, pero provechoso. Ese día no comió más hasta la mañana siguiente, donde amaneció de espaldas a la cama, mirando el techo antes que llegara el alba...

FIN

Texto agregado el 29-01-2004, y leído por 266 visitantes. (0 votos)


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