CANCIÓN 4:

Hay un hilo invisible que
teje la madeja
del afecto fraternal,
fina seda melocotón,
acariciando el corazón...

Hay un velo de Luna
sólo palpable
al párpado abierto,
que sufriendo
consiguió mutar...

Hay un lago infinito
que moja mágicamente
al que se atrevió,
en peligro de hundirse,
valiente a la inmersión...

Sí, hay y la siento viviente
una poderosa vibración,
música de las esferas,
que nos habla del amor,
nos regala tranquila amistad,
profunda paz,
apasionante conversación,
desapego en la posesión...

Y hay en todo ello,
un común denominador:
La Sophía griega
como amante adicción.


CANCIÓN 5:

Resuena tu carcajada,
carcajada, carcajada, cascada,
caliente y dorada...

El eco de la luz primaveral,
la fuerza y la vida del amor naciente,
salvaje, primario y ancestral...

Te acercas a los cuatro años,
alegría sin par,
terco, fuerte, dulce, tierno,
y lleno de bondad...

Que los Dioses te premien
llevándote por su sendero siempre,
por el despertar a más,
que oigas siempre tu risa,
tu carcajada universal,
amenudo yo te oiga,
aquí y allá...
Así, despacio, en el silencio
de la verdad y la inocencia,
de la consciencia,
navegando en la vida,
en su tormenta,
o en la calma del gozar.


CANCIÓN 6:

Sube y baja la marea: Sentír...
Pleamar intensa últimamente, en mi mente.
Suenan músicas mil,
imágenes multicolor deslumbrantes,
al exterior, contrastes fulgurantes,
reverbera la vida en mil instantes.

Placer al ver los ojos,voces, nubes,
vientos del invierno que se acerca...
¡Corro detrás de una sonrisa,
cascabel que agita mi eléctrico interior!

Bailo al compás
de las mil estrellas diurnas,
mezclando tonos y timbres,
componiendo la armonía del Sol...

Vuelvo a las calles de la felicidad,
donde se respira hondo y blanco,
subo y bajo su pueblo antigüo,
antigüas y actuales, estrechas calles,
y al fondo, siempre la Mar.

Aparece luego la playa de la cordialidad,
donde sólo existe el presente,
y aquí está la nueva eternidad,
hacia arriba cielos y rascacielos,
besando el nostrum Mar.

Veo brillar el ónix y el nácar,
Suspira la espuma de mi pleamar,
sentír, sentír,
gira y gira la rueda vital.


CANCIÓN 7:

Inquieta y fugaz,
cual cometa sorprendente,
vienes y vas,
como una niebla al instante.

Te palpo un hondo penar,
detrás del verbo alegre,
y en tus verdes luces al suspirar,
tormentas, brisas sonrientes,
mezcladas con vientos y torrentes.

Miedos al arriesgar,
y todavía esperanzas fuertes,
decisión en el exterior,
frágil en la soledad de tu suerte.

Me muestras tus manos heridas,
y las acarício por su curación;
las veo a lo lejos,
suaves, alargadas,
temblando del frio en las madrugadas.

Y les mando una bendición,
de pétalos en flor...
Las noto reverdecer,
al contacto con las mías,
como un ungüento entreverado,
que regalate quisiera,
para calmar tu sed
de tanta primavera.